Muchos son los rejoneadores que invierten gran parte de sus ganancias en formar una yeguada propia, esa donde cimentarán la base de su futura cuadra. Como ya contamos en alguna ocasión, ser rejoneador no es nada fácil, más si cabe en una época donde van menguando los espectáculos y los huecos se reducen gradualmente. Por si fuera poco, los gastos son más altos que aquellos que tienen los matadores de toros, algo que acaba ahogando económicamente a esos jóvenes que sueñan con ser alguien en este mundo del rejoneo.
Hay muchos rejoneadores que tuvieron la fortuna de iniciar sus pasos con un respaldo económico que les permitía acceder a unos determinados animales, mientras que otros se tenían que buscar la vida comprando caballos de una cierta edad dentro de una cuadra muy reducida. Abrirse camino nunca fue sencillo, pero poco a poco muchos de ellos consiguieron aprovechar la oportunidad puesta sobre la mesa y meter la cabeza en un escalafón con enorme competencia.
Este es el caso de Diego Antonio Espíritu Santo Ventura (Lisboa, 4 de noviembre de 1982), un rejoneador portugués que siente a Sevilla en su corazón gracias a una vida junto al toro y el caballo en La Puebla del Río. Un rejoneador que tras más de 25 años de alternativa vive uno de los momentos más especiales de su carrera, ese que actualmente le ha vuelto a llevar a tierras mexicanas para continuar una temporada con importantes triunfos.
Ventura disfruta de su profesión tras años de dura lucha, y eso se debe a una cuadra que cuida con mimo, una yeguada que le está dando grandes frutos tras una inversión inicial cuando pintaban bastos. Los triunfos y la entrada en caja de mayor cantidad de dinero le ayudó a ir poco a poco comprando caballos que con el tiempo se convertirían en sementales de su casa. Fruto de este paso adelante es la cantidad de ejemplares con su hierro que se ven en las plazas, caballos toreros que han alcanzado un nivel altísimo, contribuyendo estos a los triunfos del citado rejoneador
Es una yeguada cimentada sobre caballos y yeguas de gran pedigrí, que traen tras ellos una descendencia ilusionante para el propio Ventura. Unos potros que van naciendo en esta época del año, esos que empiezan a corretear por los verdes pagos de la finca del rejoneador cigarrero. Más de 20 años de selección que han llevado al nacimiento de dos nuevos potros hijos de varias de las líneas más importantes de la yeguada.
La propia cuenta del rejoneador anunciaba dichos nacimientos con la publicación de dos historias en su cuenta de Instagram: «Hijo de ‘Guadalquivir’ y madre hija de ‘Guajiro’ de Andrés Romero con una hija de ‘Trincherazo’«, se podía leer en el primero de los vídeos publicados en el día de ayer. «Otro machito hijo de ‘Nómada’ con una hija de ‘Fabuloso’ de Elevage du Duende«, yeguada francesa (puro Lusitano) creada hace más de treinta años por la familia Duende en el sur de su país.
Una nueva ilusión para un rejoneador que tiene plena confianza en los animales que cría y selecciona en su casa, esos que con el tiempo tomarán un camino u otro tras su doma. Unos se probarán con el toro manso para saber si tienen futuro como caballo torero, otros se irán destinados al trabajo de campo o como animal de recreo, existiendo animales que tengan una salida en la Doma Clásica o Vaquera.
El incalculable valor de un caballo estrella y su estatus en el mundo del rejoneo
Como cualquier yeguada, se venden caballos antes del proceso de doma o después del mismo, alcanzado este un precio distinto en el mercado. Al estar marcados a fuego con el hierro de la D y la V, estos equinos tienen un precio importante en el mercado al tratarse de una yeguada consolidada proveniente de las líneas más importantes que hay en el rejoneo, de ahí que este sea un animal de gran versatilidad, nobleza y corazón
Distinto es el precio que puede alcanzar cuando se convierten en estrella, siendo francamente difícil Diego Ventura se deshaga de una de las joyas de su corona como tampoco hicieron otros compañeros de profesión con esos animales. Diego conoce bien el mercado, sabe lo duro que es encontrar un caballo que te llene plenamente, sin ir más lejos comenzó su carrera con animales muy veteranos, con alguna deficiencia física que a él le aportaban mucho, por todo ello sabe que tener un animal figura vale un precio que muchas veces está fuera de mercado.
Diego Ventura Ventura: una vida junto al toro y el caballo
Tras a nacer al otro lado del río Tajo, siendo un bebé se asentó junto a su familia en La Puebla del Río (Sevilla). Su padre, rejoneador de profesión, luchó durante años por cumplir su sueño, ese que y tuvo que complementar con trabajos de doma en la finca “Rancho El Rocío”, propiedad de la familia Peralta. Una vinculación con Ángel Peralta que viene incluso antes del nacimiento de Diego cuando el rejoneador hispalense le ofrece trabajo domando sus potros a cambio de anunciarse en una serie de festejos en los pueblos.
Desde que fue un niño, Diego poco a poco fue enamorándose de ese animal que con los años le haría pasar a la historia del rejoneo. Desde pequeño tomo la decisión de ser rejoneador incluso no asistía al colegio por quedarse a ver como toreaban a las vacas. Su primera aparición en público fue a los 9 años en una becerrada en La Puebla del Río junto a Álvaro Guisasola y Morante. Ventura tuvo siempre claro que quería ser rejoneador pese a no tener un camino fácil.
Debutó como rejoneador el 21 de febrero de 1998 en Churriana (Málaga), tomando la alternativa de manos de su padre el 13 de septiembre de ese mismo año en Utiel (Valencia), Confirmando la alternativa en Madrid el día 3 de junio del año 2000. Desde ahí poco a poco fue subiendo escalones hasta ir poco a poco cumpliendo los objetivos que se había marcado. Su cuadra fue alcanzando mayor regularidad consiguiendo este importantes triunfos que le fueron colocando en los lugares de privilegio en el escalafón.
Con las Bodas de Plata cumplidas como rejoneador, Ventura goza del estatus de figura ganado durante todos estos años, ese que le llevó a invertir parte de lo ganado en una yeguada que hace varios lustros empezó a dar sus frutos. Pese a la pérdida de varios de sus animales estrella, Diego consiguió reponerse con nuevos animales que dejaron huella tanto en el ruedo como en el corazón de un rejoneador que ya no tiene que buscar fuera -salvo en contadas excepciones- a esos animales que cimienten su cuadra.