El hecho ocurrió en la tarde de ayer en la plaza de toros de Cáceres, coso donde Alejandro Talavante y Emilio de Justo toreaban en mano a mano en la segunda y última de abono. Un festejo que atrajo a un número importante de aficionados para ver a dos de los espadas más destacados de esta Feria de San Isidro 2024. Cultoro quiso estar presente en dos festejos que máxima altura tras varios años sin festejos taurinos en la ciudad extremeña.
Uno de los protagonistas fue Alejandro Talavante, espada que realizó una gran obra al extraordinario quinto. “Borrachera de toreo de Talavante en el último de su lote. Un gran toro de Garcigrande al que se le pidió con fuerza el indulto. Dos orejas y vuelta al ruedo a un toro que hizo las delicias del espada extremeño, ese que disfrutó e hizo disfrutar a los tendidos. El palco le robó el rabo saludando este a la presidencia con unas gafas en la mano en señal de protesta, nos contaba en el día de ayer nuestro compañero Jaime Bravo.
Un animal que llevaba por nombre ‘Veronés’, astado de Garcigrande marcado a fuego con el número 29, de pelo negro, 477 kilos de peso y nacido en abril del 2020, por lo tanto un astado del guarismo 0. Se trató de un ejemplar de grandes virtudes con el que Alejandro pudo expresarse en el ruedo dejando fases de su personal corte. Un animal de gran clase, ritmo y humillación que no consiguió salvar la vida tras la negativa presidencial, algo que enfadó sobremanera al torero pacense.
Talavante estaba contrariado por la falta de sensibilidad —a su juicio— de un presidente que no había tenido a bien atender a la mayoría de una plaza que pedía pañuelo en mano la vida para el animal. Una vez entró a matar y tras pasaportar al toro, Pedro Gamero concedió el doble trofeo pese a existir una petición mayoritaria de rabo, algo que también provocó el malestar de un diestro que había cuajado de cabo a rabo a un animal al que se le daría la vuelta al ruedo en el arrastre.
Fruto de ello Alejandro le mostró al presidente unas gafas en señal de disconformidad por las decisiones tomadas minutos antes, un gesto que ya realizó en su día Morante de la Puebla en la plaza de toros de Alicante al no serle concedida la segunda oreja de un toro de Zalduendo con el que había sellado una labor de gran personalidad. Tal y como nos contó Salvador Ferrer en las páginas de El Mundo, “al presidente no se le ocurrió otra cosa que denegar la segunda oreja y el de La Puebla, con esa gracia, le lanzó unas gafas. Aunque el toreo se ve o no se ve, por mucho que se mire con gafas o con mucha atención”.
El pacense acabaría dando dos vueltas al ruedo con un público entregado que llenó el “Coso de la Era de los Mártires” 53 años después. Una tarde donde se lidiaron astados pertenecientes a las vacadas de La Quinta, El Pilar y Garcigrande en un mano a mano de dos toreros extremeños. Se cerraba así una Feria que ha vuelto a retomarse más de un lustro después gracias a la apuesta tanto del ayuntamiento como de la empresa Lances de Futuro que comanda José María Garzón.