JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
Es diferente a los demás. Tiene una forma distinta de hacer el toreo. Quizá por eso cortó una oreja el pasado verano Madrid. Quizá por eso lo repitieron el pasado domingo. Porque ha estado cociendo a fuego muy lento durante sus largos años de novillero lo que ahora está empezando a explotar en las plazas de toros. Sólo empezando.
Las trincheras, los remates, la expresión en los finales de serie, la forma de interpretar el toreo por abajo… Carlos Aranda atesora un acopio de virtudes que, de momento, sólo se le han visto en esos retazos de toreo caro que ha dejado en Madrid, que ya lo espera de nuevo para 2020.