Ocurrió la pasada Feria de Abril, concretamente el lunes 24 de abril, en un festejo donde con toros de Hnos. García Jiménez y Olga Jiménez se anunciaban José Antonio Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y Emilio de Justo. Una tarde donde la afición hispalense respondió a la llamada de la empresa llenando hasta la bandera el coso del Baratillo. Una tarde donde salieron varios toros interesantes, destacando el tercero de nombre “Filósofo”, un toro de grandes cualidades.
Un festejo que no quisieron perderse grandes personajes del mundo del toro, entre ellos un Álvaro Núñez que disfrutó con la brava y emotiva embestida de ese gran animal de Olga Jiménez. Tal fue su interés por el astado que preguntó a su ganadero si podía cortarle los testículos y sacarle semen, algo a lo que accedió sin problema Jorge Matilla. Una embestida que le llenó por completo a un ganadero que nunca ha dejado de buscar fuera de su casa aquello que le faltaba.
“El toro era de vacas. Le dije a Koke -por Jorge Matilla- que si no le iban a cortar los testículos, para preservar el semen, ya sabes. Y me contestó que no. Así que no veas la que monté” le comentó el ganadero sevillano a Zabala de la Serna pocas horas después de ser lidiado en la Maestranza, uno de los toros de la temporada. “Corrí al desolladero, no sin antes buscar una nevera y hielos, una locura. Llegué a tiempo. Menos mal. Fue extraordinario. Un toro como Filósofo te hace una ganadería”, añadió Álvaro Núñez en unas declaraciones recogidas en el diario El Mundo.
Los testículos, también llamados turmas, son una glándula sexual que produce los espermatozoides, por lo que “Filósofo”, pese a morir en la arena de La Maestranza, perpetuará su linaje en la ganadería que posee en Portugal el ganadero sevillano. Pero únicamente no basta con cortar los testículos, los cuales serán depositados en una nevera con hielo para que no pierdan temperatura, siendo de vital importancia que esa labor se haga como máximo 24 horas después de la muerte del animal.
Posteriormente, se añaden ciertas sustancias de conservación de las turmas. De ahí saldrán posteriormente las pajuelas, esas que posteriormente deberán ser introducidas en unos contenedores de Nitrógeno Líquido a unos 270 grados bajo cero (ultracongelación), con ello se pretende mantener intacto dicho semen, ese que servirá más adelante para inseminar a un número determinado de vacas.
La gran tarde de García Jiménez en La Maestranza
Esa fue una tarde de gran contenido, un festejo que Sevilla vivió con intensidad para dar el pistoletazo de salida a la semana de farolillos. Una corrida donde José Antonio “Morante de la Puebla” paseó una oreja del cuarto y el palco no le entregó la del primero por entender que la petición no era mayoritaria; Emilio de Justo desorejó al bravo tercero de Olga Jiménez en una obra de gobierno y alto nivel, mientras que Talavante no cayó de pie en una vuelta donde dejó sus mejores pasajes al natural.
La tarde acabó de romper con la lidia y muerte de Filósofo, un toro de bandera premiado con la vuelta al ruedo. Toro al que Emilio de Justo cuajó de pitón a rabo tras una labor de enjundia. El de Olga Jiménez siempre lo quiso todo por abajo, embistiendo con largura ya en el saludo capotero. Un animal que sin hacer una pelea espectacular en varas sí empujó con clase al peto. De Justo recordó al añorado Manzanar con un quite por chicuelinas con las manos muy bajas. Se arrebujó con un toro bravo de verdad, de esos que no perdonan un fallo. Sobrevoló el percance cuando el animal derribó al cacereño en un momento de gran angustia. De Justo no acusó el golpe comenzando su faena con una antológica serie con la mano izquierda. Doblones con la rodilla genuflexa. El toro era un volcán de bravura, embistiendo con una largura y una entrega bárbara.
Sabía De Justo que este era un toro para coronarse en Sevilla, y así lo hizo. Le echó las bambas al encastado animal para que este derramase su vida en embestidas de gran profundidad. Se fue siempre a los vuelos, buscando con ahínco los belfos de la muleta. Se encajó Emilio en series macizas por lo importante de las mismas. A derechas el toro no bajó su intensidad. La gente se puso en pie, la faena no era para menos. Paró, templó y mandó las embestidas de un toro de vacas, uno de esos animales que engrandecen la fiesta. De Justo andaba roto, desmadejado, había perdido la noción del tiempo. Filósofo, toro de una de las reatas más importantes de la casa, exigió siempre que lo llevaran sometido y muy por abajo. A mayor calidad, más calidad. La última serie a zurdas unida a una estocada hasta las cintas puso en su mano las dos orejas del animal.