JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
La plaza de toros de Madrid, la más importante del mundo, exige también un nivel de personal del que tiene que dar la talla durante la treintena de tardes de Feria. Como cualquier espectáculo, el fluido desarrollo de todo lo que concierne exteriormente a él es una de las claves para que la buena imagen de éste quede grabada en el espectador. Madrid y su plaza no iba a ser menos, y más de 350 trabajadores están en funcionamiento dos horas antes del comienzo del festejo y hasta una hora más tarde de su finalización. Son la otra cara de la corrida de toros: taquillas, areneros, acomodadores, porteros, mulilleros, clarines y timbales o camareros son sólo algunos de los oficios que el personal de Las Ventas desempeña durante los días de Feria.
Rubén Martínez, jefe de personal en Las Ventas, señala para CULTORO que «la labor por la mañana es controlar el acceso al reconocimiento y apartado de reses y por la tarde organizar todo el personal. Exige mucha presión, pero lo llevamos bien gracias al equipo de inspectores. La dinámica de la Feria es un comienzo lento hasta que vas cogiendo el ritmo y al final decaes, pero estamos ya acostumbrados”.
FOTO: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO