Es pleno mes de noviembre y en la ganadería de Victorino Martín es el momento de llevar a los sementales con sus respectivos lotes de vacas. En esta ocasión le toca al 56 “Portezolano” de 8 años y el 37 “Cobradiezmos” de 12 años de edad. Una labor que hacen el vaquero de la ganadería extremeña y la hija de Victorino Martín. El campo está rompiendo gracias a las lluvias caídas días atrás, creándose un manto verde en los cercados donde se encuentran los animales.
La faena no es sencilla al tener varios machos en un mismo cercado, de ahí que sea fundamental la presencia de los mansos, los cuales arroparán a los sementales sin que estos tomen caminos separados. Debido a la querencia que tiene este semental con el cercado, se opta por llevarlo hacia una zona diferente del mismo, ahí sin la compañía de sus hermanos la labor se hará de una forma más rápida y sencilla.
Unos cercados que «Cobradiezmos» no pisaba desde junio
“Cobradiezmos” por la citada querencia irá solo hacia la puerta que lo llevará a la cerca contigua donde le esperan las vacas que estarán junto a él los próximos meses. “Llámale, que el toro está ya con las vacas” le decía el mayoral a Miriam Martín para que ésta le esperara en la puerta del cercado donde debía llamar con la voz al semental. Una vez realizada esta faena el toro pasa a juntarse con su hato de vacas; a muchas de ellas ya las conoce de temporadas pasadas, algo que sabe por el olor.
Una reacción que no puso en jaque a los caballistas al estar el animal con ganas de llegar a su nuevo cercado, que no pisaba desde el pasado mes de junio cuando se terminó el periodo de cubrición. Ahora tendrá por delante varios meses para disfrutar de un selecto grupo de vacas, ese que lleva cubriendo casi en su totalidad en los últimos años, no haciendo falta que entre un semental de repaso a culminar el trabajo que dejó a medias el citado semental.
Muchos ganaderos pasan años y años buscando ese toro ideal que les haga dar un salto a su ganadería, en este caso en el hierro de la A Coronada lo encontraron en este astado, un astado que cuenta ya con doce años de edad, está en perfecto estado, y lo que es mejor, no suele acusar en exceso el desgaste de la cubrición. A diferencia de las vacas, un semental puede vivir en torno a 15 años, bajando el porcentaje de fertilidad de ahí en adelante, mientras que las hembras son más longevas y lo hacen hasta casi los 25.