En la tarde de ayer, la Monumental Plaza de Toros de Las Ventas volvía a abrir sus puertas para la celebración de un festejo taurino, en esta caso la divisa anunciada llevaba el nombre de Palha, uno de los hierros más importantes del campo bravo y un emblema en la vecina Portugal. Una corrida seria y acorde al encaste que le corre por las venas a un hierro que hace años apostó por la sangre de Baltasar Ibán.
En los días previos al festejo, la empresa Plaza 1 emitió varios vídeos de los astados; así, el aficionado pudo conocer de primera mano los animales reseñados para una corrida en la que estaban anunciados el murciano Rafael Rubio ‘Rafaelillo’, el francés Juan Leal y el madrileño Francisco de Manuel. Un festejo donde lo más desatacado vino en el segundo y quinto de la tarde, dos toros que le cupieron en suerte al diestro galo afincado en Sevilla desde hace años.
Se da la circunstancia que el primero de su lote, un animal de nombre Genovés, llevaba una cornada en la solana, entre la U y el primero de los números. Dicha cornada era visible desde los tendidos de la plaza, de ahí que no se entienda como pudiera pasar desapercibida para unos veterinarios que miran al detalle a cada animal que se lidia en la primera plaza del mundo. La exigencia que otros días lleva a estos a desechar astados por problemas mucho menores, hoy quedó en un segundo plano, algo que no entendieron muchos de los aficionados que se encontraban en los escaños de la primera plaza del mundo.

No se entiende entonces que tanta minuciosidad en los reconocimientos lleve a fallos como este, más si cabe cuando la propia corrida del hierro portugués tenía toros suficientes para haber lidiado la corrida completa sin problemas. En los datos que ofreció Plaza 1 constaba como primer sobrero un ejemplar del hierro titular, estando como segundo un animal de Villamarta, vacada que ese mismo día lidiaba una corrida en Zaragoza.
«El segundo fue aplaudido de salida pese a la cornada visible que lucía en la solana, su trana escurrida y su descompensada conformación«, escribía Marco A. Hierro en su crónica del día de ayer en Las Ventas. Se trató de un animal medidor y sin entrega, un avieso astado al que le plantó cara un sincero Juan Leal. El francés saldría ovacionado del envite tras una faena donde mostró la evolución que va tomando su toreo.
Una labor seria que contamos de la siguiente forma el pasado domingo: «Lo recibió lidiando un Juan Leal que supo darle trapo por abajo para aplacar su intención de mirar por encima de la esclavina. Peor aún cuando salió del penco, pero aún así le dejó un quite por chicuelinas Francisco de Manuel que anunciaba su intención valerosa y lo ‘pájaro’ que iba a ser el de Palha en la muleta. Pero lo brindó al público el francés y se quedó en los medios para esperar la llegada en la distancia del fino, que no estaba para alardes, pero se los dio el galo, que lo esperó con inteligencia y pasó la línea con fe para soplarle dos series de naturales tan por abajo que hasta el animal pareció sorprendido por Leal. Una radiografía le hacía el toro, que tenía disparo y no era ninguna burra, pero lo fue afligiendo hasta terminar montándose encima en una demostración de poder lidiador con un ‘bicho’. Una estocada comprometida lo tiró sin puntilla antes de saludar una ovación que debió ser vuelta».