El próximo domingo 12 de octubre, Día de la Hispanidad, la Monumental de Las Ventas acogerá una de esas tardes que todo buen aficionado tiene marcada en rojo: un cartel de altura en el que la presencia de Sergio Rodríguez adquiere un significado especial tras proclamarse vencedor de la V edición de la Copa Chenel. El joven torero de Las Navas del Marqués compartirá paseíllo con Morante de la Puebla —en plena temporada histórica— y Fernando Robleño, que dirá adiós al toreo esa misma tarde.
Una cita de máxima exigencia con toros de Garcigrande y, también, una ocasión de oro para que el nombre de este espada, que tomará la alternativa esa misma tarde, brille con luz propia en el epicentro del toreo mundial. Su inclusión en esta corrida no es fruto de la casualidad, sino el resultado de un recorrido forjado a base de esfuerzo, méritos y triunfos en un 2025 muy especial para el joven diestro. Ganador de este prestigioso certamen, Sergio ha sabido responder en el ruedo cada vez que se le ha brindado una oportunidad. Sin embargo, el reconocimiento a esos logros ha sido escaso.
Los carteles siguen cerrándose con los mismos nombres de siempre, mientras toreros como él deben abrirse paso a codazos, incluso cuando demuestran estar preparados para mayores empresas. Por todo ello, y pese a haberse proclamado triunfador hace apenas unos días, ha decidido alzar la voz —con respeto, pero con firmeza— sobre la falta de oportunidades reales para quienes vienen empujando desde abajo. «Triunfador de la Copa Chenel y aún así no sé cuándo voy a vestirme de torero», lamentaba recientemente en un mensaje publicado en sus redes sociales. Una reflexión que refleja la frustración de una generación que lucha contra un sistema que, con demasiada frecuencia, parece mirar más hacia el pasado que hacia el futuro.
El 12 de octubre será la segunda ocasión esta temporada en la que Sergio Rodríguez comparta cartel con Morante de la Puebla, tras hacerlo en Ávila hace algo más de un mes. Aquella tarde ya dejó detalles de su personalidad torera, pese a marcharse a pie, y ahora, en el escenario más importante del mundo, tendrá la posibilidad de confirmar que está listo para dar un paso decisivo. La despedida de Robleño y la categoría del encierro anunciado no hacen sino elevar aún más la trascendencia del festejo.
Un festejo, que todo indica será televisada por Telemadrid dentro de su cobertura de la Feria de Otoño, añade proyección a una fecha clave. El ente autonómico continúa así la línea marcada durante la pasada Feria de San Isidro, apostando por abrir las puertas de la primera plaza del mundo al gran público y visibilizar el momento que atraviesan toreros emergentes como Sergio, o compañeros igualmente preparados para dar un golpe en la mesa.
Más que una simple presencia en un cartel, el del 12 de octubre en Madrid es un acto de justicia para un torero que ha demostrado tener las cualidades, el valor y la entrega que exige esta profesión. Será una tarde de emociones —con su alternativa como punto culminante— y también una prueba para todo un sistema que necesita, más que nunca, abrirse a esos espadas que vienen pidiendo paso si quiere asegurar su futuro.
