ENTREVISTA

Raúl Adrada: “En este momento del adiós dices: joder, qué bonito ha sido, pero qué rápido ha pasado todo…“


viernes 6 octubre, 2017

El subalterno Raúl Adrada pondrá fin a su carrera como hombre de luces en la próxima feria del Pilar de Zaragoza. Una lesión ocular agravada, producida por una cogida hace años, ha sido la culpable.

El subalterno Raúl Adrada pondrá fin a su carrera como hombre de luces en la próxima feria del Pilar de Zaragoza. Una lesión ocular agravada, producida por una cogida hace años, ha sido la culpable.

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO

El subalterno Raúl Adrada pondrá fin a su carrera como hombre de luces en la próxima feria del Pilar de Zaragoza. Una lesión ocular agravada, producida por una cogida hace años, ha hecho que tenga que dejar los ruedos. Hoy, Adrada es protagonista en Cultoro después de su adiós el pasado domingo en la plaza de toros de Las Ventas dentro del tercero de los Desafíos Ganaderos.

En primer lugar, Raúl, ¿qué te ha llevado a tomar esta decisión?

Es un problema visual. Cuando empezaba a torear siendo novillero, me produjo un novillo un desprendimiento de retina, donde perdí casi la totalidad de visión de un ojo. He estado toreando durante todo este tiempo con la visión parcial. Llega un momento, en el que transcurso de 24 años, el ojo está ya muy machacado y me veo obligado a tener que dejarlo.

¿Ha sido decisión médica?

Ha sido una decisión médica, porque yo pasé un tribunal médico y en cuanto me vieron cómo estaba de la vista, me dijeron que no podía seguir toreando.

¿Cómo fue esa despedida de Madrid?

Las tardes de Madrid siempre las afronta uno independientemente de la situación con la misma ilusión. Es una de las plazas que como profesional siempre me ha gustado más torear. Por la plaza, por su público, por su gente… me despedí en aquella feria de Otoño de hace catorce años debutando como hombre de luces con una corrida de Valdefresno.

¿Qué sensaciones te calaron del pasado domingo?

Cuando acaba la corrida y te vas, dices, joder, qué bonito ha sido todo, pero qué rápido se ha pasado.

¿Cómo ha sido tu trayectoria?

Mi padre era muy aficionado a los toros y empecé a ir con él a los toros. Un día le dije que quería ser torero, y en el año 86 me apunté a la escuela taurina de Madrid, debutando en un festival en el año 88. Debuté con caballos en el año 93, presentándome en Madrid con una novillada de Ojeda en el 98 y en el año 99 tomé la alternativa. A la vuelta de cuatro años decidí hacerme banderillero.

¿Con qué matadores has ido y qué recuerdos te llevas de ellos?

Con cada uno de ellos me llevo buenos recuerdos. Todos, cuando tú estás en un sector en el que quieres avanzar, te aportan. Todos los matadores me han aportado siempre muchas cosas. He toreado con muchos: Serafín Marín, Iván García, Luis Bolívar, Miguel Abellán, Luis Miguel Encabo, Ismael López, Castella, Fundi…

¿Con qué par o lidia te quedas?

Ha habido muchísimos pares de banderillas que mucha gente no se ha enterado y me quedo con ellos. Son de esfuerzo, de mérito, de dificultad, y otros más fáciles que a lo mejor a mí no me llenan tanto y al público sí.  Me quedo con uno a un toro de Cebada Gago en Zaragoza o grandes pares en plazas como Madrid, Valencia, Bilbao…

El aficionado y su reconocimiento supongo que te darán vida.

El aficionado que conoce tu trayectoria, te hace disfrutar.

¿Dónde será tu adiós?

Será en Zaragoza.