Otro cinqueño con cuajo fue el cuarto de la tarde, del hierro de Victoriano del Río, un toro negro, vizco del pitón izquierdo, de nombre Desgarbado, herrado con el número 8. Frío de salida, pronto colocó bien la cara en el capote de Sergio Rodríguez. Apretó con fuerza en el único puyazo que recibió por parte de Adrián Majada. Ya en banderillas, el toro marcó querencia a toriles, hacia donde se orientó con peligro. Jesús Fernández y Javier Crespo saludaron tras colocar dos pares de exposición.
Con la muleta, Rodríguez se mostró entregado desde el inicio, a pesar del viento que molestó en los primeros compases. El toro, aunque con la mirada puesta en toriles al salir de los muletazos, tuvo transmisión. El torero lo aguantó con firmeza en la contraquerencia y le bajó la mano por el pitón derecho, destacando una segunda tanda que conectó con fuerza en los tendidos.
Mediada la faena, el toro sorprendió a Sergio mientras toreaba con la derecha y le propinó dos feas volteretas, sin consecuencias aparentes aunque con fuerte golpe. El astado desarrolló peligro, buscando siempre las tablas, y en una de sus arrancadas hirió a Jesús Fernández en la entrepierna al prenderlo de forma violenta.
Lejos de amedrentarse, Rodríguez volvió a la cara del toro y firmó dos tandas más de gran mérito, jugándosela con sinceridad. La espada viajó con precisión: dejó una estocada casi entera, bien colocada, que hizo rodar al toro sin puntilla. El premio fue doble trofeo a una faena de valentía y entrega.