EL DETALLE

De pañuelo azul


jueves 21 mayo, 2015

Un gran toro de "Toros de El Torero" de nombre "Lenguadito" levanta una tarde que hasta ese momento discurría por la senda del aburrimiento y la desesperación.

De pañuelo azul

Ser excepcional es destacar por encima de los demás, tener algo distinto,
ser único e irrepetible. Pocas veces aparece, ya que lo excepcional no suele
ser cotidiano, pero hoy se hizo realidad en
 Madrid, un toro demostró en el
ruedo ese milagro al que llamamos
 bravura.

Saltó al ruedo de Las Ventas
«Lenguadito»
, un animal bravo de verdad, de esos que se salen de
los cánones preestablecidos. Cumplió en el caballo con dos varas en las que se
le midió el castigo. En el capote evidenció su humillación y repetición.
Exigente en cites y colocación, pedía toques suaves, porque su condición era la
de ralentizarse y deslizarse en cada muletazo, buscar con el hocico las bambas
de la muleta, empujar con los riñones, entregarse como sólo los bravos saben
hacerlo. Toro a mas durante toda la lidia, de esos que se vienen arriba
pidiendo pelea, por lo que a las
Ventas
 no le quedó otra que rendirse ante tal dechado de bravura y
clase, cuando el jamón es bueno…

Llegaba la corrida de Cuvillo a su quinto capítulo sin que la tarde
remontase, entonces salió por chiqueros un sobrero de la ganadería de Toros del Torero que cambio el rumbo y el sino de la
tarde. Sobrero bajo de agujas, armónico, fino de cabos, estrecho de sienes y
tocadito arriba, muy en tipo de lo de Don
Salvador
 antiguo, llevaba por
nombre «Lenguadito»,
un animal que tenía que embestir sí o sí.

Cuando sale un Toro excepcional al ruedo,
tiene que haber un torero delante que sepa entenderlo y apostar por él, y así
lo hizo Castella, toreó
como nunca lo había hecho en Madrid,
aun recuerdo esos naturales a aquel victoriano hace dos San Isidros, los de esta faena
lo le vinieron a la zaga, fueron templados, largos, cadenciosos, pero es que
por el derecho el animal se quería comer la pañosa con los morros por el suelo
haciendo el avión, !que espectáculo!. Trincherillas
y pases de pecho al ralentí, pero el viento vino a molestar en el peor momento.
Faena seria y torera, muy bien estructurada. Una estocada algo trasera fue el
motivo por el cual no cayó la segunda oreja, premio menor para una faena mayor.

De pañuelo azul era «Lenguadito», se lo
había ganado en el ruedo, su casta, su nobleza, su pelea incansable hasta la
muerte merecían el reconocimiento unánime de las
Ventas
. Tras caer peleando como los bravos no se le reconoció como tal, otra
que se le va a Madrid cuando lo tiene en la mano, nada nuevo
bajo el sol.

Hoy pese a que la corrida de Cuvillo no funcionó, un servidor de ustedes se
fue con una sonrisa de oreja a oreja por como embistió ese toro de Toros de El Torero, el trabajo
a la sombra de una familia ganadera ejemplar volvía a tener sus frutos en Madrid. Gracias por buscar el
toro bravo y con clase, ese que humilla y embiste con los riñones, gracias por
ser fieles a unos ideales en hechuras y comportamiento, gracias por tener el buen
gusto de buscar animales de esa categoría.