Si el
pasado martes la corrida de Celestino Cuadri dejó un amargo sabor de boca a los
subalternos por lo complicado de sus embestidas en el segundo tercio, no quedó
atrás la corrida del mítico hierro extremeño que hoy se lidió en Madrid. Y
destacó un nombre: de nuevo José Chacón supo imponerse a un quinto que pedía
los papeles y al que sopló dos pares de auténtico torero lidiador palitroques
en mano. Madrid los premió con sus palmas sin que el sevillano terminara
recogiendo la ovación.
Antes,
dejó Josele, también de la cuadrilla de Castella, un puyazo a un segundo al que
le tapó la salida, empujando éste con fuerza pero por un sólo pitón. Un gesto
feo hizo el astado en la segunda puya, regateando el jaco de Equigarce por
delante, por los pechos, en un peligroso momento. Poco después, le tiró el
viaje a Isaac Mesa con los palos, arreando en el mismo embroque. Fue un tercio
de banderillas difícil ante un toro que sabía perfectamente lo que se dejaba
atrás. Pero fue en el quinto, y tras las efectivas varas de José Doblado, cuando
Chacón mostró disposición, espontaneidad y torería ante un tranco nada fácil
del albaserrada. Valiente fue José en sus dos encuentros con el cárdeno,
gustándose especialmente tras la salida de la suerte, echando las manos arriba
en gesto de arrebato y saliendo torero del trance. Lidió a ese toro Mesa.
Fue el primero
un toro que salió un punto suelto del peto de Manuel Burgos, justificándose
éste con las varas. Pirri y Juan Carlos Tirado clavaron fáciles ante la lidia
de El Víctor. En el cuarto, Óscar Bernal dejó dos puyas facilísimas dentro de
la complicación que tiene el encaste al que se enfrentaba. Iba muy flojo de
fuerza el toro, embistiendo a media altura y sin meter la cara en el peto con
signos encastados. Muy rápido pareó El Víctor al igual que Juan Carlos Tirado
ante la lidia de Pirri.
En el
tercero, Chicharito picó a un toro al que Escribano recibió en la puerta de
chiqueros de rodillas. Aguantó éste en el peto del picador de dinastía, que
dejó dos puyas rápidas, en buen sitio, a pesar de que el de Adolfo estaba en el
límite de las fuerzas. Lidió al astado Antonio Manuel Punta. José Manuel Quinta
dejó al sexto un buen puyazo en primer lugar mientras el toro apretaba con los
riñones en el caballo. Moderada fue la puya, pero efectiva, pues no quitó la
fuerza necesaria al de Adolfo para que posteriormente respondiera con
humillación a la franela de Escribano. Pareó el propio torero mientras lo
lidiaba Juan José Domínguez.