Acogía Valencia la primera corrida de toros dentro de su Feria de Julio con
un cartel de suma importancia para el aficionado levantino. Abría plaza el
veterano Juan Serrano «Finito de Córdoba», le seguía en suerte el
sevillano José Antonio «Morante de la Puebla», rematando la terna el
extremeño Alejandro Talavante ante un encierro de Victoriano del Río que no
buscaba sino recuperar la confianza del aficionado de a pie.
Visón llevaba por nombre el primero, con el hierro de Toros de Cortés, al
que Finito recibió con gusto a la verónica en lances jadeados ppr Valencia. Fue
sobando con el capote Álvaro Oliver al animal para que, cuando llegara a la
muleta de Fino, lo hiciera en perfectas condiciones, a pesar de llevarse lances
plateados en demasía. Tras brindar al público, Juan selló dos tandas de de
rechazos de personalísima ejecución para que, a zurdas, se viniera abajo un
toro que comenzó a mansear. En vano fue el empeño del cordobés en sacarse el
toro, afligido, a los medios, pues se puso imposible en tablas para matar,
llegando a pinchar hasta en cinco ocasiones. Una media terminó con su vida.
Silencio.
Decorado se llamaba el segundo, un toro protestado de salida por la falta
de remate en sus carnes. Dos verónicas encajadas dejó el de La Puebla antes de
que el peto de Cristóbal Cruz se encargara de reventar un toro ya de por sí de
fuerza. En faena, Morante sacó bellos muletazos a diestras en las dos tandas
que le dejó un toro venido a menos a partir de ese momento. Detalles a zurdas
dejó Morante. Mal con la espada. Silencio.
Por verónicas sorpresivas recibió Talavante al burraco tercero, reservón en
los primeros tercios, y al que selló un remate vistoso. Tres varas recibió por
decisión presidencial para que Alejandro, tras los pares ovacionados de
Trujillo, brindara a Valencia un trasteo que inició de rodillas. Prosiguió
parando el tiempo en el centro del anillo al natural, sonsacando bellísimos
momentos a zurdas y dignificando el toreo por derechazos en la siguiente tanda.
Por manoletinas finalizó una faena marcada por la despaciosidad y que, de no
ser por la espada, es de oreja. Ovación.
Soleares se llamaba el cuarto, con el hierro de Toros de Cortés, al que
Finito de Córdoba recibió por verónicas, pero fue devuelto por falta de fuerza
tras las dos varas. Amoscado de nombre, también con el hierro de Toros de
Cortés, era el sobrero al que Juan Serrano no pudo recibir a gusto. En su
faena, destacaron varias tandas de derechazos en las que mostró de nuevo su
esencia y regusto, yendo a menos la faena a zurdas. Se atascó de nuevo con la
espada y el descabello, escuchando tres avisos. Pitos.
Nunca se entregó el animal, embistió sin celo al capote y con genio al
penco donde sobresalieron dos grandes puyazos de Salguero. Lo templó
primorosamente Trujillo con la capa para quitarle la aspereza que llevaba en
sus embestidas. En la muleta el extremeño tiró del animal, el de victoriano
embestía con asperea y cierto genio. Acertó a no dejarse enganchar la muleta,
pese que el animal carecía de ritmo y clase, todo lo hizo Alejandro con suma
pureza y verdad, tragó una barbaridad el extremeño. Pese a no poder ejecutar
una faena compacta si dejó muletazos de una enorme torería y suavidad. Tras una
estocada algo tendida dejó sin puntilla al geniudo sexto.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Valencia. Tercera de la Feria de Julio. Corrida de toros,
rozando los tres cuartos de plaza
Seis toros de Victoriano del
Río.
Juan Serrano
«Finito de Córdoba» (Azul e hilo blanco): Silencio tras dos
avisos y pitos tras tres avisos
José Antonio
«Morante de la Puebla» (Azul pavo y oro: Silencio y bronca
Alejandro Talavante (Gris perla y oro):
Ovación y vuelta al ruedo tras petición y aviso
GALERÍA JAVIER COMOS