Roca Rey dejó otra tarde autoritaria en su feudo navarro, pero empañada por el acero. Así hemos narrado sus faenas esta tarde:
Fuerte y musculado el colorado segundo, bajo y amplio de sienes. Muy serio. Roca Rey se echó de primeras el capote a la espalda, y el toro, aún sin ahormar, le tropezó las gaoneras y a poco se lo lleva por delante. Midió al toro en el peto y le principió faena de modo explosivo, de rodillas, con pases cambiados en los medios. Dio sitio y tiempo al toro, y con la muleta por delante, le exigió por abajo con la mano derecha en dos series de nota, la última finalizada con un pase de pecho casi circular después de cambiarse la muleta por la espalda. Por el lado zurdo el toro punteó el engaño pero aún así el peruano, aunque no pudo ligarlos, le robó varios naturales excelentes por reunión y remate. Finalizó entre los pitones y le hizo diabluras al de Jandilla con la autoridad que le caracteriza. Tardó el toro en doblar después de la estocada, hubo de usar el descabello, sonaron dos avisos y se esfumó el premio.
Amplio el quinto. Serio sin estridencias. Marcó querencia en los primeros tercios, tanto que lo picaron en chiqueros. Reservón en la muleta, le costó romper para delante. Apostó Roca Rey por él, le tuvo paciencia y fe, le esperó y tragó y logró hacerle romper para delante. Hasta le acabó exigiendo por abajo y sobre todo con la mano derecha dio consistencia a un trasteo que se quedó sin premio por sus reiterados fallos con el acero
