MARCO A. HIERRO
Más o menos tres horas. Es lo que se tarda en leer el último y brillente libro de Nicolás Sampedro, un excelente aficinado colombiano y residente en Barcelona, donde luce su activismo taurino con orgullo y profusión. Habitualmente, Nicolás ha publicado volúmenes sobre aspectos técnicos de la lidia, más cercanos al ensayo que a la ficción, por lo que este Aventorero, entre Agujetas y Badila, es su primera incursión en la novela. Ojalá no sea la última.
En menos de 100 páginas el autor es capaz de narrar las aventuras del protagonista, un matador de toros aspirante a figura que llega a la Ciudad Condal para hacer una sustitución a Antonio Ordóñez al día siguiente en Figueras. Son los años 60 del siglo XX y entre su llegada y su partida, ya para torear, se ve envuelto en una serie de peripecias muy propias de los ambientes taurinos de mitad de centuria pasada.
Lo brillante llega de la mano del autor, que sabe profundizar en la historia y en los personajes reales que vivieron existencias de novela haciéndolos antepasados de los banderilleros y picadores actuales, para mayor gloria de sus nombres y la profesión que representan. Así, la historia de los picadores Agujetas y Badila subyace en la historia, tan amena que uno es capaz de devorarla en un rato.
Notable incursión en la novela de Nico Sampedro, conocido siempre por su rigor histórico y por su estudio constante de los textos más arcanos del toreo de siempre. Por eso sorprende al lector, que encuentra en El Aventorero un sinvergüenza simpático y entrañable del que es casi imposible no prendarse.
Apoyan y conforman este trabajo el inestimable prólogo del aficionado y columnista Joaquín Luna y la magnífica portada e ilustraciones de Xavier Noguera, conocedor de las esencias taurinas y reconocido diestro con los pinceles.
Editado por Círculo Rojo, pueden realizarse pedidos o consultas por correo electrónico: elaventorero@gmail.com o Whatsapp: 647 550 114.