En varias ocasiones hemos puesto sobre la mesa los honorarios, mínimos, que perciben matadores de toros y novilleros en plazas de primera, segunda, tercera y cuarta categoría, variando éstos según estén anunciados con dos o varios animales. Dichos mínimos están marcados en la nueva actualización del BOE publicada en febrero de 2023, sustituyendo ésta a la anterior Resolución del 10 de enero de 2020. Afectando la reciente modificación a una serie de actuantes que se dividían en varios grupos según los festejos toreados el año anterior.
Según la citada actualización, un rejoneador del Grupo A, percibirá un mínimo de 11.859 € en una plaza de primera, 10.819 € en una de segunda y 9.449 € en el caso de ser la plaza de tercera categoría. En el caso de que el rejoneador estuviese encuadrado en el grupo B, queda fijada una base mínima de 11.619 € en plazas de primera, 10.244 € en las de segunda y 8.350 cuando la plaza sea de tercera categoría, conforme se regula en la nueva actualización publicada en el reciente BOE. Ya por último, esta modificación retributiva, varía de forma notoria cuando se trata de un rejoneador del grupo C, en este caso percibirá unos mínimos de 9.504 € en una plaza de primera categoría, 8.204 € si es de segunda y 6.569 € en una de tercera.
Una vez deducido sus gastos, así como su propia cotización a la Seguridad Social, el rejoneador en cuestión tendrá que proceder a la correspondiente liquidación de impuestos ante la Agencia Tributaria, con lo que resultaría finalmente el líquido resultante de su actividad, en régimen liquidativo igual al de cualquier profesional o empresario, sin que a la actividad taurina le sea de aplicación ningún régimen tributario singular.
Al igual que ocurre con los matadores de toros, los rejoneadores de la parte alta del escalafón no se ven sujetos a estos mínimos, teniendo un caché mayor debido al lugar que ocupan en la fiesta. Diferente es la situación de rejoneadores más humildes o aquellos jóvenes que toman la alternativa, ahí si se tienen en cuenta esos mínimos estipulados, algo que evita que muchos de ellos paguen por torear. Otro aspecto que les diferencia de los matadores y novilleros son los gastos que tienen a sus espaldas, teniendo que invertir gran parte de lo ganado en personal, cuidado de sus caballos, mantenimiento del camión…
Como viene ocurriendo desde hace años, las ferias cada vez dejan menos huecos a este tipo de espectáculos, bajando sensiblemente las corridas de rejones que se anunciaban en una Feria. Sevilla ya eliminó el festejo de 6 rejoneadores, Madrid por San Isidro cada vez da menos puestos, si bien les da su hueco durante el verano, y otras ya han cambiado una corrida por un festejo mixto donde únicamente entra un rejoneador.
