Se estiró Roca Rey con el segundo, ganándole terreno, con torería y variedad, ganándose los «olé» del respetable. Después de que el animal pasara por el caballo, Roca Rey se dispuso desde los medios para realizar un ceñido quite. Con el toro en los medios, Roca Rey tomó la franela e inició la faena a pies juntos, con quietud, sin moverse, logrando un comienzo de intensidad y calado. Lo movió y se lo llevó a los medios mientras hacía algún que otro gesto con su rodilla. En aquellos terrenos eligió el pitón derecho para continuar, dejando el paso atrás y la muleta puesta para envolvérselo y cautivar a la plaza. Con un trazo largo y profundo trató de hacer las series, en las que también tuvo que limpiar el muletazo. La embestida se descomponía en la salía y punteaba el engaño, pero Roca Rey logró llevarlo con pulcritud. Al natural, entre pausas, aseguró el pase, sin deslucir, tocándolo con firmeza e insistencia. Continuó sobre el izquierdo, muy despacio y muy en largo. Buscó también la emoción y poco a poco se fue metiendo entre pitones, dejando algún que otro pase en redondo. Se la jugó en las distancias cortas, aguantando, algo que el público le reconoció. Se tiró con el acero con acierto.
Roca Rey bregó al quinto, rematándolo, aunque sin haberse podido estirar con el. Roca Rey se acercó con la muleta muy despacio, citándolo en la larga distancia, tratando de aprovechar la inercia. Se lo llevó a los medios tras aquel tanteo por ambos pitones y se dispuso sobre el derecho, en un tira y afloja con los pasos, las distancias y los tiempos. Poco a poco lo fue metiendo, imponiéndose en tandas breves, pero bien llevadas. Cambió al izquierdo, marcando con la ayuda y robándole algún que otro natural largo y profundo dotado de cierto gusto y con la continuidad del uno a uno. Lo metió y se hizo con aquella embestida al natural. Sin embargo, también los intentó por el derecho, pitón por el que tragó y aguantó acortando más distancias. Volvió a jugársela metiéndose entre pitones con un toro que cada vez se quedaba más parado. Metió la mano, dejando media estocada, suficiente para que el animal doblara.