EL AÑO DE...

El año de Roca Rey: el mandón de una temporada en la que ha arrasado en la taquilla y en el ruedo


viernes 25 octubre, 2024

Roca Rey ha consolidado su trono de mandón en un año en el que consiguió la segunda Puerta del Príncipe de Sevilla de su carrera y dio tardes para el recuerdo en Madrid (por dos veces), Pamplona (también con dos salidas a hombros), Bilbao, Bayona... : resumimos el año 2024 de Andrés Roca Rey.

Roca Rey
Roca Rey por la Puerta del Príncipe. Foto: Pagés

Andrés Roca Rey ha sido sin duda, un año más, el nombre de la temporada. Por sus triunfos y por los llenos. Un año donde únicamente los percances le han impedido sumar un número mayor de festejos en un 2024 donde alcanzó las 70 tardes. Concluyó su temporada europea el pasado 6 de octubre en la Monumental plaza de toros de Las Ventas en una tarde donde pagó con sangre su entrega.

Una arrolladora temporada europea que acabó con 129 orejas y tres rabos cortados, destacando su presencia en 22 cosos de primera categoría, 33 de segunda y 17 en ruedos de tercera. Un torero que se entretuvo en descerrajar la Puerta del Príncipe de Sevilla, la Puerta de Los Califas en Córdoba y un ramillete de puertas grandes en plazas de primera en suelo español como Valencia, Zaragoza, Pamplona (en dos ocasiones) y Málaga. Amén de esos triunfos paseó oreja en Madrid y rozó la salida en hombros en Bilbao tras una tarde de máxima figura.

Roca Rey
Roca Rey firmando autógrafos en Santander. © Jokin Niño

Su regularidad en cosos de segunda y tercera categoría también hizo que alcanzara unos números espectaculares en relación al corte de orejas. Olivenza, Castellón, Mérida, Jerez de la Frontera, Toledo, Aranjuez, Algeciras, Burgos, Santander, Huelva, El Puerto de Santa María, Valladolid, Salamanca… fueron otros de los muchos cosos en los que el diestro nacido al otro lado del charco dejó tardes de triunfo.

No obstante, la temporada de Roca Rey no se mide únicamente en esos triunfos y salida en hombros, sino también en afluencia de público, algo que se ha podido corroborar también esta campaña. Y un 2024 donde el diestro nacido en Lima pagó caro el peaje del triunfo, sufriendo Andrés percances que frenaron su interesante campaña, cerrando su temporada en Madrid en la cama de un hospital. Llamó la atención la dureza del aficionado hispalense en la corrida de Victorino, no así la intransigencia de un sector de la plaza de toros de Las Ventas que se pone de uñas cada tarde que trenza el paseíllo… y el torero sigue pegando fuerte en Madrid, uno de sus feudos a pesar de su dura exigencia de parte del tendido con él.

América y su salto al otro lado del charco durante la temporada

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Roca Rey en Manizales.

Cuatro fueron las plazas donde el peruano se anunció antes de su primer paseíllo en tierras españolas: Manizales (Colombia), León (México), La México (México) y Juriquilla (México), indultando en la primera de ellas un animal marcado a fuego con el hierro de Ernesto Gutiérrez. Luego vinieron sus dos tardes en Aguascalientes (México) allá por el mes de mayo, o su paseíllo en la norteña plaza de toros de Monterrey. Un salto en el que destacó su primera tarde en el coso hidrocálido con el corte de cuatro orejas y un rabo.

Valencia y su primer golpe en una plaza de primera

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Tras trenzar el paseíllo en plazas como Olivenza (dos tardes), Castellón e Illescas tocaba el turno de Valencia, coso donde pasearía una oreja de un animal de Victoriano del Río el 16 de marzo.

Tres se entretendría en cortar al día siguiente a toros marcados a fuego con la estrella de las cinco puntas pertenecientes al hierro extremeño de Jandilla. Una tarde en plena Feria de Fallas que narramos así:

De diciembre de 2019 era el segundo de la tarde, un toro con cuajo para esta plaza, enseñando las puntas al cielo y al que Roca Rey comenzó a lancear a pies juntos sin probaturas y luego, ya con el compás abierto, por verónicas hasta el mismo centro del anillo, en el que remató con una revolera. Auguró en varas tener buena condición el de Jandilla. Buena lidia de Antonio Manuel Punta. Al tendido brindó Andrés, que se echó de rodillas en el mismo centro del ruedo y se lo pasó en tres ocasiones por la espalda y, desde ese momento, toreó erguido, poniendo al tendido en pie. Las dos primeras series tuvieron el mismo clamor en el tendido como la rotundidad que Roca Rey ejecutó, aprovechando la calidad y la codicia del toro de Borja Domecq, que sacó su bravura y exigencia también en la tercera serie. Una quinta serie, en la que llevó embebido y muy largo al animal por la izquierda, fue de nuevo de auténtico clamor, con un toro a más y creciéndose en el castigo. Por ello se pidió el indulto con fuerza en el tendido cuando Roca Rey tomó el acero, pero el palco se negó a ello, sacando un aviso. Por ello, Roca Rey se tiró con el acero y dejó una media estocada agarrada que valió. La muerte del toro fue espectacular, en el mismo centro del ruedo por su bravura, sin querer huir. Dos orejas al torero y vuelta al ruedo en el arrastre al animal.

A portagayola saludó Roca Rey al sexto, un toro al que le recetó una larga cambiada en la puerta de chiqueros y luego varias verónicas que jadeó con fuerza el tendido, junto con la revolera. No era su toro anterior, pero sí la actitud anterior la de Andrés, que brindó el animal a Quique Dacosta y comenzó por estatuarios su faena, aguantando varias coladas del astado. A sones de “La Concha Flamenca”, y tras una diana floreada, fue construyendo una obra de plantas firmes, de toque valeroso y de gobierno a la embestida del animal, con chispa y nada fácil, pero con un fondo de calidad dentro que supo sacar el peruano. Y dejó series de mucho calado Roca Rey, que finalizó en cercanías y agarró una estocada casi entera efectiva. Una oreja más al esportón.

Su paso por Sevilla y segunda Puerta del Príncipe

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Andrés Roca Rey, en hombros en su segunda Puerta del Príncipe © Eduardo Porcuna

Previo a su paso por la Real Maestranza de Caballería, el peruano afrontó compromisos en plazas menores que le hicieron llegar rodado a uno de los carteles más importantes de año, un Domingo de Resurrección donde trenzó el paseíllo junto a Morante de la Puebla y Sebastián Castella ante los toros de la casa Matilla. Una oreja pasearía del tercero de la tarde volviendo al coso maestrante el 13 de abril para estoquear la corrida de Victorino Martín. Una tarde donde se le midió de forma severa con un lote de pocas opciones.

Como dice el refranero español, “a la tercera fue la vencida” y así fue. Tras rozar la salida en hombros durante la pasada Feria de Abril de 2023, por fin conseguía Andrés volver a descerrajar la Puerta del Príncipe en una tarde donde se anunciaba con dos espadas sevillanos como Juan Ortega y Pablo Aguado. Fue el Viernes de Farolillos y con la corrida de Victoriano del Río en una tarde donde la lluvia también hizo acto de presencia.

Un golpe sobre la mesa que narró toro a toro nuestro compañero Pablo López Rioboo y que plasmó de la siguiente manera en su crónica nuestro director Marco Antonio Hierro: Venía preparado el peruano para reconquistar uno de sus feudos, y no ayudó mucho la corrida de Victoriano del Río -una escalera impropia de la presentación de Sevilla-, pero sí lo suficiente para sacar cualidades con las que pudiera moldear su obra Andrés. Movilidad, para que pudiera iniciar trasteo Roca Rey de rodillas en los medios, con cambiados por la espalda y dos de pecho, ya de pie, de enorme trayecto hasta la hombrera contraria. Inercia, para que pudiese dar distancia Andrés y usar las arrancadas para empujar la voluntad del toro, que tenía calidad para entregarse en el trapo. Incluso cuando lo apretaba Andrés en un circular que transformaba en redondo completo con un cambio de mano oportuno. La Maestranza ya estaba en pie, pero necesitaba más. Dos naturales sueltos volaron macizos en una serie de ritmo menor, y hasta se llevó una voltereta por su entrega antes de entrar a matar. Eso dibujó un escenario de tendido a favor, pero el sopapo fulminante que recetó al estoquear tuvo la contundencia para llegar a las dos orejas.

Estaba sólo a una de lograr esa Puerta Grande por la que ya se habían ido Perera y Luque antes que él; esa debía llegar en el quinto, y llegó. De ahí la sonrisa de Roberto. Pero antes tuvo que arrear Andrés la brasa temperamental que fue el de Toros de Cortés, que ni humilló, ni tuvo clase ni fue un animal de calidad, ni falta que le hizo al peruano. Acudió, obedeció y se desplazó. Y con eso le bastó a Andrés para estructurar tras los estatuarios iniciales. Porque se abría el toro, y eso le vino bien para ligar metíéndolo en la vía sin dejar que parase. El arrimón final con un toro más descompuesto que bravo, con los pitones entre el pecho y la barriga, aseguraban el botín si no se marraba a espadas. Y la espada viajo tan certera que fulminó al de Victoriano. Otra oreja rotunda al esportón de Andrés y una sonrisa orejera al rostro del apoderado. Salían las cuentas.

Zaragoza y Córdoba, dos triunfos de peso antes de su paso por San Isidro

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Tras su segunda Puerta del Príncipe, Andrés no bajó el pistón de su temporada desorejando a un animal de Álvaro Núñez en Zaragoza y cortándole tres orejas a su lote de Domingo Hernández en Córdoba. Entre medias cortó una oreja en Ciudad Real, tres en Jerez de la Frontera y una en Nimes, amén de salir ovacionado en su tarde en Valladolid. Una serie de plazas donde el aficionado calibró el momento que pasaba el espada peruano.

Dos triunfos que le dejaron muy bien colocado de cara a un paso por San Isidro que nunca es sencillo para una figura del toreo como Andrés. Tiró de pulso y tacto para encauzar en su muleta la repetidora embestida del toro de Álvaro Núñez, un ejemplar con virtudes y buen son pero al que le faltó un punto mayor en su entrega. Las dos orejas fueron incontestables al igual las tres paseadas en el coso califal, una plaza que registró una de las mejores entradas desde hacía años, algo similar al coso aragonés por la Feria de San Jorge:

Andrés Roca Rey dejó verónicas de buen trazo de inicio y, muleta en mano, una obra marca de la casa, domeñando el tranco en series pulcras y poderosas de inicio, y luego metiéndose entre los pitones del de Domingo Hernández, extrayendo muletazos largos y profundos, sobre rodo con la mano derecha. Estocada sin puntilla. Oreja con fuerte petición de la segunda no atendida por el palco. En el sexto y último de la corrida, se desmonteraron Viruta y Paco Algaba tras un buen tercio de banderillas. Brindó Roca Rey al respetable y dejó una faena dominando de principio a fin con tandas de mano larga y baja, circulares y toreo de cercanías. Muy importante la obra de Roca Rey por ambos lados. Estocada sin puntilla y dos orejas de ley.

Roca Rey y un duro paso por San Isidro

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Roca Rey. © Luis Sánchez Olmedo

Dos eran las tardes que tenía cerradas Andrés Roca Rey en Madrid. El peruano optó por los hierros de El Conde de Mayalde y Victoriano del Río, dos ganaderías con sangre Domecq, pero ambas con unos toques que la hacían distintas al resto. En el caso del hierro toledano fue la rama Juan Pedro quien entró a refrescar a los Contreras que había en la casa, muestras que el madrileño, pese a introducir la sangre Atanasio en el segundo hierro de la casa, siempre ha dado claras señas de haberle venido muy bien ese goterón pese a la eliminación posterior de esa asangre.

«El 7 también embiste» titulaba Marco Antonio Hierro en su crónica del 24 de mayo. Hasta ahí había respetado el 7 a Andrés. Al menos, no se había puesto a gritar improperios un tendido acostumbrado a que se haga su voluntad. Por eso embiste con la cara suelta cuando le llevan la contraria, cuando ocurre algo que se escapa de su control o cuando, simplemente, se empeña en reventarle la faena al que no le entra por el ojito. Y ese es, sin duda, el peruano. Porque es el que más conoce el público, el que más gente atrae, el que más dinero cobra y el que menos necesita a la banda del tendido de sol. Por eso embisten los que no pueden hacer más. Y esta vez a Andrés pareció afectarle, porque no suele sentar bien que se metan con uno cuando está con dos pitones pasando muy cerca de su barriga. Y de ahí nació, sin duda, esa actitud distante e indolente que terminó con el tercer aviso sonando sobre el desplome del quinto. Me pregunto qué ocurriría si vamos al trabajo de alguno de los que hoy se cargaron de razones para vocear sin respeto al que estaba toreando y le gritamos: «¡Estás fuera!». «¡Sigues fuera!». «¡Fontaneroooooo: qué malo eres!». Esas embestidas son de animal orientado y sin nobleza.

Volvería el viernes 7 de junio en una tarde donde Borja Jiménez cortó una oreja de cada toro, De Justo dejó detalles caros y Roca Rey pechó con el peor lote. Festejo donde Roca Rey expuso ante la nobleza sin poder del tercero y se estrelló contra el manso de libro que cerró un festejo que contó con otro ‘No hay billetes’ desde horas antes del comienzo de una tarde que se llevó el espada de Espartinas.

Pamplona y su doble Puerta Grande

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Roca Rey en Pamplona © Emilio Méndez

El mes de junio sirvió para que Andrés toreara en cosos de segunda categoría entes de subir a un puerto de montaña como es Pamplona, una plaza donde el toro exige y el público es recíproco con la entrega de aquel que está en el ruedo. Tres orejas le cortaría a su lote de Fuente Ymbro el 10 de julio, cortando dos al encierro de Jandilla del viernes 12 de julio. Cuatro orejas en dos tardes que lo catapultaron a los puestos de honor de la Feria.

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“Pijotero” llevaba por nombre el segundo, número 43, castaño claro bragado de 525 kilos, nacido en diciembre de 2018, de mucha seriedad y primero del lote de Roca Rey. Poderoso en las verónicas el peruano, despaciosas algunas de ellas, ante un animal que metía bien la cara en el embroque. Fue presto el animal hacia el caballo de Sergio Molina, que picó en el sitio en la primera vara y la segunda fue ligera. Entró Tomás Rufo al quite por chicuelinas y le respondió Roca Rey por saltilleras, cantadas por el tendido. Tras el tercio de banderillas, brindó al tendido. Y toreó auténticamente a placer de rodillas Roca Rey en el inicio de faena, pasándoselo por la espalda con una suprema naturalidad y posteriormente en toreo en redondo, también de hinojos, incluso con el hombro caído. Una locura en la plaza. Le costaba humillar y daba un feo tornillazo al final del viaje el serísimo animal, pero poco le importó al peruano, que le dio fiesta al animal y logró momentos profundos por ambos lados con calado arriba. El final, en cercanías, fue también de suprema autoridad, antes de una estocada entera y le cortó las dos orejas. Cortaría otra oreja al quinto en una faena de sometimiento a media altura del quinto, ese al que mataría por arriba existiendo una petición de la segunda oreja que no fue finalmente concedida.

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Dos días más tarde el limeño paseó una oreja que debieron ser dos de su primero y otro apéndice del quinto. Así contamos su gran obra al segundo de la tarde.

«Pasota” se llamaba el segundo, número 18, negro bragado de capa, de 520 kilos, nacido en octubre de 2018 y primero de Roca Rey. A por todas salió el peruano, que se fue a la puerta de chiqueros y le dio una cambiada coreada por los tendidos a sones “Perú, Perú”. Le faltaba algo de fuerza al toro en el caballo, y también en el buen quite de Pablo Aguado a la verónica. Replicó Roca Rey por chicuelinas. Y emotivo fue luego el quite de Andrés: “Por esta fiesta tan bonita que no sabe ni de izquierdas ni de derechas. Por Perú, que es mi país, por España y por Su Majestad”. Se echó de rodillas y se cambió al toro por detrás y por delante en un inicio con mucho calado arriba, y luego domeñó y llevó largo y embebido al animal, alargando en todo momento su embestida. Tiró de toreo ortodoxo y también de efectista, con alguna arrucina, para componer una faena de compromiso. De noble y humilladora embestida también este segundo, y aunque justo de fuerzas tenía un fondo de bravura, por lo que tuvo que administrar con cabeza las series el joven, que dejó naturales de calidad en la última parte de la faena. Y se montó entre los pitones en el final de la faena, cuando el toro ya tenía menos recorrido, además de unos ayudados de epílogo de bello trazo. Dejó una estocada en lo alto, de la que tardó en caer, sacando fondo de bravo el animal. El palco concedió una oreja y le negó la segunda, pedida con fuerza.

Un verano cargado de triunfos

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Roca Rey sale a hombros de Santander. © Jokin Niño

Tras pisar el acelerador en una plaza como Pamplona vinieron compromisos de menor entidad en plazas de tercera categoría, cosos donde selló con triunfos tardes donde pareció acusar algo el esfuerzo de la temporada. Luego vinieron plazas como Santander, Huelva, Puerto de Santa María, Palma, Pontevedra, Huesca… esas donde el peruano paseó orejas y salió en hombros para el disfrute de todos aquellos aficionados que fueron a verle.

San Sebastián y Málaga fueros las plazas de primera donde actuó el peruano entes de su doble cita en Bilbao. Si en el coso Donostiarra no hubo suerte con los toros, en Málaga consiguió salir en volandas en un festejo que toreó en mano a mano con el malagueño Saúl Jiménez Fortes. Dos orejas paseó del cuarto y el sexto de sendos toros de Daniel Ruiz y Jandilla, saliendo ovacionado con el de Núñez del Cuvillo.

Bilbao: de la cicatería de Matías a la endeblez de los de Daniel Ruiz

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Los días 22 y 23 del mes de agosto estaban marcados en rojo para el aficionado, estas eran las dos tardes donde Andrés Roca Rey se anunciaba en el coso de Vista Alegre durante su ‘Semana Grande’. En la primera de ellas rozó la salida en hombros tras una gran faena a un ejemplar de Victoriano del Río, no teniendo opción alguna al día siguiente con los toros de la vacada manchega de Daniel Ruiz, hierro que debutaba esa tarde en Bilbao.

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Tras salir silenciado con el desclasado tercero, Andrés puso la sexta marcha en un segundo de su lote al que le realizó una de las faenas de la Feria. Incierto de inicio el sexto, toro alto y cuajado de Victoriano, al que cuidó de capote porque le faltaba fuerza, aunque auguraba buena condición en su viaje. Brindó al tendido y sin pensárselo dos veces se echó de rodillas para pasárselo por la espalda en un prólogo de mucho calado arriba. El desdén, de mucho gusto y largo. El tendido en pie. Tuvo que cuidar la falta de fuerza del toro, y dejó una serie por la mano derecha de suprema despaciosidad y calidad en el trazo de Andrés, cambiándose de mano la muleta en un cierre de tanda sublime. La música sonó. Dio pausas entre serie y serie claves para que el animal se recuperase, manejando bien los tiempos, y para finalizar un arrimón de órdago. A milímetros de los pitones, puso de nuevo al coso de Vista Alegre en pie, en un emocionante final de faena. Espada en mano, hay con el toro muy afligido, dejó una estocada un punto desprendida que tumbó al animal. Oreja con petición no atendida de dos.

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Pleno de Roca Rey en una Bayona rendida a sus pies

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Sumados una serie de festejos en varios puntos de nuestra piel de toro llegó el turno de Bayona, plaza donde se entretendría en pasear cuatro orejas del lote que le cupo en suerte con el hierro de Zacarías Moreno. Festejo donde la espada condicionó una tarde donde el público francés disfrutó con el concepto de una terna que abría el sevillano Juan Ortega y que cerraba el francés Adrien Selenc ‘Adriano’.

Buen recibo capotero por parte de Roca Rey al primero, abrochado dicho saludo con una muy buena media a pies juntos. Picó José Manuel Nogales ‘Quinta’ previo a un quite de Adriano por chicuelinas muy ajustadas abrochadas estas con una buena media. Replicó Roca capote a la espalda y terminó con una revolera para entusiasmo del público. Lidió Viruta y banderillearon Antonio Manuel Punta y Paquito Algaba, saludando ambos por su buena actuación con los palos. Al público brindó el Peruano que inició por estatutarios para ya en el centro del ruedo enganchar al de Zacarías con series de toreo en redondo. Poderoso y largo estuvo un Andrés que abrochó las series con pases de pecho de pitón a rabo. Toreó sin toro, le dio tiempos al animal para firmar tandas por ambas manos. Cinceló naturales largos y de mano baja dejándole siempre la muleta en la cara y quedándose colocado para el siguiente. Lo exprimió Roca por ese pitón y sonaron los oles y la música. Gran faena la del peruano, ese que acortaría distancias antes de irse a por la espada. Lo mato de una estocada entera en la suerte contraria. Dos orejas.

Con verónicas a pies juntos chicuelinas y media final recibió Roca Rey al quinto de la tarde. Al público volvió a brindar el peruano, que comenzaría faena sacándose a los medios para citarlo en largo y cambiárselo por la espalda hasta en tres ocasiones. Continuó con la diestra toreando en redondo en series de mano baja exigiendo al toro y domeñando su embestida. Siempre colocado para ligar y girando la embestida del toro. Muy buena la faena que realizó el peruano de principio a fin midiendo los tiempos en cada momento. Acabó en cercanías al su estilo encandilado la plaza. Se fue a por la espada, lo cuadró en la suerte contraria dejando una estocada hasta los gavilanes. Dos orejas.

Roca Rey cierra su temporada paseando una oreja en una tarde que paga con sangre en Madrid

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Roca Rey vivió en Madrid una de esas Tardes de soledad © Luis Sánchez Olmedo

Sin suerte en su paso por Sevilla durante la Feria de San Miguel, el objetivo del peruano estaba puesto en la tarde del 6 de octubre en la Monumental plaza de toros de Las Ventas, un festejo donde volvió a sufrir la intransigencia de un determinado tendido de la plaza pese a no ser esta una de sus mejores tardes en el coso venteño. Una oreja pasearía del segundo de la tarde, toro que le cornearía de gravedad impidiéndole salir a matar el quinto en una actuación que os contamos de la siguiente forma.

A nadie se le ocurre pensar que en el teatro, en el cine, en el circo o en el ballet, por poner algunos ejemplos, cuatro enaltecidos iracundos viertan su bilis sobre los artistas en forma de improperios. Eso en los espectáculos nombrados, donde los actuantes pueden molestarse o salirse de su papel; en la tauromaquia, donde se mata y se muere de verdad y la sangre no tiene truco, uno puede insultar, molestar, descentrar y hasta encabronar al que le pone los muslos al toro. Hoy hemos visto el resultado, se llame destino o casualidad. Porque te puede gustar más o menos el peruano Andrés, pero no sólo es el que más gente atrae -gente que piensa distinto de los exaltados-, también es un tipo que se asienta en el piso y no se le ve apurado jamás, méritos suficientes para tener el respeto ganado.

Aparte de eso, no fue hoy la mejor tarde de Roca Rey en Madrid. Pero, aún así, tuvo la enorme facilidad de pasarse por delante y por detrás, de rodillas y en pie, la embestida de un animal que, siendo profundo cuando lo daba, no perdonaba ni un error. Exigente, a la espera del error y certero cuando hirió, porque estaba Andrés, además, enterrado en la arena para tapar las bocazas. No le hubiera cortado nada a ese toro en Las Ventas, pero los gritos a destiempo que se habían desatado contra él puede que provocasen la cornada, pero seguro que detonaron el efecto rebote. Y le pusieron una oreja en la mano a Andrés. Aunque a qué precio…