LA CRÓNICA DE SAN ISIDRO

Desnudar el toreo


miércoles 1 junio, 2016

Manzanares esculpe una obra para la eternidad en Las Ventas y sale en hombros junto a López Simón con una vriada corrida de Victoriano del Río con la que Castella corrió peor suerte

Manzanares esculpe una obra para la eternidad en Las Ventas y sale en hombros junto a López Simón con una vriada corrida de Victoriano del Río con la que Castella corrió peor suerte

MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

 

Si es cierto aquello que dicen de que se torea
como se es, desnudar el toreo debe ser como desnudar el alma
. Despojar la esencia de las esquirlas de la
realidad debería transportar al que lo logra a una realidad superior, más pura,
más verdad. Desnudar el toreo es
desmaquillar triquiñuelas, aguzar los sentidos para sentir más despacio
,
conectar cada molécula de tu ser a las yemas de los dedos, donde se sienten
candentes los latidos del corazón.

Desnudar el toreo es
lo que consiguió hoy en Madrid un Manzanares
que se reconcilió con aquel sueño que tal vez la vorágine cotidiana había
olvidado en un rincón
. Y tal vez un día equivocase la meta, torciera el
camino o buscase medias mentiras para construir su verdad, pero también aquel
hombre que cegó su camino puso lo suyo para construir al de hoy. El que
descargó en cada natural un latido de su alma se irá desnudo a la cama, por
mucha ropa que vista.

Porque hizo el toreo Josemari para explicar que el
misterio no está tan lejos cuando se deja fluir
. Fluir, supurar, sangrar
cada dibujo suave y ralentizado del fleco por el erial. Acariciar sin maldito
el toque una embestida templada que se va detrás del trapo para correr con
entrega, da las puntas de los pitones para empujar la franela y se reboza en el
final del trazo que muere tras la cadera cual si no hubiera muerte que diera
más eternidad. Jamás soñó Manzanares cuajar así ningún toro. Y por eso desnudó hoy el toreo y el alma
para alimentar el ascua de Madrid. Sin fotos preconcebidas.

Cuando te vuelan los
brazos para que vuele el capote y esperas cada arrancada hasta que precisa el
enganche; cuando te sientes glorioso sólo de lanzar la capa a un palmo del
corazón; cuando la vida renace en tus muñecas dormidas y recuerdas que era esto
lo que te enseñaron de chico, te abandonas a ese mundo, construido al natural.
Y le entierras bajo la pala la mano en chicuelina trazada, de todo menos vulgar
y adocenada como se ven hoy por hoy. Y le inicias los doblones con hormigas en
las manos, y se hace presente el Maestro
en dos trincherazos de cielo, y se te enjuagan los ojos de tanto manar y manar
.
Cuando te transmutas en aire para embarcar con un toque y te enroscas la
arrancada bien ceñida a la talega en uno de pecho enorme que se vuelve
circular, se destrozan las gargantas que un día te gritaron fuerte, y haces
tuyas las miradas que dejaron de mirar. 10.000 bostezos pagaría cualquiera que
estuvo en la plaza si le dijeran que luego volvería a ver torear. A ver
desnudar el toreo. Como lo sintió hoy.

Como sintió en la barriga el mariposeo eterno
de un eterno natural. Hundido, abandonado, con los pies enraizando figura y la
figura empacada en la sublime expresión:
el mentón metido al pecho, suelta la mano de torear, desmayada la
contraria, metida la cadera al toro y a cimbrear la cintura al servicio de
torear. Hasta el rabo le pidió Madrid, que entendió que es esto el toreo.

A Simón lo vio Madrid menos desnudo de todo y
más necesitado de amor
. Tal
vez lo sintió perdido cuando se dejó de desnudar, cuando cambió el verbo sentir
por otro que le contaron que era más fácil de manejar. Y volvió Alberto al
redil a desnudarse de artificios. Media faena del tercero se le fue entre las
dudas, que no fueron hacia el toro, sino a si desnudarse o no. Y sólo en la
tanda final, al abrigo de las tablas, le crujió Alberto el lomo al bicho a base
de torear. De desnudar el toreo. Porque fue la avispa tercera toro de movilidad
sin clase, pero toro de triunfo en Madrid, y el suyo lo estimaron muy justo. Al
contrario sucedió en el sexto, donde desnudó Simón su alma pisando la vía del
tren, buscando el sitio que pisan los dioses que son terrenales. Con la misma
parsimonia anda Alberto por la plaza, buscando tener de espejo al que mejor
desnuda el corazón. Sin trampa se jugó la vida para buscar muletazos, y hubiera
sido de oreja de no entender el tendido excesivas las otras dos.

Excesivamente frío estuvo Madrid con Castella,
que no desnuda el toreo porque no ha habido viento mejor
. Busca hablar de su libro el galo, porque
renta en resultados, pero teme buscar fronteras lejos de donde ya llegó. Por
eso se le fueron muertos los naturales al gris; po eso se le fueron vivos los
muletazos de hoy. Ni con unos ni con otros le llega al alma a la grada, pese a
que esconde Castella un fondo mucho mayor. Pero no se hará carne su sueño
mientras no se libere, desnudo, de lastres y de pudor.

Como hizo Josemari, aún no sabe muy bien por
qué. Que no es dado a contar secretos con miles de bocas para no entende
r. Pero desnudó hoy el toreo para decir cómo se
hace cambiando el luto por recuerdo, por actitud y por intención. A los mismos
parroquianos que ya no esperaban nada de él, les dijo Josemari que la
revolución empieza hoy. Porque el toreo
es esto, ni más ni menos; y el que sepa más, que arree.

 

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza
de toros de Las Ventas, Madrid. Feria de San Isidro, vigesimosexta de abono.
Corrida de toros. No hay billetes.

Cuatro
toros de Victoriano del Río y dos de
Toros de Cortés
(segundo y sexto), bien presentados. Noble y repetidor sin
clase ni emoción el primero; pasador sin entrega el desclasado segundo; emotivo
y con movilidad sin clase el tercero; de calidad y entrega a menos el cuarto;
de gran clase, bravura y duración el extraordinario quinto; costoso y remiso el
exigente sexto.

Sebastián Castella (tabaco y oro): Silencio tras
aviso y ovación tras aviso.

José María Manzanares (sangre de toro y oro):Silencio y dos orejas.

López Simón (marino y oro): dos orejas y ovación.