El pasado mes de julio de 2024, la ganadería de Cebada Gago vivió un episodio que —con mayor o menor frecuencia— puede suceder durante un encierro. Un astado de la vacada gaditana resbaló en la emblemática curva de Mercaderes con Estafeta, atrapando en su caída a uno de los corredores que iba junto a los animales en ese tramo del recorrido. Una caída que terminó dañando el pitón de este imponente ejemplar procedente de ‘La Zorrera’.
Ya en los corrales, los veterinarios dictaminaron que el toro no podía ser aprobado, al presentar el pitón partido desde la cepa tras el golpe. Como es lógico, no se podía lidiar un astado con ese defecto, lo que obligó a incluir en la corrida a uno de los dos toros que no habían corrido el encierro esa mañana y que estaban preparados como sobreros. Estos animales fueron trasladados desde los corrales del Gas hasta los que se encuentran en las dependencias de la Monumental de Pamplona.
En lugar de ser apuntillado, como ocurre en algunos casos, este ejemplar de Cebada Gago fue devuelto a la finca gaditana junto a otros toros que habían quedado fuera de esa corrida. Una vez recuperado el peso perdido durante el viaje, el ganadero tenía la opción de meterlo en la plaza para probarlo como semental, al quedar inutilizado para la lidia, dándole así la oportunidad de ganarse la vida. Sin duda, el problema del pitón puede ser un hándicap, pero si el animal muestra la bravura que le permite sobreponerse a cualquier inconveniente, acabará sacando a relucir ese fondo que lleva dentro y podría salvar su vida si el ganadero así lo considera.
Este contratiempo vivido en el encierro se resolvió sin complicaciones, al incluir en la corrida al primer sobrero, uno de los cuatreños que no había participado en la carrera esa misma mañana. A pesar del revés sufrido, la tarde se desarrolló con total normalidad: Juan Leal fue silenciado en los tres toros que lidió, uno de ellos por Isaac Fonseca, que se resintió de su lesión en el codo al estoquear al tercero; tarde de paso adelante para Román, que cortó una oreja del segundo y se enfrentó a una auténtica prueba de fuego en el quinto.
La vacada regresará a la Feria del Toro este 2025, con su encierro programado para la mañana del martes 8 de julio, una fecha marcada en rojo por los aficionados que reconocen en esta ganadería un hierro emblemático, sinónimo de emoción y seriedad, tanto en la calle como en el ruedo. La expectación por su vuelta es siempre alta, más aún este año por el cartel que ha confeccionado la MECA: Antonio Ferrera, Román y Víctor Hernández.
Un cartel atractivo que reúne a tres toreros con una acusada personalidad, espadas que ya han dado un golpe sobre la mesa en este 2025 con destacadas actuaciones en plazas como Sevilla o Madrid. Además, la tarde gana enteros con el regreso de una ganadería que ha dejado huella en San Fermín durante los años en que ha estado presente. Esta cita promete ser una de las más esperadas del ciclo pamplonés, y aunque no podrá verse por televisión, muchos aficionados ya la tienen anotada como una fecha imprescindible.