La localidad madrileña de Cenicientos tendrá finalmente una Feria taurina distinta a la presentada por el anterior Consistorio, dirigido hasta junio por la socialista Natalia Núñez. Ahora, el nuevo Ayuntamiento del PP -regido por Jerónimo López- ha programado un serial en el que argumenta que ha rebajado el presupuesto de éste debido a los altos costes que, según denunciaba en declaraciones a este medio ayer, tenía el antiguo abono en la compra de toros.
Hay que tener en cuenta que la confección de esta última Feria se sometió hace unos días a una huelga por las asociaciones profesionales, que decidieron plantarse ante los cambios que el nuevo equipo de Gobierno realizó en las ganaderías que no solo estaban contratadas por la anterior regidora local, sino que figuraban en los contratos enviados por los toreros. Por otro lado, el nuevo regidor denunciaba la presencia de «grabaciones de la Unión de Toreros amenazando a matadores que estarán en Cenicientos con no torear en Madrid».
Jairo Miguel: «Mi situación no es de escoger, sino de ganarme el respeto en la plaza»
Este jueves, Cultoro se ha puesto en contacto con uno de los matadores que actuarán en la nueva Feria, el extremeño Jairo Miguel, anunciado el día 15 de agosto con la corrida de Partido de Resina al lado de Serafín Marín y Cristóbal Reyes. «Mi situación es muy delicada», comienza explicando el espada a este medio. «A mí me han llamado porque querían contar conmigo para una corrida de toros con todo en regla. Estoy entrenado para matar cualquier ganadería», añade. Y defiende que su situación «no es de escoger, sino de ganarme el respeto donde se debe ganar, que es en la plaza».
Y sigue relatando su caso: «No tengo mucho más que decir, porque quiero estar al margen de todo, básicamente porque a mí nadie ha venido a mi casa los años que he estado sin torear a darme un pitón ni a ayudarme a salir de la situación que tengo. Yo voy siguiendo mi camino, sin hacerle daño ni mal a nadie. En este caso, no es que hayan quitado a otro torero para ponerme a mí, sino que se les ha presentado en la que me han ofrecido torear, y yo estoy necesitado de eso y es lo que haré», expone el joven diestro.
«Meterme en más polémicas con más discrepancias u objeciones no es oportuno. Ahora mismo tengo que aprovechar la corrida que se me ha presentado de manera inesperada. Es un gran trampolín, como lo ha sido en años anteriores para otros compañeros», señala, citando casos como el de Damián Castaño o el de Adrián de Torres, que lograron su confirmación en Las Ventas. «Para mal o para bien, Cenicientos está en boca de todos y considero que eso también es importante, y no pasará desapercibida mi actuación», manifiesta.
«En siete años que he estado parado nadie me ha echado una mano»
Sigue relatando que ha estado «en mi casa siete años sin torear una corrida de toros, y en estos siete años nadie, absolutamente nadie -ni un apoderado, ni un compañero…- me ha llamado para decirme que vamos adelante. Ni una sola oportunidad. Y yo he estado llamando, he quemado el teléfono a empresarios, ganaderos y apoderados», describe Jairo Miguel.
«Han sido siete años muy duros, parado, en el sofá, yendo a ver corridas de toros de forma presencial para estar ahí, entrenando todos y cada uno de los días de la semana y del año. Siempre sin aburrirme. Nadie me ha echado una mano. Y es muy crudo también que nadie me ha llamado y ahora lo hacen para preguntarme si van a torear. Pues claro que voy a torear, ¿qué me han dado a mí para que yo lo pague con la misma moneda? Yo no le puedo hacer un favor a alguien que a mí no me lo ha hecho o incluso me lo ha negado», defiende.
«Yo no me puedo sumar a un colectivo que a mí nunca me ha ayudado ni me ha dado nada»
«Yo no me puedo sumar a un colectivo que a mí nunca me ha ayudado ni me ha dado nada«, denuncia el joven. «Todas estas cosas suceden siempre al perro flaco, al que todo son pulgas. En las más altas esferas, esto nunca afecta. Creo que ya está bien, que en estos años me han quitado de carteles no por no ser apto, sino por no ser del gusto de apoderados y de empresarios, y por no quedar los carteles redondos con mi nombre en mi zona de Extremadura», argumenta el espada.
Y finaliza con una reflexión Jairo Miguel: «No he sufrido amenazas en sí, pero sí coacciones y llamadas tachándome de algo que no soy por torear. Nadie va a venir aquí a decirme que soy más o menos digno por torear una corrida. Sin torear, he estado con mucha dignidad siete años de los que no me han llamado ninguno ni me ha echado un cable. Y podían hacerlo. Y los ganaderos nunca han tenido dos vacas para mí», finaliza.