No
tiene fechas. Ni días, porque la recuperación de Juan Luis Ambel es mental. «La física es menos importante«,
asegura el novillero. Fue en la pasada Feria de San Fermín cuando un maldito
corte se interpuso en el camino embalado de su temporada, «pero eso no importa«,
asegura alegre el joven, «porque primero me sentí afortunado por tener
mano, luego me ilusioné porque podía levantarla, poco después podía coger los
trastos (y eso era acojonante -señala); ahora estoy feliz porque puedo torear«.
Hablarle
de esta temporada es hablar de calma con Juan. Sabe lo que dice. El tiempo
parece haberle imprimido el poso que el cansado día a día de la temporada lleva
consigo. Tras la gravísima lesión con la que tuvo que cortar temporada, se
enfrentas ahora a una nueva campaña, una nueva ilusión. «No considero que ésta
deba ser la definitiva. El ritmo lo tiene que marcar la mano. Según vaya
evolucionando ella se verá todo. Depende de muchas circunstancias, ojalá y se
reúnan todas esta temporada, porque creo que después del calvario, este año se
presenta bonito«, señala Juan Luis.
Olivenza
es una gran baza para empezar temporada. Su tierra, su gente y una de las
primeras Ferias del año esperan a Juan con ganas de volver a verlo torear. «Desde
luego. Es la plaza que me lo ha dado todo desde el principio, desde que fui sin
tener absolutamente nada. Me abrió las puertas de Valencia, Sevilla, Pamplona o
Badajoz. Este año también vamos sin tener absolutamente nada, vamos con más
independencia si cabe que la última vez en la que debuté. También vamos sin la
técnica que antes tenía, pues he estado ocho meses sin torear, pero estoy muy
feliz de poder reaparecer allí.
Recuperarse
físicamente implica, antes, una efectiva recuperación mental. Que se lo
pregunten a alguien que tenía una temporada completa acartelada, estaba en el
camino de conseguir su sueño y la sangre se interpuso en el camino. Pero la
Fiesta lo está esperando. «Es más importante la mental que la física.
Todavía hay ciertas lagunas para poder superar ciertas cosas que durante este
tiempo se me han ido acumulando. No es fácil poder asimilar una circunstancia
como la mía», señala Ambel.
Hablo
de Madrid y Sevilla y le importan menos que la recuperación total a Posada,
porque sabe que lo importante es poder volver a torear. «La
duda, al principio, estaba en si iba a volver a tener mano, luego en si podría
levantarla y después en si podría coger los trastos para torear. Al principio
no estaba en lo positivo sino en lo negativo; es un auténtico milagro reaparecer.
Madrid, Sevilla y Valencia me están esperando y yo a ellas, porque estoy
esperando volver a esas plazas para crecerme, para sentirme torero de
nuevo».
No hablamos
de preparación invernal en el campo: hay que hablar de preparación invernal
física. No ha debido ser fácil sobreponerse a las circunstancias de hibernar
sin toros. «El tiempo de recuperación ha sido duro. A parte de la dureza, del
dolor, que ha sido acojonante, no hay palabras para describir esto de la
evolución. El médico me daba un año para volver a torear, y cada vez que voy a las revisiones y ve la
mano dice que está como si ya hubiera pasado el año. Estaban alucinados, y eso
ha aligerado el proceso. Hace dos meses no podía coger un capote»
Sobre
la clave del triunfo en estos meses de parada, Juan habla de paciencia. Y de
humildad. Sabe que ha pasado un tiempo en el que la mente debía ser fuerte, y
afortunadamente lo ha superado. «Había que tener muchísima paciencia y mucha
humildad, esos son los dos valores en los que siempre he creído y en los que
sigo creyendo. Humildad para asimilar las cosas».
En
cuanto a las pretensiones de futuro de este año, Posada señala que «creo
que la clave de la temporada es el día a día. No tengo una fecha marcada, y el
día a día es hoy, es levantarme y entrenar muy duro, seguir luchando y
disfrutar muchísimo en Olivenza cuando llegue. También, por supuesto, pensar en
que Madrid y Sevilla llegarán, pero de momento no están. Está Olivenza y hay
que pensar en ella».