Joaquín Galdós ha sido uno de los toreros a tener en cuenta en la temporada 2022. El peruano, que ha trenzado el paseíllo en ferias importantes como San Isidro o Sevilla, amén de otros compromisos en tierras galas, se ha seguido ganando por derecho propio su sitio en los abonos de cara al 2023. Así fue su temporada pasada: la resumimos en El año 2022 de… Joaquín Galdós.
El inicio de temporada
En Ontur, en Albacete, fue el inicio de la temporada europea de Joaquín con una seria corrida de Los Chospes el día 19 de marzo. Una oreja paseó Joaquín Galdós del tercero, un animal que se defendió más que embistió. Joaquín lo embistió perfecto, entendiéndolo a base de temple y determinación. La estocada cayó defectuosa, por eso todo quedó en un premio. Una oreja paseó del quinto, en el que lo mejor llegó con la mano izquierda.
El segundo paseíllo de su temporada llegó en la localidad albaceteña de Tobarra la tarde del 2 de abril, en un festejo en el que destacó especialmente frente a su segundo. Demostró madurez, asiento y fortaleza mental Joaquín Galdós con ese cuarto, en una faena de momentos francamente buenos con la mano izquierda. Mucha ligazón en una obra homogénea que llegó sin mácula al público y que, lamentablemente, volvió a pinchar el peruano -al igual que en su primero; premio que quedó en ovación en una tarde que pudo ser de cuatro orejas.
Yecla, una de las tardes más importantes de su campaña
El 11 de abril en Yecla, una coqueta plaza de la Región de Murcia, fue el escenario de una de esas tardes que se recordará con el paso del tiempo por la entidad mostrada por Joaquín Galdós, que firmó una sinfonía de naturalidad, hondura, compromiso y temple frente a toros de Fermín Bohórquez. Galdós, en plenitud. Un torero que mostró el calado que atesora y que salió a hombros del coso con cuatro orejas y un rabo.
Y llegó Sevilla…
En su tarde en Sevilla no tuvo opciones Galdós con el segundo de Santiago Domecq, un toro que pese a desplazarse en el capote fue perdiendo celo a lo largo de su lidia. Lo lanceó con suavidad Galdós, ganando siempre terreno y con la figura encajada. Pese a la disposición del peruano poco pudo hacer con un toro que se lo guardó todo dentro. Por el izquierdo no dejó ni ponerse al torero, mientras que por el derecho todo fueron medias arrancadas. Tras enterrar la espada se atascó con el descabello, siendo finalmente silenciado.
El quinto fue un animal que sin dejarse torear demasiado de capa -se fue a portagayola a recibirlo- sí empujó en el caballo. Un toro que llegó a la muleta queriendo que todo se lo hicieran despacio. Galdós dejó un torero inicio de faena en el que pulseó y llevó largo al astado. Las tandas por la derecha fueron pulcras y limpias pese a que el de Santiago Domecq tendía a puntear al final del muletazo. Toro que conforme avanzó la lidia fue perdiendo esa entrega de sus inicios y embistiendo a dos velocidades, lo que no ayudaba en nada a limpiarle el muletazo. Un toro al que faltó profundidad, todo lo hizo a regañadientes. No estuvo acertado con la espada saludando desde el tercio. El animal fue ovacionado en el arrastre.
Tras esa cita de Sevilla, llegaron otros compromisos de relevancia antes de su tarde en San isidro, como el de Santo Domingo de la Calzada, en La Rioja, donde salió en hombros, o la doble tarde en Puquio, en Perú.
Su tarde en San Isidro
En la tarde de Madrid no terminó de haber suerte con el lote de Fuente Ymbro que le tocó a Galdós. Fue violento el encuentro con el caballo del castaño tercero, que empujó con arrestos, pero midió ese poder en la muleta, como guardándoselo para cuando pudiera hacer presa. Y Joaquín estuvo inteligente, para hacerse primero con el toro por abajo y vertir de elegancia la autoridad que imprimió en cada muletazo. Además, tragó quina cuando el bicho se venció y buscó por dentro con peligro, y encontró en la buena colocación la clave para ganar siempre la acción, con la muleta presta para convertir la intentona en un muletazo, que varias veces terminó siendo largo y mandón, por la disposición del torero. Faena de esfuerzo y oficio del peruano, al que nunca le llegó el agua a los tobillos a pesar de las complicaciones. Por eso escuchó palmas tras el aviso después de la estocada corta y el descabello.
La prontitud y el recorrido fueron las virtudes del quinto, que puso caros los pares de banderillas, de los que salió con una ovación Roberto Blanco por la exposición y la brillante colocación en sus dos pasadas. Galdós, solvente toda la tarde, se impuso primero por abajo, sin dudar cuando el toro se quiso colar soltando un derrote por los adentros y corrigiendo cuando ese hachazo volaba por fuera. Joaquín, poco a poco, fue limando asperezas con tanta facilidad que aquello parecía un trámite para el tendido, que no echó muchas cuentas a las dificultades del animal y del esfuerzo del torero, al que silenció después de despachar al toro.
Azpeitia: punto y aparte
Tras su paso por Madrid, siguió su temporada triunfal en la localidad salmantina de Ledesma, en la que toreó junto a López Chaves y El Capea y salió a hombros; también triunfal fue de nuevo su paso por su tierra, Perú, consiguiendo triunfos en sus tres tardes en Chota y en sus dos en la Feria de Cutervo, en Cajamarca. Y desde esas citas, hasta la de Azpeitia en una tarde en la que el peruano paseó una oreja de mucho peso al sexto y dio una vuelta al ruedo en el tercero -en el que también pudo tocar pelo por la espada-.
La espada se llevó una buena obra de Joaquín Galdós en ese tercero, un animal que no le dejó lucirse en el capote pero que lo enseñó a embestir el peruano. Tomó una vara y fue domeñando Joaquín al animal por genuflexos en el inicio de la obra, antes de ponerse a torear por la mano derecha. Por la zurda el toro protestaba más, y por eso volvió a la diestra, por donde le endosó dos series más. El toro fue encastado y no fue fácil para domeñarlo por abajo, algo que consiguió Joaquín. Pinchazo, estocada y un golpe de verduguillo antes de una petición no atendida, por lo que dio la vuelta al ruedo.
“Andaluz” se llamaba el sexto, al que le paseó una oreja Joaquín Galdós, que echó una muy buena tarde en San Ignacio. Si en el primero fue la espada la que le privó de conseguir el triunfo, en este sexto el descabello le quitó un posible segundo premio. Gran dimensión, sobre todo templada, por ambos lados: lo enseñó a embestir, domeñando su tranco del astado -aplaudido en el arrastre- y llegaron incluso momentos de trazo abandonado. Tras una gran estocada, el astado tardó en caer, por lo que usó el verduguillo.
El triunfal agosto y el importante septiembre de Galdós
Tras la cita vasca, tuvo otras tardes triunfales también en su tierra, como las dos de Coracora, la de Sicaya, la de Celendín o la de Chalhuanca, y de nuevo ya en España, triunfó el día 27 de agosto en Polaciones, otro de los bastiones taurinos de Cantabria, en un festejo en el que lidió astados de Antonio Bañuelos y paseó un rabo.
Tres días después, el 30 de agosto, dio una impactante tarde de toreo templado en el municipio de La Puebla de Don Rodrigo, donde toreó una corrida de La Peregrina y Pablo Mayoral a la que paseó tres orejas. Y de nuevo de vuelta a su tierra, donde triunfó en Carhua un mes después.
Para cerrar temporada española, hizo el paseíllo triunfando en Soria, donde paseó una oreja de peso, y en el municipio aragonés de Calanda el 12 de octubre.