En Los Espartales tienen materia prima para Los Ángeles. Para Los Ángeles 2028. Ya saben, los Juegos Olímpicos. Con su antorcha, su pebetero, esa torre de Babel hecha serpiente multicolor en los desfiles y sus récords. Porque de récord fue lo de la ganadería extremeña hoy en Las Ventas. Hasta tres ejemplares saltaron al callejón con una facilidad pasmosa, incluso el último lo hizo tres veces y con los rejones de castigo puestos. Sobrados. Brincos olímpicos, marca de la casa, que condicionaron el
segundo festejo de rejones de la isidrada. Manso y muy desentendido, con alguna salvedad como el buen tercero o el noble tranco del quinto, el encierro convirtió en quimeras sus lidias.
Una exigencia máxima que obligó a Diego Ventura a mostrar galones, a demostrar la jerarquía de su condición de centauro de leyenda para arrancar el único trofeo de la tarde. Eso sí, la vigésima Puerta Grande en el Cónclave deberá esperar un poco más. Descuiden, llegará. Logicamente, la papeleta se mascullaba todavía más complicada para dos jinetes con un exiguo bagaje ya no sólo en Madrid, sino en el circuito de ferias. La realidad es que los dos resolvieron con capacidad. Tanto el confirmante Sebastián Fernández, al que se vio hábil en terrenos y técnica, como Duarte Fernandes, que expuso de lo lindo en sus dos toros. Se merecieron la repetición.
Oficio y entrega de Sebastián Fernández en una accidentada confirmación con el deslucido primero

Confirmaba esta tarde alternativa Sebastián Fernández después de recorrer la orografía española muy fajado por cosos de menor entidad, donde ha logrado destacar, generar ese ambiente necesario para llegar al cónclave -ese viejo orden hoy tan denostado- como la novedad de este San Isidro en los festejos a caballo. Tras la ceremonia, esperó al primero de Los Espartales en el quicio de chiqueros con la garrocha sobre “Lince”. No lució, porque el burel, salió barbeando con descaro hasta el punto de acabar saltando al callejón holgadamente. Fue complejo quitarle esas querencias al astado con los rejones de castigo, incluso pasó algún apuro en el sol el jinete nazarí. Logró sacarle de esos terrenos con “California”, protagonizando buenas batidas al pitón contrario, eso sí, con el toro ya muy parado en los medios. Desfondado y sin clase. Carrusel de cortas con “Junco” antes de clavar un rejón trasero y caído, que surtió efecto.
Galones de figura de Ventura, que arranca una oreja del poco colaborador segundo

También buscó el callejón el segundo, un “Murube” de Los Espartales más suelto de carnes y anovillado, que salió a su aire, desentendido. Lo paró en un palmo de terreno en los medios con “Guadalquivir” hasta encelarlo. Tiró del bayo “Nómada” para llevar cosida su embestida de costado con ajuste. Aunque marró inicialmente un par de veces en la batida, eso sí, siempre le otorgó todas las ventajas al toro. Éste tuvo poca movilidad y menos casta, tras una farpa citando muy en corto con “Nivaldo”, echó mano del sempiterno “Bronce” para colocar un par a dos manos sin la cabezada también citando en las cercanías. Muy jaleado. Las cortas, en una moneda, con “Brillante” terminaron de calentar al tendido y el rejonazo, de efecto fulminante, puso en su mano el primer trofeo de la tarde.
Duarte Fernandes marra con el acero una importante labor al bravo tercero

Más cuajado y algo montado, al buen tercero de Los Espartales se le atisbó mucha más fijeza y codicia ya de salida. Clavó dos rejones en lo alto Duarte Fernandes en el recibo con “Herón”, pero lo más destacado de su obra llegó con “El Dorado”. De punta a punta citó con el luminoso tordo atacando al pitón contrario en los terrenos del toro, que tuvo ritmo y duración. Buenas farpas. Como la siguiente, quebrando en la cara con “Mistral”, ligándole después hasta cuatro piruetas consecutivas con el bravo “Murube” haciendo hilo. Angostas de verdad. Entregaron al tendido, que jaleó también las cortas a lomos de “Aysper”. Labor de premio, sin embargo, apareció ese talón de Aquiles de los cavaleiros lusos que es el acero. Romo hoy también -cuatro pinchazos y descabello-, se esfumó el botín.
Ventura pincha otra labor importante ante un cuarto exigente y poco propicio

Largo y ensillado, acodado de pitones, el cuarto fune un toro de embestida algo dormida en los primeros compases de su lidia, defecto que trató de corregir dándole celo con “Querido” en una baldosa. Entonces, sacó Ventura a otro experto en ese menester, “Lío”. Veterano de su cuadra, caballo de leyenda, buscó aumentar su codicia dejándoselo llegar en los cites, retrocediendo, dando todas las ventajas al toro, para quebrar a milímetros. Farpas muy ceñidas, de enorme exposición. Había que dejarse llegar mucho siempre al toro. Como en su primero, quiso repetir el par a dos manos sin la cabezada sobre “Bronce” citando muy en corto, a un metro escaso, sin apenas margen, toda la carne en el asador, poniendo aquello que faltaba a su rival, pero marró. También con el rejón de muerte en varias ocasiones. La ansiada vigésima Puerta Grande tendrá que esperar.
Sebastián Fernández malogra con el acero una faena vistosa y jaleada al noble mansurrón quinto

Acapachado y bizco del pitón izquierdo, el quinto salió olisqueando los tableros, barbeó un mundo hasta conseguir saltar al callejón. Muy protestada esa mansedumbre en unos tendidos que parecieron no percatarse del buen tranco de un “Murube” que también tuvo ritmo y codicia. Tras desengañarle de sus querencias Sebastián Fernández llevándolo templado a la grupa con el bayo “Pan de oro”, clavó dos buenas farpas batiendo al pitón contrario aprovechando el son del mansurrón. Tanto las “levantadas” y piruetas con “Judío” como el carrusel de cortas junto a las tablas con “Junco” elevaron la intensidad en el tendido, pero el rejón de muerte encontró hueso una, dos, tres, hasta una decena de veces dilapidando su labor.
Imposible para un meritorio Duarte Fernandes con el remiso y brusco sexto

El último pupilo del empresario José Luis Iniesta fue un negro entrepelado que también tomó las de Villadiego al callejón. No una, sino dos veces. Tremenda la pericia del personal de toriles en la primera ocasión para evitar un percance, porque el de Los Espartales tenía a varias personas a merced tras el portón. Duarte Fernandes intentó voltear el caos y las dificultades de una lidia muy complicada, porque el astado, muy remiso y brusco, jamás tuvo fijeza en sus monturas. Muy complejo de sujetar. Pese a ello, dejó una farpa de tremenda exposición, quebrando de manera inverosímil a lomos de “Ilusión”. Ni un papelillo de fumar cabía entre toro y equino que, de hecho, fue llevado al momento por el luso al patio de cuadrillas, seguramente herido en los cuartos traseros. Cerró sobre “Aysper” con cortas antes de descordarlo en la suerte suprema.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Décimo novena de la Feria de San Isidro. Corrida de rejones. Lleno de no hay billetes.
Toros, reglamentariamente despuntados para rejones, de Los Espartales, El 1º, barbeando mucho, desfondado y parado pronto,El 2º, deslucido y con poca movilidad, bravo el 3º, 4º, de poco celo, hubo que llegarle mucho, noble y mansurrón el 5º y remiso y brusco el 6º
Diego Ventura, oreja y silencio
Sebastián Fernández, que confirmaba alternativa: silencio y silencio tras dos avisos
Duarte Fernandes, silencio tras aviso y silencio
FOTOGALERÍA: OLMEDO
