Si el invierno es duro para un matador de toros, mucho más para un torero a caballo que, además de la frustrante y agobiante situación a la que el COVID y las restricciones están condenando al sector, lo hacen también con su cuadra, a la que un rejoneador está obligado a seguir manteniendo con alimentación de calidad para que mantenga sus virtudes. Es lo que nos resume Leonardo, una de las cabezas del escalafón a caballo, en la siguiente entrevista.
El invierno más duro… debe ser frustrante para un artista ver cómo todo se desmorona por causas externas, ver cómo el trabajo no tiene fruto, ver cómo la lucha no se recompensa en tardes, ¿cómo has sobrellevado mentalmente todo eso?
Es frustrante y agobiante esta incertidumbre que estamos viviendo. No sabes cómo van a venir las cosas. Es una sensación muy rara y muy mala. Pero tenemos salud, y este tipo de cosas te sirven para aprender y valorar lo que teníamos antes. Cada corrida que toreemos a partir de ahora será especial, única, como si fuera la última corrida de tu vida. Eso hará que los toreros nos expresemos más, nos volquemos más y profundicemos más dentro de nuestra tauromaquia. En el momento que estamos, hay que tirar por la calidad para que el aficionado se emocione cada vez que vuelva a una plaza de toros.
En esa carrera mental por superar estos meses de incertidumbre, ¿qué etapas has pasado? ¿con qué sueña un torero en este momento?
En un mismo día me vengo abajo o arriba en varias ocasiones: hay momentos en los que piensas cómo vas a tirar hacia adelante económicamente y otros en los que te vienes arriba, en los que piensas que tienes un sitio en el toreo privilegiado.
¿Cómo se encuentra tu cuadra en este momento?
Ahora mismo tengo una cuadra muy buena. El año pasado hice cosas muy importantes, torearon como yo siempre quiero. Ahora, se unirán varios caballos nuevos, algunos que han cambiado de sitio y torearán de una forma más comprometida.
¿Cuál es tu apuesta para esta temporada?
El más importante de los caballos figuras es Enamorado, que tiene que estar a un nivel increíble este año; ahora ha estado de parón y de vacaciones, pero ahora está empezando de nuevo. A él se unirán cuatro o cinco caballos nuevos muy especiales, que no los tengo ni bautizados, que llevan mucho trabajo detrás, en los que he estado echándole mucho tiempo y eso hace que rompan en la plaza de tientas.
¿Se nota que un caballo no torea? ¿Está de otra forma cuando vuelve a la cara del toro?
Sí, al final es como un torero y necesita una preparación tremenda en cuanto a doma, a equitación, a la hora de torear vacas… y a mí me gusta torear muchas vacas en el campo para llegar muy preparado a la plaza. Hay que llegar con las cosas muy seguras y muy bien entrenadas.
¿Qué crees que se ha hecho bien y qué crees que se ha hecho mal desde el sector este invierno? Hay empresas como la que comanda tu apoderado que han estado trabajando y otras que no tanto, ¿qué ves de positivo o negativo en lo que está ocurriendo?
En primer lugar, decir que mi apoderado Alberto es el claro ejemplo de lo que tiene que ser un buen empresario dadas las circunstancias. Le está echando ganas y coraje. No para de arriesgar. Para ellos también es una apuesta fuerte porque no es fácil salir adelante con la que está cayendo. Antes, tú conocías las plazas y sabías cómo podían funcionar las cosas, pero ahora mismo es una etapa difícil para hacer apuestas. El año pasado fue el empresario que más toros dio.
En cuanto a la Fundación y ANOET, creo que ahora vivimos una incertidumbre muy grande. Políticamente, no nos dejan poder hacer las cosas que nosotros creemos que con seguridad se pueden hacer y en otros mundos sí que las están haciendo. Tenemos el ejemplo del concierto del genial grupo Taburete, que tuvo medidas de seguridad, pero nosotros pedimos y ofrecemos muchas más medidas de seguridad con menos gente y encima al aire libre y no nos están dejando dar espectáculos.