Entre las localidades madrileñas de Navalafuente y Cabanillas de la Sierra se encuentran las fincas ‘Los Vaenes’ y ‘Montealto’, explotaciones que dan cobijo a los machos y las hembras de esta ganadería formada en el año 2000 al amparo del artículo 5 bis b de los Estatutos, con 70 vacas y dos sementales de don Luis Algarra y El Ventorrillo. Una ganadería que con los pasos de los años se asentó en las principales ferias de novilladas y plazas como Valencia, Sevilla o Madrid en corridas de toros.
Gracias a los buenos mimbres adquiridos y al trabajo de todos estos años, Montealto se ha convertido en una marca respetada. Hoy conocemos en profundidad a su ganadero y vemos su camada para 2023, un año crucial para los criadores de bravo tras varios años marcados por la pandemia. 22 años de puro esfuerzo y sacrificio de un ganadero honesto y cabal, un hombre que tiene los pies en el suelo y que sabe el momento que vive actualmente la Fiesta.
Este año Agustín no tiene corridas como tal, pero sí animales sueltos para acudir a festejos en modalidad de corrida, concurso o desafío de ganaderías: «Toros no voy a dejar por la sencilla razón de que a mí las corridas de toros me pagan menos que las novilladas. Es de estar loco dejar una corrida«, nos comentaba el ganadero madrileño. Una camada, por tanto, que se sustenta en los festejos menores: «Tengo ocho novilladas y algún toro suelto».
Pero el no dejar corrida no supone que los cercados estén vacíos de toros, Agustín ha dejado un puñado de toros para cumplir con compromisos puntuales: «He dejado algún toro para la Copa Chenel, pero poco más, no quiero arriesgarme a que me los dejen colgados«. Una decisión mesurada y consensuada con los más cercanos, que saben que las cosas no están para tirar cohetes y más para ganaderías que no están en carteles de postín.
«Mi ilusión es dejar doce o catorce toros para lidiar una corrida entera en San Isidro, porque estoy seguro que en Madrid, si tengo la corrida, me la ponen. No sé lo que haré la temporada que viene. Si las cosas van mal y no vendo las novilladas, las dejaré para corridas de toros», acababa comentándonos Agustín Montes.