CAMPO BRAVO

Sara Palacios, la joven sevillana de 18 años que ha creado una nueva ganadería de bravo: «Sueño con ir a las Ferias»


domingo 28 enero, 2024

La joven sevillana Sara Palacios ha emprendido con una nueva ganadería de bravo en el término municipal de Arroyo de la Plata.

Sara Palacios Ganaderia Sevilla
Las vacas de la nueva ganadería y, a la derecha, la joven en el primer herradero. © S. P.

Desde hace algún tiempo venimos destacando el papel que juegan los ganaderos de bravo en el mundo del toro, unos hombres y mujeres que llevan desde hace ya demasiados años echándose a la espalda el petate de la Fiesta. Ellos son una de las patas del banco de una tauromaquia que lo pasó realmente mal durante una pandemia que dejó a muchos compañeros por el camino, por eso es de elogiar que, conceptos aparte, sigan apostando por la crianza del animal bravo.

Una serie de ganaderos que tienen asegurada la continuidad de su vacada al existir una cantera que aprieta por detrás, jóvenes que andan enamorados de un animal al que son capaces de entregarle su vida. Pero el futuro también está en nuevos hierros, esos que empiezan de cero, esos creados a partir de pequeñas compras de ganado en explotaciones muchas veces desconocidas. Este es el caso de la vacada de Sara Palacios, una sevillana de 18 años oriunda de Coria del Río que se echó al monte para hacerse ganadera de bravo.

«Ya desde niña soñaba con ser ganadera, tenía esa inquietud dentro al estar en contacto con el animal bravo debido a la profesión de mi padre. Siempre fue un animal que me llamó poderosamente la atención, pero nunca me había atrevido a dar el paso» nos comentaba Palacios, una joven que con 16 años ya empezó a ahorrar para poder adquirir una punta de vacas con la que empezar su sueño.

Sara Palacios, una joven que siempre tuvo claro el camino a tomar

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Sara Palacios, en la finca. © S. P.

Sara es una joven que siempre tuvo claro el camino a tomar: «Yo llevaba planteándome varios meses hacerme ganadera de bravo, hasta que he decidido dar el paso. Cunado lo decidí, era menor de edad; empecé a trabajar para poder ahorrar, y con lo que fui ahorrando me compré mis primeras vacas y el semental».

Una vacada que pasta en el término municipal de Arroyo de la Plata, en una finca de unas 180 hectáreas: «Es una zona eminentemente ganadera, por esta zona pastan un número importante de ganaderías como Juan Pedro Domecq, Gabriel Rojas, Fernando Sampedro o Buenavista, todas ellas junto a la N-433 que te lleva desde la conocida ‘Venta el Alto’ hasta Aracena«.

Nos contaba que con 16 años ya tuvo claro aquello que quería hacer, pero sería con 18 cuando compraría el ganado que más tarde daría de alta en la Asociación de Ganaderías de Lidia (AGL) con su nombre, hierro, divisa y señal de oreja. «Compré a Juan Puerta 25 vacas de Juan Pedro Domecq y Astolfi, así como un semental de Juan Pedro. Este fue el punto de partida para echar a andar pese a saber que este mundo está lleno de piedras en el camino».

«Ahora mismo hay 42 vacas madres, y el resto son añojos y añojas. Por el momento no quiero tener prisa, quiero conocer bien la ganadería para dar los pasos adecuados, ya habrá tiempo para empezar a lidiar novilladas y becerradas en un par de años». Una ganadería que poco a poco va ascendiendo en el número de animales tras la compra del lote anteriormente citado, esa donde las hechuras son primordiales a la hora de elegir que se lidia a puerta cerrada y que va a una plaza de toros.

El pasado 11 de noviembre se realizó el primer herradero

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Una vaca con su becerro. © S. P.

Una finca que poco a poco se ha ido amoldando a las exigencias que tiene el ganado bravo, esa que todavía no tiene plaza de tientas, realizándose los tentaderos, o bien, a campo abierto, o en alguna finca cercana. «Pese a no tener plaza de tientas, ya hemos hecho un tentadero, siendo Rubén Sanz el diestro que estuvo con nosotros aquel día. Fue algo precioso, un día que recordaré toda la vida».

«El pasado 11 de noviembre hicimos el primer herradero, todo fue a mano, como se hacía antiguamente, y luego aprovechamos para tentar una añoja, como te dije, fue un día muy especial para nosotros, era el primer paso como ganaderos de bravo«. A partir de ahí, y pese a las vicisitudes que un ganadero pasa casi a diario, las cosas van medianamente bien. «Hay muchos problemas, pero a una se le olvida todo cuando se acerca al lote de vacas y ve un becerro con pocas horas de vida, eso es algo que no cambio por nada en el mundo».

Una joven que tiene claro aquello que busca en sus animales: «Exijo mucho, porque creo que es el primer paso para encontrar todo lo demás. Me gusta que aprieten en el caballo y que luego en la muleta humillen y vayan hasta el final. Busco animales con carbón, que tengan motor y entrega en los trastos». Pese a ser la cabeza visible de este proyecto, siempre tiene a su lado a su padre, banderillero de profesión y gran conocedor del toro bravo. «Sin su ayuda nada sería posible, siempre digo que Leonardo Palacios es la cabeza pensante de todo esto, es el que me pone los pies en el suelo, el que me aconseja cuando aparecen las dudas».

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Uno de los machos de la finca. © S. P.