En una tarde cargada de simbolismo, emociones y responsabilidad, Tomás Rufo volvió a dejar claro que su sitio está entre los grandes. Ayer, en la plaza de toros de Pamplona, el diestro de Toledo firmó una actuación sólida y templada ante un encierro de Álvaro Núñez, logrando cortar una oreja a cada uno de sus toros y salir por la puerta grande acompañado de Morante de la Puebla. Una imagen que quedará para siempre en la retina de la afición navarra… y en la suya.
Un verano que consolida una gran temporada de Rufo tras sus triunfos en Alicante, Burgos y Pamplona: «Está siendo un año muy importante»

—¿Qué suponía para ti la tarde de ayer en Pamplona?
«Para mí, la de ayer era una fecha muy importante por la feria que es y por el cartel que tenía. Está siendo una temporada muy intensa y no podíamos pasarla por alto. Sabía que había que estar a la altura.»
—¿Cómo viviste la faena al primero de tu lote?
«Desde que paré al toro con el capote, vi que podía tener opciones, aunque también me di cuenta de que había que cuidarlo. Lo medimos en el caballo y luego, en la muleta, fue una faena de tirar de inteligencia. No se le podía apretar, había que medir mucho. Fue un toma y daca constante, y al final pasaron cosas importantes al natural»
—En el sexto, otra oreja. ¿Qué sensaciones te dejó?
«Fue un toro de diferente condición. Tuvo nobleza y cosas buenas, pero le faltó esa chispa para romper del todo. A base de actitud y de tirar hacia adelante, salió una faena que también tuvo su peso. Le cortamos otra oreja y conseguimos el reto: mantener el idilio con Pamplona.»
—Estás inmerso en un verano frenético, con compromisos de máxima exigencia.
«Sí, está siendo una temporada muy importante. Prácticamente estamos en todas las ferias. El objetivo es mantener el nivel y la posición que tengo como torero joven, compitiendo con las figuras y ocupando un sitio relevante. Para eso hay que seguir dando el máximo cada tarde.»
—En San Isidro firmaste faenas de peso, aunque la espada te jugó una mala pasada.
«La espada ha sido la asignatura pendiente de San Isidro. Creo que allí se dio una buena dimensión, aunque no rematamos con los trofeos. Ahora he encontrado el sitio con la espada y eso me da mucha moral para lo que queda. Aún queda el plato fuerte del verano, agosto y septiembre van a ser decisivos.»
—La imagen de ayer, saliendo a hombros con Morante, fue especial. ¿Qué sentiste?
«Compartir cartel con las dos máximas figuras del toreo ya es un privilegio, pero salir a hombros con Morante, que es el torero del momento, fue algo casi mágico. La puerta grande de ayer fue muy intensa, muy pasional. Una de esas que se te quedan grabadas para siempre.»
