Ser rejoneador nunca ha sido una profesión sencilla, y más ahora donde el número de festejos a caballo no es muy amplio. Pese a celebrarse este tipo de espectáculos en las grandes ferias, los pueblos han ido poco a poco suprimiendo las corridas de rejones por otros espectáculos como el de recortadores. Pese a ello el nivel alcanzado por los rejoneadores y sus cuadras es altísimo, pisando estos unos terrenos difícilmente igualables.
Pablo Hermoso de Mendoza, Andy Cartagena, Diego Ventura, Sergio Galán, Lea Vicens, Leonardo Hernández, Guillermo Hermoso de Mendoza o Andrés Romero son algunos de los nombres más destacados de una campaña que ha finalizado hace algunas semanas. Una serie de rejoneadores que llevan tiempo apostando por animales de la casa, esos que compaginan con otros adquiridos a yeguadas tanto de España como de Portugal.
Uno de ellos es el conquense Sergio Galán, rejoneador que ha sabido invertir gran parte de lo ganado en el ruedo en animales que dieran un salto a su carrera y que le ayudaran a mantenerse en la parte noble del escalafón. Todos los comienzos son difíciles y salvo que no tengas una inyección económica fuerte hay que tirar de ejemplares veteranos u otros más jóvenes por asentar, algo que narró hace unas semanas en una entrevista para este medio: “El tema de la yeguada comienza cuando me doy cuanta de la dificultad de encontrar caballos toreros en el mercado. Antes había más caballos en Portugal, pero ahora tenía que buscar mucho para encontrar esos animales que encajaran con mi forma de sentir el rejoneo. Lugo su precio era muy alto, algo que imposibilitaba el adquirirlos en propiedad. Por todo ello me convencí que lo mejor era empezar mi proyecto ganadero y sacar mis animales de ahí”, explica Galán sobre la yeguada, que pasta en las cercanías del municipio salmantino de Huelmos.

Un proceso largo, pero que con el tiempo acabó dando sus frutos: “Gracias a Dios después de muchos años conseguí sacar animales que me han dado gran resultado en el ruedo, caballos muy toreros con los que disfruto una enormidad en el ruedo. Actualmente, el 90-95% de los animales que llevo a la plaza son con mi hierro, algo que venía buscando desde hace varios años”.
Uno de los primeros animales que le dio el sitio que buscaba fue “Cisneros”, luego vinieron “Montoliú”, “Capea”, “Vidrié”, “Ojeda”, “Camino”, “Titán”, “Embroque” o “Revolera”. Una serie de animales con los que cimentó una yeguada que actualmente pasta en la finca salmantina de “Valdelosa” en el término municipal de Huelmos de San Joaquín. De esos animales vinieron otros como “Artista”, “Amuleto”, “Alcotán”, “Apolo”, “Capricho”, “Bambino”, “Bribón” o “Imperio”, entre otros.

Sergio buscaba un tipo de animal funcional, es decir, que no se cerraró únicamente en la vertiente del rejoneo: “Amén de tener caballos toreros también conseguí que la funcionalidad de los animales me abriera otras puertas. Conseguí abrirme paso en otras disciplinas como el acoso y derribo, salto, equitación de trabajo o la doma clásica. Estoy tremendamente satisfecho por la labor llevada a cabo todos estos años donde no hay nada más bonito para un ganadero que crear un caballo funcional donde lo puedas ver competir en distintas disciplinas”.
El tiempo y la perseverancia le han dado la razón a un rejoneador que encontró un tipo de caballo muy moldeable, una serie de ejemplares que han conseguido tener un sello propio en el mercado: “Es muy complicado sacar en una misma yeguada animales que valgan tanto para el rejoneo como para la doma clásica, el salto, el acoso y derribo o la equitación de trabajo. Son ejemplares muy versátiles y moldeables, algo que me ayuda a seguir trabajando día a día sin desfallecer. Actualmente tenemos salida en el mercado nacional como al otro lado del charco, sin ir más lejos hace poco vendimos dos caballos a Estados Unidos, dos animales que están actualmente en cuarentena antes de viajar a principios de año”, acabó comentando
