Una terna de hombres de plata, pero que relucen en sus vestidos de torear con mayor esplendor que el oro, cerró, en la noche de ayer sábado 27 de noviembre, la VI edición del Ciclo Cultural Taurino de Lorca.
Los subalternos José Manuel Montoliu, Pascual Mellinas y Domingo García “Dominguín”, acompañados por el director de lidia de la charla, Iñigo Crespo, bregaron con la palabra, llevando largas y humilladas sus inquietudes y vivencias, y poniendo en todo lo alto sus sentimientos para el disfrute de los aficionados lorquinos que llenaron el aula del Centro Cultural Espín.
Para abrir la noche, los banderilleros ofrecieron una confesión común: “En esta profesión se pasa mucho miedo, y que negarlo es mentir”.
El miedo lo compensan con la satisfacción de sentirse protectores de sus jefes de filas, algo así como los ángeles de la guarda: “Tenemos el prestigio profesional porque los matadores se ven a veces protegidos por nosotros, necesitan a un hombre de plata que les hable”.
José Manuel Montoliu, hijo del malogrado y recordado maestro valenciano José Manuel Calvo Bonichón “Manolo Montoliu”, recordó a su padre y expresó las bondades de llevar su nombre artístico: “Ser hijo de Manolo Montoliu a mí me ha ayudado más que me ha restado, aunque después mi profesionalidad y el apoyo de mi familia han sido claves”. El banderillero, ahora en las filas de Antonio Ferrera, continuó: “No tuve nunca la suerte de poder hablar con él en serio de que quería ser torero. Lo único que compartimos es experiencia, porque yo era muy joven, y él siempre me insistía en que estudiara y ya veremos”.
El parecido entre padre e hijo es sustancial, algo que se reflejó en la charla: “Sí es cierto que hay un componente genético, pero yo he querido fijarme en los mejores, y me tenía que fijar lógicamente en mi padre o en amigos como Martín Recio”.
En cuanto a su técnica a la hora de colocar los rehiletes, el valenciano comentó: “Lo determinante en colocar un par de banderillas es la decisión”, añadiendo que: “Es mejor que el toro se venga de largo en banderillas a que te espere y no sepas cómo va a reaccionar”.
Sevilla, por muchas circunstancias es la plaza que más siente Montoliu: “Siempre ha tenido un punto especial”. Pascual Mellinas le preguntó sobre si se acuerda de lo de su padre en Sevilla, respondiendo: “Me acuerdo mucho de la tragedia de mi padre cuando llego a la plaza, después me meto en la corrida y trato de ser profesional”.
El calasparreño Pascual Mellinas, considerado uno de los mejores terceros de la actualidad, expresó la felicidad que se siente al llegar a plazas de importancia y desmonterarse: “La verdad es que no recuerdo una tarde en especial, pero sí muchas de ellas, especialmente las primeras tardes en que me desmonteré o di un buen puntillazo en Sevilla, Madrid, o cualquier plaza importante.
El miembro de la cuadrilla de Pablo Aguado dijo motivarse en las tardes donde hay mayor competencia entre los compañeros. “También te motiva a darlo todo en la plaza según con los compañeros que vayas”
Sobre la importancia de jugar un buen papel en los sorteos, los tres hombres de plata señalaron: “Es fundamental conocer los gustos del matador, hacer bien los lotes, y lo otro es cuestión de suerte”.
En cuanto al reconocimiento, el respeto y la educación taurina, manifestaron: “Respetar al más antiguo que tú, la jerarquía en el toreo, a los matadores de toros, es algo fundamental”, dijo Dominguín. El subalterno de Lorca, que se ha retirado en este 2021 añadió: “Se inculca mucho en las escuelas taurinas, pero a veces no se entiende”.
Pascual Mellinas también quiso matizar: “Para mí la figura del toreo es aquel que lo tiene en la cabeza y que lo hace”. Dominguín le interpeló: “Y sabe mantenerlo”.
La terna coincidió en que la palabra “maestro” no puede ser denigrada ni degenerada: “Hay que saber dosificarla”.
Pascual Mellinas sacó a relucir tres verbos fundamentales para triunfar en el mundo del toro: “Respetar, escuchar y aprender”.
Iñigo Crespo preguntó a los protagonistas por el que consideran el peor momento para un matador durante el día de la corrida:
“Cada matador es un mundo”, significó el banderillero de Calasparra. Mientras Dominguín se agarró a la verdad: “He procurado siempre decir la verdad de los lotes, para que el matador se vaya haciendo a lo que hay”
Montoliu, que también cree que cada matador tiene sus manías, dijo que: “el peor momento se vive en la furgoneta, en el previo al paseíllo y en la capilla”, expresando después: “Luego viene la fiesta, cuando ha salido todo bien, pero no es lo que parece, porque no sabes lo que vas a tener al día siguiente”.
Al hilo de esto Dominguín manifestó la dureza y la capacidad que hay que tener para aguantar en la profesión: “Toreas el jueves en Montoro, el viernes en Beaucaire, el sábado cerca de Sevilla y el domingo al lado de Bilbao. Toreas, recoges los trastos y a veces vas con tu propio coche y sin volver a casa en 6-7 días”
Melinas también contó su experiencia de torear suelto: “Ser torero es como tener una agencia de viajes. Somos como jornaleros, con más contras que pros, gastos, falta de descanso, desgaste económico, físico y psicológico”.
Coincidiendo ambos en que en la plaza: “Nunca hay enemigo pequeño” y hay que estar al 100%.
En cuanto a si se puede vivir siendo banderillero todo el año Montoliu señaló: “Depende de lo que torees”, poniendo especial énfasis en la Importancia de reducir gastos burocráticos más que profesionales.
Para terminar los subalternos dieron a conocer sus pensamientos a la hora de afrontar una temporada a nivel personal, aunque sea a nivel menor que un matador de toros: “Lo primero, según donde torees ir vestido acorde a la categoría de la plaza, invertir en capotes….”, señalaron Mellinas y Dominguín. Montoliu continuó: “También en vestidos según la necesidad”.
Domingo García “Dominguín” señaló los motivos por los que ha decidido poner punto y final a su carrera: “Lo que más se echa de menos es la ingenuidad de niño”. El de Lorca repasó su trayectoria señalando que: “En Parentis en Born me enfrente al toro más peligroso de mi carrera, de Prieto de la Cal. Fue de matador, incluso lo perseguía al saltar la barrera. El mejor fue un Pablo Romero en San Agustín de Guadalix”.
El acto terminó con la entrega de detalles por parte del Club Taurino de Lorca a los invitados en recuerdo de su paso por el Ciclo Taurino Cultural. El presidente de la entidad, Juan Coronel, dijo seguir trabajando decididamente para que Lorca sea un referencia taurina a nivel regional y nacional, emplazando a los asistentes al próximo ciclo, el séptimo, que volverá a celebrarse en sus fechas tradicionales, en torno al mes de febrero, y que girará en torno al 130 aniversario de la plaza de toros de Sutullena.
Por FRAN PÉREZ – EL MULETAZO