Juan Ripollés es uno de esos artistas por los que
Castellón se siente orgulloso. Antes de colgar sus cuadros
en la Drouand David, la misma que
había expuesto a Picasso y Chagall, fue
chatarrero y pintor de brocha gorda. Desde
su regreso a España, en los años sesenta, su taller es la naturaleza, y entre
ella, está el toreo. A sus 80 años, aún es así: pinta en la huerta de su casona
en la pequeña pedanía de Mas de Flors, en Castellón. Durante las últimas cinco décadas, sus
lienzos y grabados se han mostrado en las mejores galerías y museos de
Ámsterdam, Nueva York, Tokio o Beijing. Sus esculturas de gran formato han sido
instaladas en los parques y en las principales calles y plazas de Madrid,
Sevilla, Valencia, Lisboa, Venecia, Verona, Hertogenbosch o Beijing. Y defiende
sin complejos la tauromaquia: tanto, que es el encargado de la decoración de la
plaza de Castellón este sábado con motivo de la goyesca en homenaje a Enrique Ponce.
«El toreo es una expresión artística más. Yo entro en un estado de
emoción cuando el toreo de verdad me llega. He visto muchas generaciones de
toreros, pero me quedo cuando, de pequeño, vi torear a Manolete. Aquello fue
mágico «es
lo primero que dice a CULTORO. «Mi carrera siempre ha ido ligada al
toreo, al mundo de los toros. Siempre me he visto identificado con la cultura
del toro. Y no sólo la cultura del toro en la plaza, sino la cultura del toro
en la calle«, asegura el artista.
Sabe
que tiene en sus manos una gran responsabilidad porque toda la ciudad espera su
obra, aunque no tanta como la que su propia carrera implica. «He
convivido con mucha gente a lo largo de mi vida, pero con esto me siento en un ambiente
especial«, señala Ripollés.
Sobre la goyesca, comenta a CULTORO que «Goya es el más característico de los
pintores taurinos. Y el más importante. Fue el primero en realizar una obra
completa y seria sobre el toreo en su serie «Tauromaquia». Por
supuesto que es un ejemplo, alguna vez en tu carrera te fijas en él. El
grabado, que es el método pictórico más antiguo, lo realizó de forma perfecta
para mostrarnos la realidad del toreo de su época».
No le
sale una palabra sobre lo que se podrá ver este sábado en plena Magdalena. Es
cauto. «Aún no puedo adelantar nada, puesto que todo será una sorpresa de cara
a la corrida goyesca, sólo puedo decir que mi carrera se verá reflejada ahí. He
ido siempre ligado a la cultura del toro, y esto puede ser un conjunto mágico
para celebrar el aniversario de Enrique Ponce«. Sobre el de Chiva, su carrera y el
vigesimoquinto aniversario de su alternativa en el coso levantino, Ripollés sí
que adelante que «le haré un capote de paseo especial, para este aniversario de su
alternativa. Tampoco puedo adelantar cómo será, pero sí puedo decir que estoy
trabajando con ilusión en ello».
Es
entonces cuando abre su alma para contarnos su verdad sobre la tauromaquia: «Yo
veo vida en el toreo. Lo siento. Creo que la sociedad actual ha perdido el
sentido de la muerte, y la tauromaquia nos señala exactamente que la muerte
también es vida. Porque el toreo es vida», afirma Ripollés. Además, da un paso adelante, en su
opinión, sobre la lidia actual en el toreo.«Sobre
la lidia actual, hay muchas cosas en las que no comparto las opiniones de la
mayoría. Concibo el toreo como una lucha: una lucha personal del torero contra
una lucha animal, salvaje, que es la que representa el animal. Esa lucha es una
batalla justa, en la que el hombre debe mostrar su valor ante la fiera.
Considero que el animal tiene sus pros, ya que está armado, y el hombre
también. Por eso creo que, cuando el hombre pierde en el tercio de muerte las
oportunidades, ha perdido y el toro ha ganado. Creo que más de dos
oportunidades de entrar a matar es la victoria del toro».