Andrés Roca Rey ha sido sin duda, un año más, el nombre de la temporada 2023. Por sus triunfos y por los llenos. Y porque sólo los percances le han impedido completar las casi 100 tardes en total entre Europa y América. Concluyó su temporada europea el pasado 30 de septiembre en la Real Maestranza de Sevilla, y unos días después inició su compromiso por la revitalización de su Perú natal.
La temporada europea ha sido única y excepcional, en la que el diestro limeño ha finalizado liderando el escalafón con 58 festejos. A pesar de las bajas por percances, que le hicieron perder más de una docena de ellos, la temporada de Roca Rey ha sido un éxito en términos numéricos y de faenas memorables: 58 festejos, 115 orejas, cuatro rabos y dos indultos. Además, abrió la puerta grande de nueve plazas de primera, como Valencia, Sevilla, Córdoba, Pamplona (en dos ocasiones), Málaga y las francesas de Arles, Mont de Marsan y Bayona. La espada le ha privado de muchos otros triunfos en esta temporada.
No obstante, la temporada de Roca Rey no solo se basa en cifras aplastantes, que se miden en triunfos y en afluencia de público. Roca Rey ha demostrado, una vez más, su entrega en cada tarde y en todas las plazas, sin importar su categoría. Han habido tardes épicas y emotivas, como las vividas en Santander, Huelva, el Puerto de Santa María, Toledo, Las Ventas…, y muchas otras que han hecho que este haya sido un año duro en cuanto a percances y lesiones. También se han visto faenas rotundas en muchas plazas, en las que ha mostrado una búsqueda constante en su evolución, dejando entrever que a este torero no se le vislumbra techo.
El inicio del año 2023 de Andrés
La temporada de Andrés Roca Rey ha estado copada por los triunfos y por los llenos en los cosos en los que ha hecho el paseíllo en la práctica totalidad de sus tardes. Ésta comenzó en la Feria del Café de Manizales y prosiguió en cosos como Moroleón, León, San Cristóbal, Mérida, Encarnación de Díaz, Apizaco, Guadalajara, Juriquilla, Villa de Álvarez -la célebre Petatera-, Monterrey, Ciudad Lerdo y Mérida, todos ellos en América.
El arranque de la temporada europea en Illescas: un recorrido triunfal por las grandes Ferias
En España comenzó su temporada en la Feria del Milagro de Illescas, y ésta siguió en Valencia, donde cortó dos orejas a un gran toro de Victoriano del Río y consiguió su primera salida a hombros en un puerto de primera categoría en la temporada.
A ese triunfo le siguió la Feria de la Magdalena de Castellón, donde también desorejó a un toro en este caso de Hermanos García Jiménez, y de ese triunfo, a los de Arnedo, Cehegín, Arenas de San Pedro y la Feria de Pascua de Arles. Aquí hay que hacer una parada especial porque dejó un toreo ralentizado y templado ante los toros santacolomeños de La Quinta, a los que les paseó tres premios.
No hubo suerte con su lote de Núñez del Cuvillo en Sevilla en Resurrección, siguiendo por cosos como los de Brihuega y las corridas de la Feria de Abril. En la del 21 de mayo logró el sueño de salir por la Puerta del Príncipe, algo que relatamos a continuación.
La primera Puerta del Príncipe de Roca Rey
El 21 de mayo, Roca Rey se llevó la tarde por una convicción y una fe inquebrantable en aquello que hace consiguiendo romper esa cruel maldición que llevaba varios años acompañándole. El peruano sabe que cuenta con el fervor de una afición que lo idolatra y evidentemente lo usa a su favor. Una tarde donde el criterio presidencial volvió a levantar esas heridas que aún andaban frescas y sin cicatrizar, volviéndose a constatar que Sevilla no pasa por su mejor momento en relación a esos que ocupan sus escaños. Una tarde que acabó en triunfo apoteósico para un Cóndor que ya vuela en solitario gracias a ese Halcón que se le cruzó en su camino, pero que volvió a dejar un sabor algo amargo en aquellos aficionados que han visto como esta plaza, su plaza, anda desde hace tiempo a la deriva.
A esta importante cita sevillana, le siguieron las dos tardes de Aguascalientes y un nuevo triunfo en Sevilla, cortando dos orejas a la corrida de Victoriano del Río el 28 de abril. No hubo suerte en su cita en San Isidro, mas sí en la corrida In Memoriam, en la que Roca Rey dejó su huella.
La tarde en homenaje a Yiyo en Las Ventas
El cielo esculpió un traje azabache para Andrés el día que el Sanedrín dictó que Roca Rey no debía tocar la gloria. Y habrá más tardes, torero, muchas más para decirle a Madrid lo que llevas dentro.
Hoy Roca Rey caminó del mismo burdeos y azabache con el que Yiyo tocó el paraíso de la Fiesta mientras miraba a la muerte cara a cara -que por desgracia encontró en Colmenar-. Porque tenía el toreo de los 80 la esperanza en un chaval de Canillejas que era todo vida en su sonrisa, en su forma de ser, en su estampa tan torera como jovial. Y le segó un toro la vida y, con ella, la ilusión de quien quería cambiar la tauromaquia.
Hoy, Andrés, esa esperanza para que la Fiesta siga cambiando, construyó una tarde de valor para que la Memoria no la olvide.
Ya intentó clavarle los puñales el serio tercero a Roca Rey cuando se intentó desmayar en la primera verónica a pies juntos. Y luego empujó fuerte en la primera cara hasta derribar al piquero. Con los ojos mirando al horizonte se enfrentó a un vendaval y le plantó la tela por detrás en el centro. Le aguantó tarascadas, le tragó coladas, pisó terrenos quizá no entendidos por el Sanedrín pero donde queman hasta las falanges. Le aguantó unas coladas que solo si estás en el sitio te pueden quitar de en medio, porque intentó componer aquel quien iba de Yiyo y azabache. Y con una paliza de órdago del jueves; y así, con los muslos reventados, buscó el toreo Andrés y la emoción entre pitones cuando se apagó la llama del de Victoriano. Y el puñetazo que fue gloria para el cielo de José Cubero. El descabello dejó todo en una oreja tras dos avisos.
Luego, la tijerilla desmayada a una mano para rematar las verónicas a pies juntos de recibo al sexto tuvo sabor. El sereno rostro que mostró brindando al tendido ya mostró lo que dentro cuajaba el joven: una obra de magnificencia y espíritu de poder máximo. El que mostró también un toro que transmitió más arriba que la verdad que tuvo en el embroque. Porque se arrancaba con emotividad pero luego tenía geniudo tranco un animal al que aguantó tarascadas Andrés hasta que el toro lo prendió por el pecho de feísima forma. La plaza entera con él, menos el Sanedrín, al que se enfrentó Roca Rey. Y la maldición de la espada, que le robó una Puerta Grande que se pidió pero el palco no entregó -quizá no fue la tarde del toreo soñado, de reventar Madrid, mas sí de atestiguar por qué llena plazas-.
El intenso verano de Andrés
Después de los triunfos e Jerez de la Frontera, Valladolid en mayo, Córdoba, Nimes, Aranjuez, Toledo -donde fue cogido de forma espeluznante- o Granada, Roca Rey toreó y triunfó en cosos como los de Istres, Algeciras, Alicante, Badajoz, Chota, Cutervo, Teruel o Estepona, todos ellos en tardes de suma importancia.
Destacó su tarde de Pamplona, donde un tremebundo Roca Rey vvolvió a enloquecer la Feria del Toro: el peruano cortó dos orejas que pudieron ser cuatro debido a la tardanza en caer y al fallo con el verduguillo en el segundo.
Después de esta tarde, llegaron las de Mont de Marsan, La Línea de la Concepción, Valencia, Roquetas de Mar y Santander, donde sufrió la cogida más grave de su temporada contra las tablas contra un toro que lo encunó en el olivo.
Reapareció en Huelva y, una tarde después, en El Puerto de Santa María, resultó herido de gravedad en el gemelo, algo que lo mantuvo también varios días más en el hule.
Encaró, sin echar cuentas a las heridas, también de forma triunfal la última parte de su temporada en tardes como Málaga, Gijón, Almería, Bilbao, Antequera, Tarazona de Aragón, Colmenar Viejo, Cuenca, Palencia, Bayona, Ronda, Murcia, Almodóvar del Campo o Guadalajara.
En el cierre de la campaña, tomó parte -dejando también huella- en cosos como los de Albacete, Nimes, Salamanca, Logroño, Pozoblanco, Úbeda o Sevilla, donde epilogó su temporada europea.