PAMPLONA

Susto en la entrada al callejón en el encierro de Pamplona: un toro roza con el pitón a una corredora


miércoles 12 julio, 2023

En el tramo entre Telefónica y el callejón de la plaza de toros se vivió uno de los momentos más delicados del encierro de este martes.

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El encierro llegando a la plaza de toros este martes. © Luis Sánchez Olmedo

Entre el tramo de Telefónica y la plaza de toros hay un espacio considerable donde se aglutinan gran cantidad de corredores. Son 100 metros que dibujan el final de un embudo, perfilado por un doble vallado de madera. El cansancio ralentiza aún más la carrera y favorece su desmembramiento, situación peligrosa por excelencia. El lugar preferido de los divinos y de muchos inexpertos. Una zona que da lugar al callejón, un tramo descendente hacia la Plaza de Toros en forma de embudo. Muy temido por el riesgo de amontonamientos de corredores.

Pues ahí si vivió este martes, 11 de julio, uno de los momentos más delicados del encierro. En la parte inferior izquierda de las imágenes -parte derecha de la carrera- una joven se queda parada junto al vallado con toda la manada detrás. Junto a un toro negro avanzan un jabonero sucio y un colorado, dos toros que corren en la misma trayectoria que esta mujer, la cual no parece percatarse del peligro. La nobleza de los animales hace que pasen de largo, golpeando -únicamente el animal colorao- con la pala del pitón derecho, la espalda de esta corredora.

Por fortuna no pasó a mayores, pero el susto no se lo quita nadie a esta mujer que nunca debió pararse en esta zona del encierro, ya que ponía en serio riesgo su vida y la de los que corrían junto a ella. Este tipo de actitudes no se pueden permitir, bien es cierto que aminora su carrera al tener mozos delante, pero en un encierro siempre hay que mirar que viene por detrás, y en este caso era nada más y nada menos que tres toros de una imponente arboladura.

Un encierro donde los astados de Núñez del Cuvillo clavaron el tiempo de ayer de la divisa gaditana de Fuente Ymbro con sólo un par de traslados por politraumatismos y una carrera limpia, esa en la que hubo varios sustos, los cuales afortunadamente no acabaron con un percance grave.

Los Cuvillos volaron, pero siempre en una manada estirada que ha permitido, con nobleza y sin un mal derrote, ver carreras de gran belleza, pero también -a pesar que que disminuyó considerablemente la participación, por ser martes- una guerra sin cuartel entre los corredores por ocupar el menor resquicio que quedaba entre los toros para sentir al toro por detrás durante unos segundos.