LA CRÓNICA DE SAN ISIDRO

En busca de la felicidad


sábado 7 mayo, 2016

Cartagena sale a hombros, Ventura deja una tarde para el recuerdo y Manzanares no pasa de ser silenciado con ante buena corrida de Moura

Cartagena sale a hombros, Ventura deja una tarde para el recuerdo y Manzanares no pasa de ser silenciado con ante buena corrida de Moura

PABLO LÓPEZ RIOBOO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO 

Las Ventas vivía la primera de rejones con un cartel de importancia. El frío y la amenaza de lluvia dejaron en casa a parte del público que, a buen seguro, habría acudido a un espectáculo que nunca defrauda.
 
En busca de la felicidad, esa que se veía en la cara de un Cartagena que volvió a reivindicarse. Se ganó esa felicidad con un rejoneo fiel a su estilo, ese que ya es de sobra conocido. Buscó la felicidad un Ventura que, pese a irse a pie, tiene que estar orgulloso de su paso por Madrid. Buscó la felicidad con dos faenas macizas; en una ocasión el rejón de muerte y en otra la injusticia presidencial no dejaron que disfrutara de otra puerta grande ganada a ley.
 
No defraudó Cartagena, templado cuando lo requería la tarde y más bullicioso cuando la tarde se lo pidió. Cortó dos orejas, la segunda algo justa para el rasero venteño. Templó de salida Cartagena a un noble ejemplar de Moura al que le dejó
dos rejones de castigo a lomos de Cuco. A lomos de Sol y Sombra realizó
un comienzo de faena vibrante ante un animal con galope y franqueza.
Toreo a dos pistas que conectaron al instante con el repetable. Con el
toro a menos colocó a lomos de Pantera dos banderillas de desigual
ejecución pero de gran entrega. Cerró faena a lomos de Pintas utilizando
las cortas. Faena de más a menos la realizada por el jinete alicantino.
Tras pinchazo y rejón algo caido fue silenciado en una faena pulcra y
templada.
 
A lomos de Mediterraneo se lució de salida Cartagena en un comiendo de
gran templanza y suavidad. Con Iluso confeccionó una faena pulcra, todo
con suma despaciosidad, pero a la que faltó mayor vibración y
rotundidad, pese a tener pasajes reseñables. La faena tomó vuelo a lomos
de Cupido, máxima entrega, banderillas de buena ejecución, ante un
animal venido a menos. Tuvo eco en el público venteño el final de su
actuación. Con Humano volvió a poner a las Ventas de su parte, tuvo
importancia una gran banderilla de poder a poder dentro de un final
espectacular por su toreo ortodoxo. Eso unido al rejón de muerte
pusieron en su mano las dos orejas.
 
Ventura volvió a sufrir en sus carnes la injusticia presidencial. En el primero, tras una labor sólida y de gran verdad, perdió la oreja por el rejón de muerte, pero en el quinto, tras una faena sencillamente sublime, un presidente algo quisquilloso se agarró a un pinchazo como clavo ardiendo para negar la segunda oreja al torero cigarrero. Por segundo año consecutivo la polémica sobrevolaba Madrid, ni Ventura ni el público se merecieron que el presidente decidiera guardarse el pañuelo que abría la puerta grande, ese que minutos antes soltó sin miramientos. 
Salió a darlo todo Ventura en el segundo de la tarde. Dejó un rejón
caido a lomos de Lambrusco tras un templado y suave recibo en el que
cosió al animal a la cola del equino. Formó un lío a lomos de Nazarí,
templó de costado, banderillas de poder a poder, todo con suma pureza y
verdad, ante otro toro con galope y franqueza, la plaza se entregó al
torero de la Puebla. Valor y quietud marcaron la actuación de Ritz, se
dejó llegar al animal una enormidad en banderillas de poder a poder de
suma exposición, se la jugó en cada banderilla. Puso la guinda a la
faena con Remate utilizando las cortas. Se esfumó el triunfo tras marrar
con el rejón de muerte. Ovacionado en el arrastre al igual que su
anterior hermano el buen toro de Moura. Silenciado Ventura.
 
En el quinto volvió a formar un autentico lío Ventura, a lomos de Sueño
relizó una faena torera, de gran exposición y verdad. Toreo a dos pistas
muy pegado a tablas ante un animal que esperaba en cada cite. Clavó dos
banderillas sensacionales en el mismo platillo dándole todas las
ventajas al de Moura. Soño el toreo Ventura, las Ventas era un
manicomio. Citó al toro, este se arrancó y andándole hacia atrás con el
toro arrancado quebró en la cara colocando una majestuosa banderilla, la
cual volvió a repetir en una segunda ocasión. Las cortas con Remate -en
una perra gorda- volvieron a calentar a un público quense había
olvidado del frío. Tras un pinchazo y un rejón arriba cortó la oreja en
una labor magistral. Faena sin duda de dos orejas, pedidas unánimente
por las Ventas, pero a la que el presidente no hizo caso -se escudó en
un pinchazo previo. Dos vueltas dio Ventura por aclamación popular, una
de ellas con Sueño, artífice de una obra que todos vieron y valoraron
menos el del palco. Las Ventas rendida ante la faena al quinto.
 
Manzanares pechó con el peor lote. Aun así, se le vio dubitativo, con ganas pero un punto por debajo de sus compañeros. Tiempo habrá de ponerse a su altura. Consiguió sobreponerse Manzanares a la mansa embestida del tercero.
Faena de menos a más en la que expuso a lomos de Príncipe. Arriesgó el
alicantino ante un animal que embestía a oleadas. Cerró su faena a lomos
de Farruco en una labor voluntariosa, a la que le faltó mayor
rotundidad. Tras un rejón trasero fue silenciado.
 
Volvió a tener ante sí Manzanares un toro rajado y de poco celo, con el
que estuvo tesonero y voluntarioso Manzanares. Faena de menos a más,
dentro de una faena a la que le faltó mayor rotundidad. Intentó hacer
las cosas bien, pero no siempre le salieron, la entrega nadie se la va a
negar. Faena intermitente ante el mansurrón sexto. El final de faena a
lomos de Chavela conectó algo más con los tendidos, dentro de una faena
con picos de sierra. Tras la muerte del sexto fue silenciado.

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Feria de San Isidro, segunda de abono. Festejo de rejones. Casi lleno en los tendidos.

Toros de María Guiomar Cortés de Moura, bien presentados y reglamentariamente despuntados para rejones.

Andy Cartagena: silencio y dos orejas.

Diego Ventura: silencio y oreja con dos vueltas al ruedo.

Manuel Manzanares: silencio y silencio.