Con motivo del nombramiento de Vicente Barrera como vicepresidencia de la Generalitat Valenciana y conseller de Cultura por Vox, muchos han sido los que han puesto el grito en el cielo por este nombramiento, acusando al torero valenciano de estar colocado en ese lugar por ser un matador de toros. La época que nos ha tocado vivir es en la que los políticos están colocados por afiliación a un determinado partido, siendo pocos los que realmente se ganan el sitio por los conocimientos adquiridos en la Universidad.
Muchos desconocen, o no quieren conocer, la trayectoria profesional de un torero que llegó a la profesión tarde, que cursó una carrera más que digna y que cosechó triunfos importantes durante su carrera. Y como los toros son Cultura, ¿por qué es tan descabellado que un torero se haga cargo de esa cartera?, al igual que lo podría hacer un actor de teatro, un escritor o un director de cine. Pero parece que el foco está puesto en su profesión como torero. Vicente es también licenciado en Derecho, un hombre de una carrera brillante más allá de los ruedos.
Hay un amplio número toreros de izquierda, hombres sobradamente cualificados a los que nadie les ha acusado el no poder ocupar un determinado lugar en la sociedad por tener tendencias políticas del otro lado del tablero. Y ahora no es momento del manito “y tú más”, como decía Ortega y Gasset, “Si quieres conocer cuál es el estado de una nación asómate a una plaza de toros”, un filósofo y ensayista español que llegó a ser ministro durante la monarquía de Amadeo de Saboya y diputado en las Cortes Constituyentes de 1931 en el partido Agrupación al Servicio de la República.
Pero con este revuelo han sido muchos los que han aprovechado la coyuntura para arremeter contra la fiesta de los toros.El primero, que no único fue el periodista catalán Jordi Évole, el cual dejó el siguiente mensaje en sus redes sociales: «…y de conseller de Cultura habíamos pensado en poner a un torero… ¡Anda ya! No hay huevos. ¿Qué no hay huevos? Sujétame el cubata» escribía de forma irónica en el día de ayer.
Pero no fue el único, Ramón Espinar, politólogo, activista, político español y antiguo miembro de Podemos, también quiso mostrar su descontento con este nombramiento publicando un mensaje en sus redes sociales: «En dos generaciones los toros han pasado de ser una afición que movía gente y dinero casi al nivel del fútbol a ser una cosa bizarra, para una tribu urbana y gente de Vox. Algo vamos avanzando».
La tribu y gente de vox…. pic.twitter.com/jrj5qkuvFA
— La_Palmosilla,Oficial (@palmosilla) June 15, 2023
Un mensaje que no pasó desapercibido para uno de los ganaderos más activos en redes sociales, un Javier Núñez que no quiso dejar pasar la oportunidad de contestarle con un mensaje que dejaba a las claras que el mundo del toro sigue tieniendo un enorme arraigo y una fuerza enorme en nuestro país: «La tribu y gente de vox…». Se trataba de una fotografía donde se veía a un número ingente de personas corriendo uno de los encierros que anualmente se hacen en la capital navarra, precisamente una ciudad donde ni Vox ni el PP gobiernan, pero donde la tauromaquia tiene un arraigo enorme, dejando a un lado el color político de cada uno.
Intentar atribuirle a la fiesta de los toros un determinado color político es una aberración por parte de una nueva política que ha perdido por completo la visión plural de un país que tiene al toro presente en cada rincón del mismo. Los toros no son Ni de izquierda ni de derecha, los toros son patrimonio cultural (nada más y nada menos) de un país que late de una manera diferente en cada rincón del mismo, por eso no tendría que verse como una anomalía que un torero fuese vicepresidencia de la Generalitat valenciana y conseller de Cultura por parte de Vox o de Podemos, pero hace mucho tiempo que determinada parte de la izquierda se apartó de algo que siempre le perteneció y que sus mayores defendieron a capa y espada.