Decía Juan Belmonte que «se torea como se es», pero también hay muchos que han añadido la coletilla de «y como se está», y eso es una verdad palpable. Tras varios años fuera de los ruedos, Alejandro Talavante volvía en Arlés junto a Roca Rey para citarse cara a cara en una corrida que acabó en apoteosis. Esperó a San Isidro para volver a los ruedos en España nuevamente con un mano a mano, esta vez junto a Juan Ortega, uno de los toreros con mayor reclamo por parte del aficionado. Pero pese a cortarle una oreja al toro de Jandilla que abrió su Feria, todo fue cuesta abajo hasta llegar a un 12 de octubre donde escuchó los tres avisos.
Un año complicado donde hubo faenas de interés, pero donde se vio a un Alejandrino atorado por momentos, sin ver claro los terrenos, y lo peor, sin cogerle el sitio a los toros. Talavante no parecía Talavante, la losa de Madrid pesaba y eso fue precisamente lo que le contó a Antonio Lorca días antes de su vuelta a la primera plaza del mundo. Hubo triunfo en plazas como El Puerto de Santa María o Bilbao, pero seguía sin sentirse pleno delante de la cara de los animales.
«Lo pasé mal, sí«, le contaba a Antonio Lorca en las páginas de El País. «A estas alturas, cuando hay un fracaso, te llueven los palos, y la prensa fue muy dura conmigo. Además, soy muy perfeccionista, y, a pesar de que hubo fogonazos a lo largo del año, como la puerta grande de Bilbao, no quedé nada contento«. Unas declaraciones donde Alejandro se sinceraba antes de hacer el paseíllo en una plaza donde sabía que le iban a esperar.
Ha sido un comienzo de temporada donde el extremeño ya estado a un buen nivel en plazas como Olivenza o Sevilla, pero Madrid es mucho Madrid, es la plaza donde se siente realmente torero pese a la exigencia de una afición que sabe todo lo que puede llegar a dar. «Tengo una tremenda espina clavada en el corazón, y se llama Madrid. El año pasado lo aposté todo a San Isidro, a cara o cruz, y, por desgracia, no tuve suerte«, comentaba un Alejandro que ha conseguido revertir la situación en una tarde donde se le vio más fresco y asentado.
Pero Alejandro no olvida el fiasco del pasado otoño, esa Feria donde se le fue vivo un animal de Victoriano del Río: «Después, viví la tarde de los tres avisos, el 12 de octubre, y no quise dar la sensación de que pretendía justificar lo que era un auténtico fracaso», volvió a comentarle a Antonio Lorca en una entrevista donde se sinceró plenamente el extremeño. «Me metí en la cama y no quise ver a nadie. Lloré tanto que perdí la noción del tiempo. Estaba completamente hundido. Por eso, la feria de este año es la más trascendental de mi vida. Necesito sacarme ese dolor que llevo dentro, y quiero hacerlo de la manera más contundente».
Talavante sabe que la exigencia viene por el nivel que puede alcanzar, de ahí que sepa que Madrid volverá a ser Madrid cuando lo vea pleno, suelto, siendo él mismo: «Conmigo no hay términos medios. Siempre ha debido suceder algo emocionante para que se me valore, y he llegado a la convicción de que el nivel de excelencia que se me exige es muy alto en relación con los demás toreros, pero debo reconocer que esa circunstancia me motiva».