CAMPO BRAVO

El baluarte veragüeño que pasta en el Valle de Alcudia: la camada 2025 de Javier Gallego


viernes 7 marzo, 2025

Un total de 60 son las vacas madre que mantienen viva la llama del encaste Veragua en la finca de Ojailén, donde pastan los astados de Javier Gallego, al sur de la provincia de Ciudad Real.

Javier Gallego
Un serio toro de Javier Gallego para esta temporada. © Pablo Ramos

Muchos son los tesoros genéticos que hay dentro de nuestra piel de toro, hierros con sangres en peligro de extinción que deben salvaguardarse para que estas no acaben yéndose por el sumidero. La falta de oportunidades en las grandes plazas -ahí está el foco- hace que estos hierros no tengan la oportunidad de ir subiendo escalones y optar a entrar en esas ferias donde poder demostrar el momento por el que pasa su ganadería.

Una de ellas es la manchega de Javier Gallego un hierro cimentado en el encaste Veragua que lleva años sobreviviendo gracias a la perseverancia de una familia que nunca le ha vuelto la cara a la adversidad. Hablar de toros bravos en la provincia de Ciudad Real es hacerlo de esta casa ganadera esa que se asentó hace décadas en el Valle de Alcudia lugar donde también pasta la ganadería de Toros del Ojailén, el otro hierro que posee esta familia.

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Para conocer más sobre esta divisa veragueña este medio se puso en contacto con Macarena Gallego una veterinaria que combina su trabajo con el día a día de la ganadería con su trabajo. Un encaste que se mantiene gracias a las 60 vacas que pastan en la finca familiar esas que conviven durante unos seis meses con los sementales que han pasado el fielato de la tienta en la plaza de toros de la propia ganadería.

“En casa tenemos una joya genética que no podemos dejarla a su suerte. El primer loco que la tuvo fue mi bisabuelo, de ahí pasó a mi padre y de él a nosotros” nos comentaba Macarena. “Si nuestra familia es algo en el mundo del toro es gracias a este encaste, sabemos que no hoy en día no está de moda pero nosotros vamos a seguir luchando por mantener viva esta llama que encendió mi abuelo”.

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De las 60 vacas que pastan en esta finca ganadera nacen al rededor de 25 machos al año de ahí que las camadas no sean excesivamente largas: “Como bien sabes el número de vacas nos da para tener un número de animales no muy alto. Para este año tenemos una corrida de toros y algún toro suelto para las calles. La corrida es fuerte; está muy bien hecha pero es fuerte” nos explicaba la ganadera y veterinaria.

Una familia que tiene actualmente dos encastes, dos vacadas con una seña de identidad propia: “Es cierto que hay mucha diferencia a la hora de vender lo de Veragua y lo de Ojailén pero creo que es un poco de desconocimiento porque ambas ganaderías tienen su público gracias a la personalidad de cada una. No podemos encasillarlas, eso sería un grave error según mi forma de ver esto”.

Pero ahí no quedó su explicación sobre este tema: “Independientemente de que nosotros tengamos un hierro de Veragua o de Domecq aquí buscamos el toro que embista y tenga calidad con las mismas características que una y otra, pero con las diferencias lógicas de cada encaste. El problema que existe es que aún no se conoce bien por parte de la gente y por eso nos cuesta, pero estamos en el camino para dentro de poco empezara funcionar” acabó comentando para dar por finalizada la entrevista.

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FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS