Ayer volvían a verse las caras juntos en una plaza de toros el extremeño Alejandro Talavante y el limeño Andrés Roca Rey, dos espadas que durante esta temporada han rivalizado en multitud de cosos como los de Valladolid, Madrid, Pamplona, Valencia, Nimes, Salamanca o el propio Logroño. Dos toreros que han conseguido importantes triunfos esta temporada, los cuales se verán las caras por última vez el próximo 30 de septiembre en Sevilla.
A eso de las seis y media de la tarde del pasado jueves las redes sociales se convirtieron en un hervidero cuando ambos parecieron tener una tensa conversación tars el quite de Roca Rey en el toro de Alejandro. Una carrera, un toque de cintura, una mirada retadora… todo parecía ir encaminado hacia otro encontronazo entre ambos. Dos toreros que, sin embargo, por lo visto en redes, parecieron jugar al despiste, quitándole hierro al asunto y dejando todo en una disputa sana en el ruedo.
Pero esto viene de tiempo atrás cuando Talavante hizo unas declaraciones que parecieron molestar al peruano, un torero que le brindaría un toro días después en La Línea, cuidándose muy mucho de que nadie, salvo Talavante, escuchara aquello que tenía que decirle. Tras finalizar el festejo, el extremeño publicó una imagen en sus redes sociales, en la que se podía ver de espalda al peruano mientras Alejandro lanceaba a la verónica.
Ni una palabra, ni un breve texto para apoyar la imagen, simplemente una fotografía que parecía dejar claro que lo único que le preocupaba al extremeño era torear. Un mensaje oculto que puede dar a muchas interpretaciones, desde un “Ahí llevas eso” a un “Aquí estoy yo”, Un pique que no le viene nada mal a una fiesta de los toros demasiada adormilada, esa donde parece que no molesta que un compañero le haga un quite a otro, salvo en contadas ocasiones, esa donde se dice competir contra uno mismo y no contra su compañero de cartel, ese donde la comodidad de carteles y ganaderías nos mete se lleno en un sota caballo y rey que no conviene a nadie.
Sea o no un enfado real, lo sucedido ayer llena las redes sociales. Pone al toreo en el candelero, le dota de notoriedad, de la vida. Aquí siempre hubo rivalidades, unas más ficticias que otras, pero que siempre provocaron que ganara el aficionado. Amarrarse los machos, salir con la hierba en la boca, estar por encima del compañero. Hay que desterrar eso de “yo quiero que triunfe mi compañero”, que le pregunten a Ordóñez, Camino, El Viti, Joselito o José Tomás si pensaban eso. El toreo es respeto y caballerosidad, pero también competencia por mandar en esto, por ser el n.º 1 y si no tienes esa convicción…