La pasada temporada llegaba la tan ansiada normalidad a nuestra piel de toro y con ella la reactivación de un sector taurino que venía sufriendo dos años de escasez de festejos y de una regulación que no le dejaba llenar sus tendidos por culpa de la pandemia. Un 2020 muy doloroso y un 2021 con notas positivas daban paso a un 2022 donde las principales plazas abrieron sus puertas para celebrar con normalidad sus festejos taurinos. Valencia, Castellón, Arlés, Sevilla, Madrid daban el paso durante los meses de marzo, abril, mayo y junio a otras ferias posteriores que acabaron por dar estabilidad al sector.
Los aficionados esperaban como agua de mayo la presencia de sus toreros favoritos, unos espadas que había arrimado el hombro en dos años de penalidades para un sector que ahora podía sacar la cabeza. Esa cabeza que buscaba meter en las ferias un Paco Ureña al que los empresarios le dieron la espalda en los primeros seriales del año. Ser el triunfador de 2019 no le valió para entrar en ferias como Olivenza, Valencia, Castellón o Sevilla, esta última por vía de la sustitución tras la baja de Emilio de Justo.
Comenzó su temporada europea en Yecla con una corrida de Bohórquez, un festejo donde las tres orejas paseadas reafirmaban ese buen inicio de temporada en su querida México. Pese a no tener triunfos destacados en León, Autlán de la Grana y Guadalajara, sí dejó momentos buenos e interesantes en tres tardes donde únicamente paseó un apéndice de un animal de Villa Carmela. Con el mes de marzo, avanzando, Paco se centraba en las tardes que tenía por delante y no en los tejemanejes empresariales.
Palos de la Frontera en el mes de abril le volvió a poner de nuevo en el foco por aquello que hacía en el ruedo. Su gran faena al cuarto de la tarde con el hierro de Juan Pedro volvió a sacarle una sonrisa a un torero que gustó y se gustó en el ‘Coso del Descubrimiento’ de la localidad onubense. Aquella tarde saldría en hombros junto a Daniel Luque y David de Miranda tras una buena corrida de Juan Pedro. De ahí volaría nuevamente a tierras mexicanas para hacer el paseíllo el 29 de abril en Aguascalientes con un encierro de Xajay y Villa del Águila. Tras no tener suerte con su primero, en el cuarto dio una dimensión de torero cuajado y maduro, pero el juez de plaza le negó una oreja que se había ganado a ley. El público, en desagravio, lo obligó a dar la vuelta al ruedo.
Sevilla le esperaba a su vuelta para estoquear la corrida de Matilla, un festejo donde se anunciaba con el riojano Diego Urdiales y el madrileño Cayetano Rivera. Pagés le había ofrecido también la corrida de Victorino días antes, pero la imposibilidad de cuadra fechas dejó todo en un único paseíllo. Sendas ovaciones ante un lote desigual fue el balance de un torero que no se dejó nada en el hotel en una tarde donde Ureña a punto estuvo de pasear la oreja del sexto, al que dejó naturales de buen trazo, pero el palco no atendió la petición. Mostró firmeza y valor con el primero de su lote, un animal con complicaciones que se fue orientando poco a poco, sin embargo, con el sexto dejó pasajes de gran interés ante un toro noble pero con tendencia a aburrirse. Vimos una faena con el denominador común de la firmeza de plantas. Se la dejó siempre puesta para llevar empapado en la pañosa la noblona embestida del de Matilla. Cogió siempre la muleta por el centro del palillo intentando hacer el toreo que siente, pero el astado embestía de forma desigual. Tras enterrar el acero no se consideró como mayoritaria la petición, saludando finalmente desde el tercio.
Tras Sevilla le esperaba Madrid en su única comparecencia del abono, se jugaba todo a una carta tras costarle sangre, sudor y lágrimas el poder entrar en la Feria. Pero ya no valía nada mirar atrás, lo único que quedaba era afrontar la tarde con entereza y volver a reconquistar Madrid. La corrida en solitario del murciano no rompió hasta un quinto al que le cortó la oreja entre el delirio del tendido que se quedó en el ruedo por el toreo en medio de la tormenta caída; en el resto de astados, Ureña tiró de entrega, pero no halló el triunfo. Ureña, únicamente detalles ante la falta de fuerza del primero de La Ventana, tampoco halló triunfo ante el soso segundo de Domingo Hernández pese a dejar buenos momentos de mano baja, mientras que el tercer capítulo no ayudó a que la tarde rompiera por el mal uso del descabello ante un tobillero de Adolfo. Ureña fruncía el ceño, más si cabe cuando un cuarto de buena condición echó el freno tras un torero inicio del murciano. Y cuando peor iban las cosas… se puso a llover en el inicio de faena de Ureña, al sobrero de Mayalde. Brotó el toreo enrazado del murciano en una obra que no fue la más pulcra de Paco en este ruedo, más sí emotiva por la desbandada que hubo en el tendido debido al diluvio. Dejó derechazos de muy bella factura también al natural, amén de un cierre por un estatuario, un broche por abajo y una estocada efectiva le valieron la oreja. Al sexto, un animal de Victoriano de poca raza se lo ciñó a la faja en un quite por Gaoneras muy jaleado por una plaza que ya se había metido en la tarde. Pero el toro no tuvo el fondo necesario para empujar tras la pañosa. Embestidas a la defensiva que cerraron de par en par cualquier atisbo de triunfo.
Cerraría mes de mayo en Bocairente el 28 de dicho mes en una tarde donde pasearía un total de tres orejas ante animales de Núñez del Cuvillo. Un festejo donde se vio a un Ureña más suelto una vez pasado el compromiso de Madrid. Poco a poco las cosas fueron volviendo a su sitio y con ello la presencia del de Murcia en las distintas ferias de España y Francia.
Santisteban del puerto fue la primera parada del mes de junio antes de torear la corrida de ASPRONA en Albacete junto a Morante de la Puebla y Manuel Caballero. Una tarde donde los toros de Daniel Ruiz dejaron que brotara el personal toreo del Ureña en una tarde emitida en directo por Castilla la Mancha y Telemadrid. Una oreja paseó en una tarde donde la afición de Albacete respondió llenando en tres cuartas partes el coso ‘Los Llanos’.
A continuación vendría Istres, una feria que con el tiempo ganó en fama y prestigio gracias al buen hacer de una serie de aficionados que consiguieron ponerla en el mapa. La corrida de Jandilla no ayudó al triunfo de un torero que venía dando pasos adelante en su temporada más difícil desde que consiguió meter cabeza en el circuito. Una vez pasado el 18 de junio sus miradas estaban puestas en Pamplona.
Fue el 13 de julio la tarde del reencuentro de Ureña y la afición navarra en su único paseíllo en el mes de julio. Un festejo donde Perera y Roca Rey salieron a hombros en una buena tarde de toros en la que el lorquino sorteó el peor lote. Fue una faena de pura entrega, la realizada por el murciano, un torero que tiró de amor propio para no irse de vacío de una tarde tan importante para él. Era un cartel con dos gallos de pelea a su lado, sabía que de triunfar se arreglaría definitivamente una temporada que se le puso muy cuesta arriba. Pulseó el de Lorca, la embestida de un animal que protestó en cada pase. Poco a poco el animal se fue apagando, pero no el torero, que buscó con empeño que el trasteo tomara vuelo. Por el izquierdo lo intentó, se colocó bien y sacó algún muletazo de buena factura. Se arrebató al final de faena, justificando su presencia en la feria. Nada pudo hacer frente a un segundo que no le dio ninguna opción.
Ya en agosto cortaría una oreja el 14 de agosto a una corrida de El Marqués de Quintanar en Cantalejo. Al día siguiente se anunció junto a Daniel Luque y Ángel Téllez en La Malagueta para estoquear una corrida con los hierros de Fuente Ymbro y Pallarés televisada en abierto por Canal Sur. No hubo triunfo, pero si la sensación de ver un torero que se había cuajado con la temporada. Supo darle a los animales aquello que pedían, torearlos con los vuelos, e incluso cruzar es línea donde los pies queman. Ureña sabía que su paso por Málaga era importante para el devenir de su temporada y pese a irse de vacío dejó una sensación en el ambiente de querer volver a verlo.
De Málaga pasó a Bilbao, plaza donde en 2019 le había cortado cuatro orejas a su lote con el hierro de Jandilla. En esta ocasión los toros llevaban la divisa y el hierro de El Puerto de San Lorenzo. Un 26 de agosto donde trenzaría el paseíllo junto a Morante de la Puebla y Alejandro Talavante en uno de los carteles más rematados del serial. Fue esta su tarde más redonda del año, ya no únicamente por las dos orejas que paseó, sino por la forma de encarar la tarde.
Su primero con el hierro de La Ventana del Puerto imposibilitó el lucimiento con el capote. Cuando Paco se quedó a solas con el manso animal, sabía que era su momento. El inicio por bajo obligándolo fue clave para el desarrollo de la faena, que se realizó entre las dos rayas de picar. Allí expresó Paco Ureña su verdad, ese camino que nunca ha abandonado y al que siempre ha sido fiel, que es sinónimo de su tauromaquia y de su manera de entender la fiesta. Se reencontró Ureña con ese toreo que es una explosión de pureza, sentimiento y emoción, de pata pá lante, pecho pá fuera. Lo hizo especialmente en dos tandas en las que desplegó su toreo más arrebatado, ese que no engaña ni miente porque viene de lo más profundo del artista ante un animal que se fue poniendo arisco por momentos. Se tiró de manera espectacular, prendiéndolo el animal en una cogida fea en la que le hizo hilo y a punto estuvo de herirlo.
Salió Paco Ureña de la enfermería, algo mermado tras la cogida del tercero, pues su compromiso con una plaza que lo respeta y lo admira no le permitía quedarse sin estoquear al sexto. La faena de Paco Ureña fue de nuevo un derroche de compromiso y entrega. Se puso siempre y buscó esos naturales para romper la cadera por el pitón izquierdo, que no terminaron de llegar por la condición del animal, que perdía las manos si le llevaba muy por abajo. Pero se gustó el murciano, dejando naturales de verdad y mérito, siempre en el sitio y cerrado el trasteo con unos ayudados por bajo que fueron de lo mejor de la faena, conduciendo la embestida hasta el final. Se tiró de nuevo a matar de verdad y cobró un espadazo arriba. Otra oreja al esportón, que si bien no le abrían la Puerta Grande si reafirmaban lo visto tardes atrás.
Una oreja a cada toro de su lote cortó en Iniesta el 28 de agosto, toreando una corrida de Adolfo en Palencia para cerrar el mes más taurino del año. Comenzaría septiembre en San Sebastián de los Reyes, donde fue ovacionado en una tarde donde se lidió una corrida de la casa Matilla.
El 4 de septiembre trenzaría el paseíllo en la plaza de toros de Bayona en una tarde donde iría flanqueado por Miguel Ángel Perera y el venezolano Colombo, espada que pasearía un total de cuatro orejas en una tarde de gran redondez. La espada emborronaría una faena arrebatada al natural de Paco Ureña al segundo, un animal de Gracigrande donde dejó buenos naturales y se abandonó por momentos a diestras. Le cortaría una oreja al quinto por una labor limpia y de buen trazo. Ureña volvió a torear con las yemas a un animal que exigía suavidad en el cite. Ureña entendió aquello que le pedía un toro que se sentía más cómodo en la media distancia.
Santoña el día 8 de septiembre, San Martín de Valdeiglesias el 9 y Baza el 12 fueron tres plazas de menor entidad donde trenzó el paseíllo, el de Lorca antes de torear en Murcia. Tres salidas en hombros ante astados de Ojaillén, El Vellosino y Virgen María, tres tardes donde la presión era menor pese a tener el compromiso marcado a fuego con tres aficiones que respondieron y no faltaron a la cita con un torero que había recuperado definitivamente la sonrisa.
Tres orejas pasearía el 13 de septiembre en Murcia en el cartel más redondo de la Feria junto a Morante de la Puebla y Andrés Roca Rey. Una tarde donde el peruano pasearía los máximos trofeos de los dos toros que le cupieron en suerte. Una tarde donde vimos una actuación sobresaliente de un Ureña que cuajó una de las faenas de su temporada al Cuvillo que hizo segundo. Su prodigiosa mano izquierda hizo rugir a La Condomina, selló tandas rotundas por la mano derecha, siempre en el sitio e intentando torear puro. Ureña consiguió a base de temple y zapatillas asentadas pulir los defectos de un animal que tuvo boyantía y emoción en sus embestidas. Una oreja le cortaría al descastado quinto, un animal con el que tuvo que estar en el sitio para que este no se acabara aburriendo.
Dos orejas le cortaría al toro de Domingo Hernández que le cupo en suerte en el desafío con Samuel Flores en Albacete. Un toro emotivo y con suprema codicia de inicio al que se pasó cerca por estatuarios el murciano. Fue componiendo Ureña una faena en la que intentó embeber con mano baja la acometividad brava del de Domingo, que prosiguió con su codicia y humillación, aunque a veces tendió a puntear algo los engaños y a meterse por dentro. Sería ovacionado con el quinto de Samuel, un animal con virtudes al que le robó buenos momentos con la diestra, el torero de Lorca.
Cortaría sendas orejas de toros de Puerto de San Lorenzo y Fuente Ymbro en Salamanca y Nimes los días 17 y 18 de septiembre, dos tardes donde Ureña dejó grandes momentos que calaron en unos aficionados que disfrutaron de un torero que remontó a base de amor propio una temporada que se puso muy cuesta arriba. En tierras charras cuajó a un importante toro de La Ventana del Puerto en una obra donde destacó su toreo al natural. Pureza, hondura, clasicismo… todo aderezado por un torero sin toro, por una forma de estar en el ruedo que gustó mucho al respetable. El final de Ureña toreando sin ayuda con la mano derecha es sin duda uno de los pasajes más importantes de la Feria. Pese a dejar una estocada caída, se le pidió con fuerza una segunda oreja que no fue concedida.
Otra oreja pasearía en Nimes del primero de la tarde, un toro con genio de Fuente Ymbro al que Ureña supo atemperar y manejar en un trasteo donde siempre se mostró muy capaz. Sobresalieron los naturales del final, ya con el toro entregado y con el ralentí de las últimas tandas. Poco pudo hacer con un cuarto vacío de casta y poder.
Una oreja pasearía en el coso de La Ribera el 20 de septiembre en una tarde donde lidió astados de Zalduendo, su faena al segundo le valió una oreja tras una labor medida y pausada ante un toro no sobrado de raza del hierro extremeño. Una semana más tarde cerraría temporada en Abarán cortándole dos orejas a un interesante encierro de La Palmosilla en una tarde que compartió cartel con Emilio De Justo y Tomás Rufo ante una plaza que llenó sus escaños en más de tres cuartos de aforo.
Sin duda una temporada de menos a más de un torero que supo transformar las lanzas en cañas en una temporada que consiguió acabar con 29 festejos toreados, 22 de ellos en España, 4 en México y 3 en Francia.