Echarle inteligencia a una corrida desigual fue lo que
hicieron esta tarde los hombres de plata en Madrid. Desde un primero genial en
el lote de Sergio Galán hasta un quinto desclasado, desagradecido en el tranco
y que pedía los papeles de la cuadra del jinete conquense. Desde un abreplaza
soso hasta un cuarto mansurrón al que tuvieron que lidiar los de plata del
portugués Rui Fernandes. Y la cuadrilla de Manzanares debió sobreponerse a las
circunstancias que hicieron que el caballero alicantino perdiera pie y cayera a
la arena madrileña. Todo un caos solventado por su cuadrilla.
Joao Manuel Da Silva y Joao Paulo Ramalho debieron lidiar a
primero y cuarto respectivamente, dos toros desiguales: el abreplaza fue un
soso al que, a pesar de los pitos de los tendidos, debieron cuidar muy mucho
por la floja pero entregada embestida. Con el cuarto, los portugueses debieron
sacar pecho por su mansísima condición, haciendo gala de su capacidad lidiadora
especialmente de Ramalho en el centro del anillo.
Sergio Galán a punto estuvo de cruzar el umbral de la gloria
por séptima vez en su carrera. Un descabello impidió al de Tarancón alzarse a
los altares de Alcalá en el número de la perfección, algo en lo que Valentín
Ruiz y Alberto Hernández destacaron.
Por su parte, la mirada efectiva de Luis Carlos Castellanos
fue la que hizo que la voltereta de Manzanares en el tercero no escapara a
mayores cuando el rejoneador alicantino quedó a merced del toro en la misma
raya del tercio. El subalterno manchego se sobrepuso para evitar una cornada
casi segura. Junto a Joao Luis Banha y Pedro Benito debieron ayudar a la lidia
de un sexto en el que Manzanares permanecía aún mermado en facultades físicas
por lo aparatoso del percance anterior.