En la ‘Dehesa La Zamorana’, situada en el término municipal de Toril (Cáceres), se encuentra desde hace más de 20 años la vacada de Guadalest, un hierro con gran historia, siendo formado en 1843 por D. Diego Hidalgo Barquero cruzando reses de casta Vistahermosa y Vazqueña. Con el paso de los años fue pasando por varias manos hasta llegar a manos de la sociedad Sety20, S.L. manteniendo la totalidad del ganado que habían comprado a Dehesa de Juan Esteban, S.A. propiedad de D.Manuel Prado y Colon de Carvajal, padre de Borja Prado, propietario de la vacada de Torrealta.
Como dato a tener en cuenta, la ganadería no pasó a tener la denominación actual hasta que fue adquirida por el Marqués de Guadalest, quien varía sensiblemente el hierro al añadirle la corona que actualmente tiene, pasando a llamarse como “Guadalest”, nombre que mantendría pese a ir pasando de mano en mano durante más de 100 años, pasando entre otros por manos de Juan Belmonte, que la puso a nombre de su esposa Dª Julia de Cossío, D. Luis y D. Antonio Domecq o el citado Manuel Prado y Colon de Carvajal, los cuales dos años antes de su venta cambiaron el diseño del hierro poniéndolo invertido.
Una vacada que desde hace algún tiempo tiene en Tatiana Sánchez Rodríguez-Pascual la cabeza visible de ésta:. «En el año 1999 mi padre le compra la ganadería adquiriendo algunos sementales de Jandilla, Juan Pedro y un toro de Ybarra que nos ha venido muy bien para refrescar la sangre. Por aquel momento la vacada estaba formada tanto por vacas de Torrestrella como de Núñez adquiridas por los hermanos Domecq allá por 1986«, nos explicaba la joven ganadera.
«Siempre he sido un amante del toro bravo»
Al igual que pesa en otras vacadas como Luis Algarra, Murube, Carlos Núñez, Santiago Domecq, Alcurrucén, La Quinta, Rehuelga, Torrealta, Vega de Algodor o Flor de Jara, hay una hornada de jóvenes ganaderos que, o bien ejercen de cabeza del hierro tras el traspaso de poderes por parte de sus padres, o están aprendiendo para en un futuro ser el relevo familiar de en la ganadería brava. Este es el caso de la propia Tatiana, una ganadera que le dio sobrados motivos a su padre para que este delegara en ella el día a día de la vacada.
«Siempre he sido un amante del toro bravo. Ya desde chica me venía con mi padre al campo, con el tiempo fui aprendiendo más y más de la selección y la gestión propia de una ganadería hasta que mi padre me vio preparada para llevar las riendas. Tengo la suerte de tenerlo a mi lado, y pese a estar yo como cabeza visible, siempre tengo la mano tendida para todo aquello que necesite» exponía Tatiana a este medio.
«Es fundamental que el toro bravo siga pasando de generación en generación» nos explicaba Tatiana. «Para mí, es una decisión muy importante la que tomó mi padre en su día de darme las riendas de la ganadería, algo que agradezco un montón. El haberme ido a vivir al campo a llevar la ganadería me llena el alma, porque es mi pasión desde pequeña. Cuando hay afición y una cosa bonita, como es el campo y los toros, al final poder ponerte delante de una ganadería es una responsabilidad muy importante», añadía la joven criadora de bravo.
Una joven ganadera que tiene la responsabilidad de gestionar una línea genealógica de casi 200 años
Una ganadera que tiene claro el tipo de animal que quiere criar en casa: «Lo fundamental es conocer toda la vacada que tienes. Busco las mismas líneas que busca mi padre, porque es un concepto que siempre me ha gustado desde pequeña. Este es un proceso que nos llevará tiempo, nuestra idea es ir consolidando el hierro, primero en los pueblos y luego en las capitales de provincia, estos son la base de toda la tauromaquia, sin los pueblos no existiríamos, ya que la afición nace de ahí«, señalaba la joven ganadera.
«Actualmente, tenemos 170 vacas madres y varios sementales. Estos años hemos estado buscando la consolidación de toda la vacada lidiando novilladas en pueblos cerca de Madrid. Como te dije antes, nuestro objetivo en los próximos años, una vez consolidada la zona y habiendo obtenido muchos triunfos, es volver a subir la ganadería a las grandes ferias», nos comentaba una ganadera que tiene la responsabilidad de gestionar una línea genealógica de casi 200 años.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS