TEXTO: JAVIER FERNÁNDEZ CABALLERO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
Una corrida de otro siglo. Una mansada con poder, con chinchetas en las entrañas, con los Dolores de su creadora implícitos en sus riñones, aquellos que fueron carne de peto. Y lo cierto es que nadie comió pipas en la corrida, pero es para entender que ni uno de los que arriba miraba la función hubiese querido ponerse bajo el pellejo de los que se estaban jugando el bofe en este ruedo.
Madrid 27-5-2018 from Cultoro TV on Vimeo.
Y se fue desengañado Madrid conforme avanzaba la función de lo que aquellas divisas llevaban consigo, porque de la ovación a la movilidad mansa y peligrosa de los primeros en el arrastre a los pitos desencantados de la segunda parte del festejo pasó el cambio de concepción de una plaza que cambia al son que su exigencia analiza las circunstancias. Y hoy se dejó llevar por la inercia de la movilidad hasta el ecuador del festejo… y supo meditar la segunda mitad.
Los tiene y muy gordos Gómez de Pilar, el hombre al que esta empresa sacó del olvido para que la Fiesta volviese a enterarse de quién era en la plaza. Y por dos veces fue a visitar al diablo que en forma de dos guadañas salió por aquel chiquero. Y se los pegó con pulcritud al tercero de la corrida, un animal con peligro sordo al que le pegó lo imposible. Y Madrid premió con una ovación la disposición del joven. No esperaba Noé encontrarse con lo que hoy le salió por el portón de los sustos, pero se adueñó perfectamente de una situación que en otras manos podría haberse tornado en tragedia. Y a base de corazón y de la técnica que su bagaje le ha enseñado en triunfos y cornadas, se los pegó hasta que caló de nuevo en la que ya es su plaza.
Tiene Rubén Pinar técnica para resolver con lo que le echen porque tiene el don de arrebatarse cuando las dan putas. Un torero se las bate con los rizos a la par que su capacidad le lleva a triunfar en casa con las figuras. Y hoy Madrid vivió la cara poderosa de un torero que le sopló un cambio de mano al abreplaza cuando nadie vio más que fantasmas con aquel animal. Porque lo que no tuvo el imposible cuarto sí que le sacó a otro complicadísimo primero. Y una oreja se fue con los malditos pinchazos antes de la sincera y emotiva ovación de la plaza. Sabe el torero que este único paseíllo en esta feria era poco ingrediente que sí que tuvo condimento de hambre. Porque dejó su nombre bien alto el manchego.
Con la conciencia tranquila puede volverse a Jaén José Carlos Venegas, el hombre al que un septiembre descubrió esta plaza, al que un San Isidro casi quita de enmedio ante aquella barrabasada de Saltillo y al que hoy premió con una ovación a la dignidad. Porque ni su concepto pudo mostrar el jiennense ante un lote de hule.
Una tarde de Dolores en las entrañas, de descubrir la capacidad, el pundonor y la valentía de tres toreros que se la jugaron de verdad sólo por defender su nombre en el primer escenario tauromaco del orbe.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. 20ª de la feria de San Isidro. Corrida de toros.
Entrada: Tres cuartos de plaza
Seis toros de Dolores Aguirre. Con peligro sordo el encastado primero. Con emotividad a menos y cornada en peligrosísima la del segundo, que hacía extraños con la vista. A menos el manso y peligroso tercero. Imposibles cuarto y quinto. Manso de libro el sexto.
Rubén Pinar; Ovación y Silencio.
José Carlos Venegas; Silencio y Ovación.
Gómez del Pilar; Ovación y Silencio.