CAMPO BRAVO

Santiago Domecq y la venta de dos de sus sementales estrella para hacer otra ganadería en Cádiz


jueves 31 julio, 2025

Dos sementales de esta vacada asentada en Garcisobaco han llegado hasta la explotación que gestiona el aragonés Juan José Vera

Santiago Domecq
Un toro de Santiago Domecq, en imagen de archivo. © J. J. Diago

En una de las zonas más ganaderas de la provincia de Cádiz, muy cerca del majestuoso Parque Natural de los Alcornocales y a escasa media hora de Jerez de la Frontera, se asienta El Tamaral, una finca que combina tradición y renovación en el mundo del toro bravo. Este enclave privilegiado, además de su valor paisajístico, alberga un proyecto ganadero y agrícola con gran proyección, cimentado sobre modernas instalaciones y un firme compromiso con la calidad genética.

Dentro del espacio, destaca una plaza de tientas con carácter propio, que fue estrenada en el invierno de 2024 por el prometedor novillero aragonés Aarón Palacio. El motor de este proyecto es Juan José Vera, quien se adentró en el mundo del toro sin haberlo planeado. Sin embargo, su entusiasmo ha cuajado en una ganadería que hoy alberga vacas y sementales de dos ganaderías señeras a los que se han sumado sementales de Santiago Domecq. Entre estos últimos destaca Lobito, indultado en la plaza francesa de Béziers por el diestro Juan Leal en 2023 y hoy pieza clave en la estrategia genética de la finca.

Santiago Domecq
El toro de Santiago Domecq, en la finca gala de Robert Margé tras ser indultado en 2023 y antes de viajar a Cádiz; ahora es semental de El Tamaral. © S. D.

Su llegada a tierras gaditanas también tuvo un componente fortuito. “Llegamos a San José del Valle por casualidad. Yo tenía una casa en Marbella y quería una finca por esta zona de Cádiz; era mi objetivo de jubilación. Casualidades de la vida: después de ver varias fincas, esta me encantó, y allí me quedé”, relata. Su estrecha relación con figuras como Borja Domecq, y su cercanía con otros ganaderos como Ricardo Gallardo y Santiago Domecq, no solo le han aportado respaldo técnico, sino también un entorno de inspiración y aprendizaje.

“Al gustarme enormemente esa ganadería y tenerla de vecina, me traje una treintena de vacas de Fuente Ymbro, sus rastras y un semental. También compré unas 180 eralas de Núñez del Cuvillo sin tentar y un toro para padrear, amén de dos sementales de Santiago Domecq, vacada con la que también comparto linde”, señalaba el nuevo ganadero a este medio. Estas adquisiciones dan forma a una cabaña brava de futuro prometedor, cuidada con esmero en un entorno donde la ganadería es parte esencial del paisaje y la cultura.

Santi Domecq
Otra imagen del toro de Santiago Domecq que ahora es semental en El Tamaral. © S. D.

Una de las bases sobre las que se sustenta esta vacada de nuevo cuño son precisamente los dos sementales de Santiago Domecq, ganadería en un gran momento, que no dudó en ayudar a su vecino. Este proyecto ganadero dio sus primeros pasos en 1983, marcando a fuego sus animales con el hierro de los hermanos Núñez (D. Coronada). A las reses del encaste Núñez se fueron sumando otras procedentes de las ganaderías de D. Juan Pedro Domecq y Díez, y de D. Álvaro Domecq Díez (Torrestrella). Una vacada que, con los años, también ha ido incorporando simiente de otras casas de primera fila, lo que le ha permitido ocupar el lugar que ostenta hoy en la fiesta.

Con el asesoramiento cercano de amigos conocedores del campo bravo, Vera ha estructurado su ganadería en varios lotes cuidadosamente seleccionados. “Me gusta hacerlo con unas 30 o 35 vacas. Dos lotes de hembras de Cuvillo han estado con toros de Santiago Domecq”, explica el ganadero. En cuanto a las vacas procedentes de Fuente Ymbro, asegura que ha preferido mantener su pureza: “Lo más lógico era no meter nada de fuera, sino trabajar solo con aquello que adquirí a Ricardo Gallardo”.

Así, muy cerca de la Ruta del Toro y junto a uno de los pulmones verdes más importantes del sur peninsular, este proyecto ganadero va tomando cuerpo con pasos firmes. Lejos de improvisaciones, la finca no solo representa una inversión personal, sino un compromiso con la crianza del toro bravo bajo estándares de excelencia. Con la mirada puesta en el futuro, y anclado en una tierra con tanta tradición ganadera, el sueño de Juan José Vera continúa creciendo.