TEXTO: MARCO A. HIERRO / ILUSTRACIONES: JUAN IRANZO
Tres personalidades marcadas, pero distintas y hasta distantes en ocasiones se dan cita en La Maestranza esta tarde de viernes para despachar la corrida de Jandilla. Es la última bala para Morante de firmar el triunfo rotundo esta Feria de Abril donde ha dejado ambición y sello, pero también para un Roca Rey que se ha quedado a las puertas de la Puerta del Príncipe. Ganas de ver a Pablo Aguado tiene Sevilla, porque quiere ver en él al futuro.
Llega Morante por última vez este mayo de Feria de Abril, tal vez para terminar lo que ha empezado en sus anteriores comparecencias y no ha terminado de redondear. Tal vez para volver a dejar las gotas de su genialidad, que este año ha acompañado de voluntad de triunfo y de intención torera de provocar que pasen cosas. Y esta tarde puede ser la suya, porque le encaja la ganadería de Borja Domecq mucho más de lo que dice la estadística.
Porque es Morante torero de crugir a los toros, de exigirles su toreo de mano baja y entrega suma tengan o no tengan dentro la condición y el fondo, y necesita, por tanto, un tipo de toro que lo tenga. Morante hace el toreo o no lo hace, porque los genios resultan tediosos cuando lo intentan. No le queda bien el mono de trabajo, y él lo sabe. Pero el de Jandilla es un toro con fondo y con mucha transmisión cuando se va para adelante.
Regresa Andrés Roca Rey, también por última vez al Baratillo en esta apuesta de cuatro tardes que ha realizado junto a Morante, Juli y Manzanares. Y lo hace con la espinita clavada de no haber alcanzado es Puerta del Príncipe que ronde desde hace ya un par de temporadas pero no termina de legar. La personalidad del peruano es ambiciosa y, sobre todo, tenaz en pos del más allá, por eso vendrá Andrés a Sevilla con la voluntad de lograrlo.
Mucho más cuando sabe que es el torero que quieren ver los públicos, el del valor increíble y las plantas de hormigón, el que asusta al propio miedo a base de quietud y verticalidad. Está Roca Rey en ese punto en el que se sabe ganador, y todo ello con apenas 20 años. Por eso esta última bala de Abril en la feria sevillana es muy golosa para ofrecer al mundo su puesta de largo en la Real Maestranza.
Buena colocación la que lleva el sevillano Pablo Aguado en la Feria de Abril. La consiguió él mismo con su actuación el pasado año y con las que llegaron después en otras plazas -como Madrid- y en otras épocas. El sello de la escuela sevillana de Aguado es el más acusado de cuantos sevillanos nuevos han tomado la alternativa, y su personalidad es distinta a la de todos los demás. Tiene lo que el público está demandando este año, que es naturalidad para torear, y ese arma puede ser su trampolín.
Ya son cuatro festejos los que lleva toreados en la temporada destinada a ser la de su consagración, y no le ha ido mal en ellos, porque en todos -salvo en Las Ventas- era capaz de triunfar. Destaca el gran triunfo de Morón de la Frontera, acartelado con Jesulín y Cayetano, donde fue capaz de indultar un toro de El Torero. Tiene aquello que los antiguos daban en denominar ‘pellizco’ y nadie sabía definir muy bien, pero todo el mundo sabía percibir. Hoy volverá a ser una de sus armas.
La vacada de Borja Domecq es, desde hace ya varios años, una de las más regulares en alcanzar ese toro que provoque la emoción en los tendidos. Es el de Jandilla -y el de Vegahermoso, de idéntica procedencia en los dos hierros- un toro corpulento pero armónico, bajo de cuz y de manos, musculoso y muy reunido, lo que supone el paradigma de lo que debe ser un toro bravo. En su historial están encierros muy completos, pero sobre todo toros extraordinarios que pueblan la memoria de los aficionados.
Hasta el momento son dos las corridas que Jandilla lleva lidiadas en la actual temporada, ambas anunciadas con los dos hierros de la casa, como la de hoy. Y en las dos, Valencia y Arles, le salió un toro de dos orejas a Sebastián Castella, que tuvo que estar muy a gusto delante de ellos, porque le sonaron dos avisos en cada plaza y aún así desorejó a los animales. Fue Chamaco, en su reaparición de Arles, el que cortó la quinta de las que han ofrecido los de Jandilla este año. Una garantía los de Borja.