Muy abanto de salida este «Valijero» de Juan Pedro Domecq al que tanteó el toricantano Mario Navas. Bien, le echó el palo Alberto Sandoval, quitó por chicuelinas y la media, y buena brega se le dió por parte de Gómez Escorial. Eficaz su cuadrilla, ante un toro con clase pero algo faltó de fuerzas. Tras el acto de alternativa por el que Luque concedía el título de matador de toros a Mario Navas, con Juan Ortega de testigo, Mario brindó a su hermano y padre, planteó una faena para paladares exquisitos. Genuflexo y templado lo muleteó el vallisoletano. Faena templada por el pitón derecho, girando sobre los talones y reduciendo su embestida. El culmen llegó al natural, una obra muy pausada y bella. Hondo en su concepto, y con largura en el muletazo. Remató por naturales a pies juntos, ayudados por alto, un kikiriquí y un molinete invertido. Dos pinchazos y estocada entera. Ovación.
Devuelto el quinto de la tarde, el sobrero número 37 de Juan Pedro Domecq no terminó de entregarse y tuvo que hacérselo todo Juan Ortega. Apretó bien el animal en varas y tras un mal tercio de banderillas, inició Juan de pintureras maneras. Estuvo varias tandas de probaturas sin terminar de coger el aire al astado, hasta lograr acompañar su sosa embestida. Los mejores pasajes ocurrieron por el pitón derecho, Juan muy toreramente corrió la mano sin ningún enganchón y llevándoselo detrás de la cadera. Pudo sentirse en una faena de largo metraje. Pinchó en tres ocasiones y recibió un aviso. Ovación.