En una carta íntima, el torero Andrés Roca Rey comparte su deseo más personal tras el tiempo de introspección que ha experimentado durante la pandemia. De la incertidumbre y el caos, a la templanza más vívida que le ha aportado la soledad forzosa de este último par de años.
En un entorno único, en las playas gaditanas de Tarifa y con África observando desde la “barrera” la escena, el artista peruano conversa y comparte junto al astado de La Palmosilla unos momentos, que son aliento para los sentidos.
“Mi Soledad…
Si solo nací, si solo voy a morir, si solo me juego la vida…
Sólo quiero ser mi dueño.
Aquí, donde el viento me murmura,
donde el silencio y la brisa liberan a mi cordura; aquí, donde me recreo…
Aquí, quiero que mi alma sea libre para conversar conmigo.
Por eso, soledad, no te temo;
te necesito”.
Fdo. Andrés Roca Rey