Aún no es oficial y ya estamos rajando. Es el deporte nacional en esta era de la Comunicación y la Globalización en la que hasta el más tonto tiene a mano convencer a la masa de las locuras más estúpidas. Y eso también ocurre en el toro. Especialmente en el toro.
Por eso ahora, que comenzamos a avanzar los medios cuáles serán los carteles del último gran ciclo del año, preferimos rasgarnos las vestiduras por la propuesta -que se entiende como escasa- que felicitarnos por haber logrado -pese al notorio carajal interno que atraviesa el sistema de parte a parte- que Las Ventas vuelva a vestirse de gala para una gran feria. Aunque sea un Otoño un poco más largo de lo que era. Aunque estén las figuras, que en octubre suelen pensar todos que Madrid es mal escaparate para perder lo ganado en la temporada. Pero es que esta temporada había poco que ganar en lo pecuniario, pero mucho que reconquistar en lo social. Y todo camino, por largo que sea, comienza por un primer paso.
Y lo cierto es que el ‘aficionado’, el que suelta perlas por Twitter y luego ve las corridas en la tele con un enlace pirata, no tiene en cuenta -ni considera que tenga por qué- la situación de la que todavía no hemos salido, por muchas ganas que tengamos. Y eso pasa indefectiblemente por resaltar la realidad que la pandemia está enmascarando: son pocos, muy pocos los cosos que han colgado un No hay billetes, o un lleno. Y Las Ventas está pagando ahora esa puñetera verdad reduciendo el número de festejos para paliar el daño social que le haría a la tauromaquia el reflejo del cemento en los tendidos. Porque parece que hemos vuelto al trabajo y que se ha acabado la tos, pero eso hay que decírselo a los cientos de miles de trabajadores que acaban de salir de un ERTE, que se acaban de quedar en el paro o que han perdido a sus seres queridos y de lo que menos tienen ganas es de ir a los toros.
El número de festejos de la Feria de Otoño es un acuerdo mutuo entre Plaza 1 y la CAM. Las seis corridas de toros, las dos novilladas con picadores y el festejo sin los del castoreño que se celebrarán en este ruedo corresponden a una conformidad conjunta entre la entidad pública y la privada, no olvidemos, en un año de pandemia. Este acuerdo corresponde a un mal menor para mantener viva una llama que no podría arder de otra forma.
El contrato, suspendido en su versión inicial durante esta época pandémica y que requería una readaptación a las circunstancias, tuvo como fruto este acuerdo para la explotación de la plaza durante las temporadas 2021 y 2022 (al no haber actividad taurina en 2020, la CAM ya acordó con Plaza 1 que el contrato se ampliaría un año más, algo contemplado por la ley en casos excepcionales como el Estado de Alarma).
Sí, claro. Se hubiesen querido más espectáculos, pero la sensatez de los ladrillos de la Meca de esta religión y de considerar que Las Ventas es el escaparte mundial de la tauromaquia han llevado a ambas entidades -privada y pública- a acordar estas fechas de celebración. Es fácil, muy fácil proponer nuestros propios deseos y pedir que se hagan realidad tirando con la pólvora de Plaza 1. Eso lo sabemos hacer todos. Lo que ya no es tan fácil es hacer rentables esos deseos, y las empresas no están para perder dinero, oiga. Tampoco lo harían los del enlace pirata si los cuartos en juego fueran los suyos.
Fueron casi 7.000 personas las que entraron en Las Ventas en los tres festejos que van hasta la fecha. Y en alguno hubo hasta dificultades para agotar el papel. Con Juli, con Manzanares, con Ferrera, con Ureña, con Perera, con De Justo, con Ferrera y hasta con Victorino y tres guerreros. Todo con un éxito notable en cuanto al nivel artístico. Todo de primer orden, de escaparate grande. Ahora que venga el que quiera a poner a tres novilleros que torearán la única del año ante los chinos que puede que vengan de Wuhan, porque son los que ahora tienen pasta.
La fórmula aplicada a este acuerdo corresponde por tanto a los citados criterios: asegurar una temporada de transición sin perder la calidad que le corresponde a la primera plaza del mundo y garantizando que siempre se llenen los aforos permitidos en todas circunstancias. Y el abonado, con más carga de espectáculos, podría ser un ying-yang con su parte positiva o negativa si decidía no renovar.
Lo que está claro es que, aunque Sevilla -plaza privada- vaya a superar este año en cantidad y calidad los espectáculos de Madrid, la Maestranza no deja de ser de los maestrantes -piso privado, repetimos-, no de toda una comunidad autónoma. Y si hay algo que caracteriza a esta comunidad durante la presente crisis es rebelarse contra las injusticias de los estultes. Y el toro siempre ha sido un reflejo de la sociedad…
Carteles de la Feria de Otoño 2021
24 de septiembre. Toros de Victoriano del Río para Diego Urdiales, José María Manzanares y Paco Ureña.
25 de septiembre. Novillada con picadores. Novillos de Fuente Ymbro para Manuel Diosleguarde, Isaac Fonseca y Manuel Perera.
26 de septiembre. Toros de Victorino Martín para López Chaves, Alberto Lamelas y Jesús Enrique Colombo.
1 de octubre. Novillada con picadores. Novillos de López Gibaja para Alejandro Fermín, Alejandro Adame e Ignacio Olmos.
2 de octubre. Toros de Garcigrande para El Juli, Emilio de Justo y Juan Ortega.
3 de octubre. Toros de Adolfo Martín para Antonio Ferrera, en solitario.
9 de octubre. Novillada sin caballos. Final del Camino hacia Las Ventas.
10 de octubre. Toros de Santiago Domecq para El Juli, Miguel Ángel Perera y Daniel Luque.
12 de octubre. Toros de Alcurrucén para Morante de la Puebla, López Simón y Ginés Marín.