SEVILLA

El toreo roto de Borja Jiménez en su faena a ‘Jugarreta’ a sones de ‘Juncal’


viernes 2 mayo, 2025

Sonaba Juncal y Sevilla se entregaba a un torero que no dio ni un paso atrás: Jiménez desorejó al sexto de Jandilla.

Dfg
Foto: Porcuna

Se mantuvo la tendencia de toda la tarde en el sexto, otro toro que no quiso emplearse en el capote, un animal algo silleto que realizó una desigual pelea en varas. El de Jandilla se sintió más cómodo en el tercio, lugar del que le costó salir pese a la intención de los hombres de plata. Acertado estuvo Luque Teruel cambiando el tercio para evitar otra pasada en falso de la cuadrilla, algo que a buen seguro le hubiera restado opciones al toro en la muleta. Valentísimo estuvo Jiménez con un cambio por la espalda que encogió el corazón de aquellos que ocupaban los escaños de la Maestranza. Un acertado inicio que metió al público en la corrida, ese que a esas alturas del festejo andaba con frío y ganas de salir de la plaza viendo que la tarde no remontaba. Inteligente estuvo el sevillano, jugó con las alturas y las distancias para templar la embestida del Jandilla, ese al que le dibujó un excelso cambio de mano que paró el tiempo. Empapó de muleta al toro y tiró de él hasta el final en derechazos de gran profundidad. Borja fue fiel a ese concepto de enganchar delante y soltar muy atrás, porque en la línea curva está el toreo roto, el quejío absoluto. Al natural le corrió la mano con gran cadencia. Sonaba Juncal y Sevilla se entregaba a un torero que no dio ni un paso atrás, ese que consiguió darle le vuelta a una tarde gafada. No le dudó ni una vez al toro en muletazos donde jugó con las alturas y las distancias para no quebrantar en exceso al de Jandilla. Un toro que sacó ritmo cuando venía enganchado y pulseado, ese al que Borja disfrutó con muletazos de su personal concepto. Sacó colmillo el de Espartinas en una faena sincera, una labor de gran conexión con los tendidos, esos que saborearon cada muletazo que le dio a un toro que sacó fondo pese a faltarle mayor humillación. Desmadejado fue su última serie de derechazos antes de irse a por la zocata. Enterró el acero al primero intento cortando este las dos orejas de un Jugarreta -fino, bajo y en tipo- ovacionado en el arrastre, animal que rompió en la muleta gracias al sitio que pisó un torero en sazón. Un doble premio que, al igual que ocurriera con Morante 24 horas antes, resultó excesivo. Una bajada de listón preocupante propiciada por aquellos que se suben al palco y por una afición -queda poca desgraciadamente- que se mueven por impulsos y arrebatos.