La peripecia humana y taurina del diestro malagueño Antonio Santana Claros habla de una lucha constante y sin desfallecer ante las adversidades en la que la alternativa, de manos de Morante y con triunfo incluido, en la Feria de Málaga de 2023, supuso un punto de inflexión positivo que ayudó a dejar atrás definitivamente las secuelas del percance sufrido en 2022 en la francesa Boujan-sur-Libron y de las que la última intervención quirúrgica fue el pasado mes de febrero.
Sin torear en la actual temporada española, Santana Claros llegó a Perú a primeros de septiembre y allí, en la localidad de Recuay, se anunció el pasado domingo 15 de septiembre mano a mano con su paisano Fortes, de quien ha manifestado siempre su admiración profesional y humana, ya desde sus primeros pasos en el toreo compartidos en la adolescencia.
La plaza de Recuay, como ocurre en todas las de la geografía taurina del país andino, se llenó y su público, siempre receptivo con los toreros, disfrutó de la gran tarde de toros que supuso la reaparición de Santana Claros y en la que dejó patente que el calvario de operaciones ya ha quedado definitivamente atrás y pudo mostrar, indulto incluido de un toro de la ganadería de Paiján, ese toreo de clase que el es propio y del que, hace un año, tomó nota el público de La Malagueta.
Premio a ello fue la distinción y entrega la tarde siguiente, concluida la Feria del Señor de Burgos, del Escapulario que lo reconoce como triunfador de la misma. Santana Claros se encontraba en la plaza y vestido de paisano y Escapulario en mano, salió a hombros entre aclamaciones del gentío. En Perú sigue Antonio Santana Claros ya con nuevos contratos por cumplir y otros por cerrar tanto allí como en México. Y a medio plazo en el tiempo pero muy cercana en su mente, la temporada española y francesa de 2025.