JAVIER
FERNÁNDEZ-CABALLERO
Ricardo
Torres es torero cabal, de recto camino y que no se deja amedrentar por las
propuestas fáciles. Así lo reconoce. Dice que podría haber toreado mucho más,
pero que empezó temporada en La Misericordia y terminará también en el mismo
escenario porque quiere los honorarios que todo torero merece. El maño, que
toreará la de Adolfo Martín junto a Paulita y Rafaelillo, se sincera con
CULTORO antes de pasear en el coso de Pignatelli.
«Llevo
una gran preparación física, pero sobre todo estoy muy preparado mentalmente
porque es Zaragoza, es mi tierra y la corrida exige mucho”, señala en
los días previos a su fuerte comparecencia. «Empecé en Zaragoza y voy a
terminar en Zaragoza. Voy por derecho. Siempre te llaman ofreciéndote cosas
indignas. Me han ofrecido torear mucho más, pero creo que un torero que sale a
jugarse la vida tiene que ser honrado en los despachos y no fastidiar a los
compañeros. Yo creo que en la espera estará la recompensa, lo importante es ser
feliz”.
Sobre
su intenso entrenamiento, añade que «lo estoy llevando a cabo muy fuerte, con
mucho toreo de salón. Aunque físicamente no soy un crío, soy más de torear y
torear de salón”. Ya son catorce los años de alternativa que goza
Ricardo, y el año pasado llegó una confirmación de alternativa en Las Ventas en
la que la espada le jugó una mala pasada. «Para mí ese día, y tras el del nacimiento de
mis hijos, fue el más importante de mi vida. Esos olés de Madrid te llegan muy
dentro. La pena fue la espada, porque pinché al toro, pero me quedo con la sensación
positiva que dejé”.
Ahora
haces el paseíllo con la corrida de Adolfo Martín, junto a Paulita y
Rafaelillo, dos compañeros y una ganadería de nivel. «El cartel es bonito. Somos dos
toreros de la tierra, que sumados a Rafaelillo, que ha cuajado una gran
temporada, se convierte en una terna atractiva”. Sobre la corrida,
comenta que «para mí es la mejor porque es la que hay. Sé que son toros
exigentes, más listos que otros, que aprenden enseguida y a los que hay que
hacerles las cosas muy despacio. No te tienen que ver fuera de tu camino, pero
humillan”.
Además,
rubrica sobre su tarde que «la vida me ha enseñado que una corrida ni va
a ser la primera ni la última. Puede ser la primera de muchas. Afronto Zaragoza
como una corrida muy importante para mí. Llevo trece años sin pisar la Feria
del Pilar, y esta será la segunda vez que toree en ella. Afronto la tarde con
muchísima ilusión. Me la tomo no como una tarde crucial, pero sí
importantísima”.